Ha fallecido a los 74 años de edad Juan Castaño, jinete y decano de la equitación cordobesa, que ha estado montando hasta hace tres semanas. Castaño ha sido uno de los jinetes más respetados en las últimas décadas en el mundo del caballo en Córdoba y en Andalucía.

Juan Castaño nació en Córdoba y pasó toda su infancia en el barrio de Cañero y en El Higuerón. Desde los cuatro años comenzó su intensa relación con el mundo del caballo, ayudando a su padre, tratante de caballos, a bajar los ejemplares de la Sierra de Córdoba, de Pozoblanco y Villanueva de Córdoba. Participó en todas las ferias de ganado, tanto en mayo como en septiembre.

Tenía una vaquería en El Higuerón, y su capacidad de trabajo y su amor a los caballos le impulsaba tras las labores con las vacas a domar a los ejemplares que le traían. Gran conocedor de estos animales, para él eran buenos todos los caballos, ya que decía "que el caballo que poseía era el que le tenía que servir".

Una oportunidad para todos los caballos

Una oportunidad para todos los caballosLe gustaban los caballos complicados, los desechados por indomables, en el convencimiento de que a todos los animales había que darles una oportunidad y garantizarles "la comida en el pesebre". Este ideal para que todos los ejemplares recibieran la doma adecuada y los conocimientos de equitación que tenía le hicieron gozar del respeto de los principales jinetes de Andalucía, que acudían a su casa a pedirle consejo.

Juan Castaño era un hombre de pocas palabras, pero de una educación exquisita, que atendía a todo el que se dirigía a él para ayudar a un caballo a mejorar o participar en exhibiciones ecuestres. De pequeña estatura, su gran figura en el caballo destacaba por la manera de encajar en la silla, la seguridad con la que llevaba al animal y la elegancia en la monta. Su figura destacó en las romerías de Santo Domingo, a las que acudió durante décadas sin dejar ningún año de participar, así como en el Real de la Feria de Córdoba, donde participó en 63 ediciones, dando lección de saber vestir, atalajar un caballo y montar en un paseo, tanto a la vaquera como en alta escuela.

Castaño estaba casado con Begoña y tenía tres hijos y seis nietos. Su hijo mediano, Rafael, también se dedica a la equitación, junto a su esposa, Inmaculada Estévez.

Su pequeña figura en el caballo ha dejado un gran legado a varias generaciones de jinetes. Descanse en Paz.