Los representantes de los colectivos ciudadanos quieren que se espere hasta que se aclaren las competencias y funciones de las juntas municipales de distrito y se refuercen los consejos de distrito ciudadanos antes de elegir nuevos representantes, mientras que el Ayuntamiento ya ha enviado las cartas solicitando que se nombren a los delegados que irán a las juntas municipales por parte de los ciudadanos, ya que "ha durado mucho" el periodo de reflexión que se ha tenido tras las pasadas elecciones, consideraba ayer la concejala de Participación Ciudadana, Hacienda, Salud y Vivienda, Alba Doblas.

Este es el panorama con el que comienza el periodo más intenso cada cuatro años en el asociacionismo cordobés: la renovación de los consejos de distrito (los foros de vecinos y demás colectivos considerados territorialmente), las juntas municipales de distrito (auténticas minialcaldías , según se planteó en un principio) y el Consejo del Movimientos Ciudadano (CMC), el máximo órgano de participación ciudadana reconocido por el Ayuntamiento. Pero vayamos por partes y dejemos las cosas claras para saber de qué hablamos y de qué se hablará (y mucho) los próximos meses.

En el principio fue el Reglamento

Por un lado, los consejos de distrito y el CMC son frutos de un reglamento municipal aprobado en 1986, que tuvo como precedente otro anterior de 1983. La normativa fue (y aún lo es en muchos aspectos) pionera en España y puso a Córdoba muy por delante del resto de las ciudades en materia de participación. Con leves modificaciones (en 1988 y 1991, donde se dio cabida a los consejos sectoriales) este documento aún está vigente y hay muchas voces que quieren actualizarlo ante los nuevos tiempos de redes sociales que ya han cambiado todo el concepto de "participación". Eso sí, otras opiniones dentro del movimiento ciudadano consideran que no hay prisa para modificar el documento ya que bastante trabajo hay con otras cosas en materia de participación, aún no se ha sacado partido a todo su potencial del reglamento y, en todo caso, la norma es suficientemente abierta como para reinterpretarse en estos tiempos.

En la práctica se está imponiendo esta última corriente. Así, y mientras se decide si se cambia o no el reglamento, el reglamento sigue determinando qué es y para qué sirven los órganos de participación ciudadana.

Consejos de distrito, instrucciones de 'uso'

El consejo de distrito es un órgano donde están representados los colectivos de varios barrios de una zona de la ciudad. Hay 14 en total: 8 en el centro (Centro, Levante, Noroeste, Norte, Poniente Norte, Poniente Sur, Sur y Sureste) y 6 de barriadas periféricas (Alcolea, Cerro Muriano, Santa Cruz, Trassierra, El Higuerón y Villarrubia).

Son órganos de debate, información (en los dos sentidos: de las asociaciones hacia el Ayuntamiento y viceversa) y de toma de decisiones de colectivos de los barrios, entidades tan consolidadas que incluso los ciudadanos han interiorizado los distritos como la partición natural en la que se divide el municipio. Por ejemplo, muchos proyectos, no solo municipales, se plantean según estas divisiones (arbitrarias al fin y al cabo) creadas en 1986 y hasta otras administraciones les otorgan representatividad y los escuchan.

Cada consejo está formado por "uno o dos representantes de cada asociación vecinal hasta completar el 50% de los componentes del consejo", dice el reglamento, además de un representante de todas las asociaciones de padres y madres de alumnos de los barrios del distrito, otro por parte de los clubes deportivos, y así sucesivamente con asociaciones culturales, de autoayuda, peñas, solidaridad, juveniles, tercera edad, comerciantes, ecologistas e inmigrantes.

El CMC, con y sin instrucciones

Otro órgano que emana del reglamento de 1986 es el Consejo del Movimiento Ciudadano (CMC), el máximo órgano de participación ciudadana reconocido por el Ayuntamiento con numerosas atribuciones. Incluso el Ayuntamiento está obligado a consultarle en relevantes cuestiones, como los presupuestos municipales o las nuevas ordenanzas. Está compuesto por un representante de cada consejo de distrito (14 en total), 5 de la Federación de Asociaciones Vecinales Al--Zahara, uno por cada una de las federaciones de Ampas, deportivas, peñas y culturales; así como un representante de la Asamblea Ciudadana (órgano casi en desuso que también fija el reglamento) y por cada uno de los consejos de Servicios Sociales, Inmigración, Consumo, Juventud, Mujer, Mayores, Medio Ambiente, Cooperación y Comercio. 33 miembros en total, por lo que se organiza en determinadas comisiones.

Y juntas, instrucciones de 'desuso'

Capítulo aparte, la llamada Ley de Grandes Ciudades, que entró en vigor el 1 de enero del 2004, constituyó las juntas municipales de distrito, que se concebían como auténticos miniayuntamientos e incluso podrían manejar hasta el 10% del presupuesto municipal, lo que equivaldría este año a la nada despreciable suma de 29 millones de euros.

Sin embargo, tan ambiciosos órganos municipales comenzaron su gestión solamente asumiendo la de sus respectivos centros cívicos. De hecho, las juntas municipales en las que se divide la ciudad (10 en total) no coinciden totalmente con los territorios de los consejos de distrito (hay 14) porque sigue más bien la distribución de la red de centros cívicos de hace una década, algo para hacer el lío aún más memorable. Y componer este órgano tampoco es fácil, ya que consta de un concejal-presidente (lo nombra el gobierno local), seis representantes del consejo de distrito (cuando hay dos consejos en el territorio o la junta coincide con un consejo pero abarca también una pequeña parte de otro, el lío es considerable), un representante de cada grupo municipal (que en esta corporación no son cuatro, sino seis y pierde peso la representación ciudadana) y el director del centro como secretario.

Otro problema es que, con el tiempo, las funciones de las juntas son incluso menores que las que tenían los antiguos consejos de centros cívicos, a los que sustituyó, una disfunción que, precisamente, la federación Al--Zahara ha propuesto debatir a fondo en unas jornadas específicas en noviembre, dentro de la Semana Vecinal.