Envasadores e industriales han vuelto a insistir en las carencias que presenta el panel de catadores para analizar la calidad de los aceite de oliva y establecer las distintas categorías. Las asociaciones Anierac y Asoliva consideran que este método, basado en el análisis organoléptico y que es asumido por el Consejo Oleícola Internacional (COI), es «subjetivo» y está sujeto al error humano. «Se han encontrado numerosos casos en los que una misma muestra ofrece clasificaciones muy diferentes según el panel de cata que lo valore», afirman estas dos organizaciones.

Para defender estos argumentos encargaron un estudio en el año 2013 a la empresa PriceWaterHouseCoopers, donde se demostró la variabilidad de resultados en los mismos aceites analizados. En el trabajo se cataron 500 muestras de aceites de oliva vírgenes comestibles y se enviaron a los 15 paneles oficiales reconocidos por el Comité Oleícola Internacional (COI) y por el Ministerio de Agricultura. Según indican, el 27,3% de los aceites que componían la muestra, los paneles oficiales dieron valores distintos. Además, según explican, en el 11% de los casos se producía un cambio de opinión al enviar la misma muestra de aceite en dos momentos diferentes de tiempo al mismo Panel Oficial, por lo que existen dos calificaciones distintas para el mismo aceite enviado. Anierac y Asoliva advierten de que la discrepancia entre las calidades que se indican en la etiqueta y el resultado que puede aparecer en una panel de catas es motivo de sanción. Ante esto, consideran que los industriales se encuentran con un problema importante de «inseguridad jurídica y de subjetividad» debido a este método de clasificar los aceites, al momento que se analiza la muestra y las condiciones en las que se ha conservado el envase. «El aceite de oliva es un producto que puede perder algunas cualidades con el paso del tiempo y para el que es muy importante tener en cuenta las condiciones de conservación adecuadas a las que se ve sometido», precisan. Esta variabilidad de resultados ha provocado, tanto en España como en otros países (EEUU, China, Brasil o Italia), que tras unas catas realizadas a botellas compradas en supermercados, se haya acusado de «fraude» al sector del aceite.