El alcalde de Córdoba, José María Bellido, habla de los cien primeros días de un gobierno que PP y Cs sellaron el 13 de junio y que, asegura, llega a este primer hito del mandato sin rasguños y con la certeza de que «el cambio está empezado a notarse en la ciudad».

-Toca hacer balance de los cien primeros días. Dispare.

-El balance es muy positivo. Había una situación, --que yo conocía pero ha superado las expectativas--, de desorganización municipal y descapitalización de los servicios públicos, a la que poco a poco le vamos dando la vuelta. Dos ejemplos muy claros: la Gerencia de Urbanismo, con la gestión de las licencias pendientes, y la apertura del Ayuntamiento. Llegué a la Alcaldía prometiendo apertura y diciendo que todo el mundo tenía que formar parte de este proyecto y en este tiempo ha pasado por el Ayuntamiento todo el que ha querido. El cambio está empezando a notarse de forma clara en la ciudad y en la mentalidad de los cordobeses. Sigo viendo a día de hoy, como después de las elecciones, un ambiente de ilusión en la calle.

-Nieto le aconsejó que disfrutara de los primeros días, porque la luna de miel se acaba. ¿Por dónde cree que le van a venir los problemas en el matrimonio?

-Los problemas siempre están ahí, pero me he propuesto un objetivo, que he transmitido a mis concejales: disfrutar. Estamos en esto porque queremos y tenemos vocación de servicio público y vocación política, y hemos tenido la suerte de que los cordobeses confíen en nosotros. Hay responsabilidad, trabajo y una empresa titánica por delante, pero tenemos que hacerla siempre sabiendo que somos unos privilegiados. Los problemas no nos van a quitar ni un ápice de ilusión.

-Gobiernan en coalición por primera vez en Córdoba, adjetive la relación con sus socios.

-Leal y honesta. Leal porque hasta ahora en la relación de gobierno, coordinada entre Isabel Albás y yo, estamos velando por los intereses de la ciudad y no ha habido ningún asunto en el que hayamos tenido una discrepancia ni enfrentamiento digno de reseñar. Y honesta, porque decimos las cosas a la cara y como son. Estoy muy contento de cómo se está desarrollando hasta ahora.

-Se ha dicho que Cs se ha quedado con áreas sin demasiado contenido, descafeinadas, imagino que no comparte la crítica, ¿no?

-En el acuerdo de gobierno se respetó la proporcionalidad de los votos de PP y Cs, y después hicimos algo que está funcionando bien: seguir la troncalidad del pacto de gobierno de la Junta. Francamente esto de la importancia o no de las áreas no lo veo. Pongo un ejemplo, el de la climatización de los colegios, un tema de vital importancia, en el que compartimos responsabilidades: Cs, con Educación, y el PP, porque las ayudas vienen de la Agencia Andaluza de la Energía (Hacienda). Este esquema nos permite que las relaciones que mantenemos con la Junta funcionen de la mejor manera posible, porque más allá de la lealtad entre administraciones a nadie se le escapa la importancia de las relaciones personales.

-Ya que habla de la Junta, ¿en qué se ha notado que PP y Cs gobiernan en Andalucía?

-Estamos empezando a desatascar asuntos que arrastraban históricamente: se ha retomado la posibilidad de que se construya el anillo completo de la Ronda Norte, desechada desde que Rosa Aguilar era consejera; hemos logrado una prórroga para la climatización de los colegios; y en materia de vivienda se va a trabajar con la Junta en el plan Vive en Andalucía 2020-30. Se nota sobre todo en que Córdoba ha dejado de ser la cenicienta y tiene un peso que se va a traducir en inversiones y proyectos para la ciudad.

-¿Cuántas licencias había pendientes en Urbanismo?

-El otro día precisamente repasé mi discurso de Los desayunos de CÓRDOBA, que fue donde hablé por primera vez del plan de choque y dije exactamente que «había 3.000 expedientes pendientes de resolver en el servicio de licencias». Licencias es una forma de hablar, en cualquier caso, creo que lo importante no es el debate de las cifras, porque 3.000 o 1.000 son una barbaridad. Lo importante es que hay un atasco que hay que resolver. Es ridículo querer restarle importancia al atasco, por ejemplo, de las 1.900 declaraciones responsables que hay pendientes. Más allá de los debates, que lo único que quieren es tapar la vergüenzas del gobierno anterior, nos estamos dedicando a resolver y a bajar el tiempo medio de concesión de licencias. Estamos obligados a rebajar el tapón, porque si no la gente no va a invertir en Córdoba.

-Dígame un proyecto heredado que esté dispuesto a continuar.

-Flora, que fue un acierto del anterior equipo de gobierno.

-En estos días ha habido luces y sombras, sobre todo las de Endesa. ¿Debe abanderar el Ayuntamiento las reclamaciones?

-Esas sombras no son nuevas, pero es un problema de una empresa privada que afecta a muchos vecinos, por lo que el Ayuntamiento tiene que estar con ellos. Desde primera hora hemos estado ahí: David Dorado, Laura Ruiz y yo mismo. Ahora se ha solicitado un informe jurídico para ver si desde el Ayuntamiento podemos ayudar más allá de las reclamaciones individuales.

-Dicen haberse encontrado con varias sorpresas al llegar al Ayuntamiento, por curiosidad, ¿alguna agradable?

-La verdad es que no. Hace 8 años el gran reto del Ayuntamiento era la economía. Ahora la situación económica es buena, hay mucho dinero en la caja pero se debe a una organización municipal devastada en los últimos 4 años. Por eso, pese a tener dinero es un suplicio pagar a tiempo las facturas. Los servicios están sobrepasados y tenemos que engrasar esa máquina. El gran reto de Córdoba ahora es la estrategia, son los proyectos de ciudad, y tener capacidad para poder desarrollarlos. No podemos perder cuatro años más por falta de proyectos y desidia en la gestión. Si no, las ciudades de nuestro entorno nos seguirán comiendo terreno.

-¿Hubo una persona en el Imgema que se hizo pasar por gerente? Y si la hubo, ¿por qué nadie ha asumido responsabilidades?

-Asumo los errores que hayan podido tener las personas de mi gobierno, pero esto no tiene importancia. Para que todo el mundo lo entienda, todos los puestos de gerentes en la administración local, salvo en el caso del Imtur y el Imgema, son nombrados por la junta de gobierno local. En el 2017 se modificaron los estatutos del Imgema para incluir un requisito de publicidad en la elección de gerente. Eso no es una oposición, simplemente que la elección no puede ser directa. Eso se desconocía por parte de los responsables y hay una persona con la que se habló para que asumiera la gerencia y que empezó a asistir al Imgema a la espera de su nombramiento. La sorpresa fue cuando nos enteramos de que debía haber un concurso, que está siendo ahora, lo garantizo, limpio y transparente. Entonces esa persona recibió la orden directa de Laura Ruiz de que dejara de ir. A esto se le ha querido dar una importancia que no tiene. Fue un error, que no ha ido más allá.

- Tras la marcha de Moreno Calderón. ¿Era Blanca Torrent el perfil más adecuado para estar al frente de Cultura?

-La marcha de Juan Miguel ha sido un palo en lo personal, más allá de su cualificación profesional e intelectual, y de que es un perfil insustituible. Igual que el de Blanca Torrent, en materia empresarial. Pero tuve claro que no podía ser tan egoísta de anteponer mi interés político por encima de la mala situación que estaba pasando mi compañero, y que, como la cultura en Córdoba es una de las delegaciones más importantes, solo podía asumirla la número 2 de mi partido.

-¿Cree que es exportable el modelo de éxito de la Magna a eventos con otros colectivos?

-Sí, por qué no. Está siendo algo de muchísimo interés, no sólo desde el punto de vista religioso, sino cultural y turístico.

-La Plataforma de la Mezquita critica «la invasión» del templo y duda del impacto turístico.

-Pues que den un paseo por la Mezquita y saquen sus propias conclusiones. Nosotros vamos a hacer un estudio del impacto que ha tenido la Magna. Hay que valorar el patrimonio que tenemos, el interés que despierta y la capacidad de Córdoba de organizar este tipo de eventos, que no era fácil y salió con nota. Más allá de la ideología o creencia de cada uno, tenemos que felicitarnos y valorar de forma objetiva la magnitud del evento.

-¿Es Vox un socio preferente o el partido más firme haciéndoles oposición?

-Vox es una fuerza política cuyos votantes son los que tienen más en común con PP y Cs. Está haciendo su labor de oposición, pero a la hora, por ejemplo, de negociar las ordenanzas fiscales es normal que recurramos a ellos porque el resto de partidos está en contra de bajar impuestos. Vox lo que pide es más rebaja, pero compartimos el fondo. Confío en cerrar acuerdos con ellos.

-Venimos de un pleno en el que Vox se ha quedado solo en tres mociones sobre la igualdad. El jueves mismo estuvo usted presente en el enfrentamiento entre Ortega Smith y Martínez-Almeida en el Ayuntamiento de Madrid. ¿Se sintió incómodo?

-Yo tengo claro nuestros principios y nuestro programa. Cada partido es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras, y cada uno se retrata. Nosotros, insisto, no tenemos ningún acuerdo ni de gobierno ni de investidura con Vox. Eso nos permite a todos tener absoluta libertad de posicionamiento en el Pleno.

-Pero con la violencia machista no tiene ninguna duda, ¿no?

--Tengo muy clara la firmeza en la lucha contra la violencia de género y nuestra posición va a ser la misma. A mí no me incomoda porque voy a seguir defendiendo lo que he defendido toda mi vida.

-Anunciaron una importante rebaja fiscal que algunos consideran insuficiente. ¿No había más margen o se pasaron de frenada en la campaña?

--La propuesta que hemos hecho es la bajada fiscal más importante que se ha hecho en la historia democrática de Córdoba. No hay una rebaja fiscal que iguale o se acerque a la nuestra. Estamos bajando considerablemente las licencias y el ICIO; estamos eximiendo de plusvalías a las herencias; y estamos bajando el IBI rústico y el de vehículos. Al final empiezas a sumar y son muchos millones de euros. Lo que pasa es que hay impactos que están pendientes de ver, sobre todo el de plusvalías. Puede haber diferencias en la valoración de la bajada, no en la propuesta, que ya digo que va a ser histórica. Y vamos a seguir haciéndolo.

-El Ayuntamiento tiene 200 plazas de empleo público pendiente, y delegaciones como Policía Local y Bomberos, tiritando de plantilla. ¿Qué harán para solucionarlo?

-Todo lo que esté en nuestro mano. Tenemos el inconveniente de que la falta de personal afecta también a la propia Delegación de Recursos Humanos, pero quiero transmitir el mensaje de que queremos mejorar la plantilla municipal con el compromiso de mejorar el servicio público. Nos vamos a dejar el alma.

-¿Se compromete a acabar el centro de exposiciones este mandato?

-Sí, totalmente, pese a que sé que nos vamos a encontrar dificultades, porque aunque uno no sea supersticioso, cuando un expediente nace gafado... La obra debería estar en marcha en 2020 y resuelta, en 2021.

-Anunció un plan de exclusión con colaboración público-privado, ¿qué ha fallado para que no se haya presentado lo público o lo privado?

-No va a fallar nada, pero las cosas requieren su tiempo. Puedo asegurar que va a haber un plan específico de trabajo con los barrios en situación de exclusión y estamos recabando apoyos. Aún no he encontrado a nadie que me diga que no a ese plan.

-Imagino que uno va asimilando poco a poco que es alcalde, y viceversa, es decir, que ya no lo es. ¿Cómo ve a Ambrosio y qué futuro le augura?

-Con Ambrosio voy a ser muy respetuoso, porque estoy seguro de que ella, como el resto de alcaldes, se ha dejado el alma por esta ciudad, con más o menos acierto, con más o menos suerte. Espero que de ahora en adelante tenga la mayor de las suertes.

-¿La entiende ahora más?

-Sé lo que es gobernar y dejar de hacerlo porque así lo deciden los cordobeses, y sé que eso tiene un lado muy amargo. A lo mejor son otros los que están aprendiendo ahora esa situación. En esto hay que ser muy humilde, porque igual que nos ponen, nos quitan. Yo espero no perder esa humildad. Ser alcalde de Córdoba es una maravilla, hay que disfrutarlo y dentro de cuatro años, ya veremos. Estoy convencido de que la gente valora los resultados, seguir siendo unos vecinos más y que no se nos suba a la cabeza. Ser transparentes y honestos.

-¿Le ha cambiado mucho la vida?

-Sí, hay exigencias, pero estoy encantado. Los años que esté lo voy a dar todo, hasta que las fuerzas y la gente me aguanten.