No es la panacea al principal problema que desde hace décadas se le ha diagnosticado a la Fiesta de los Patios, declarada Patrimonio Inmaterial de la Unesco en el 2012, pero al menos en este 2018 se ha roto claramente una tendencia de muchos años y se ha apreciado una significativa incorporación de jóvenes como cuidadores de los patios inscritos en el concurso municipal, bien de manos de sus familiares o directamente como responsables últimos del recinto.

Se alejan así un tanto los temores a que el natural envejecimiento de los cuidadores de patios, que ya estaba condicionando la fiesta los últimos años, pudiera poner en peligro la cita tradicional cordobesa más singular y reconocida en el mundo en un plazo no muy lejano.

Este significativo empujón al relevo generacional en los Patios llega también en una edición en la que, proporcionalmente, más recintos han vuelto al concurso con los casos de Zarco 15, Zarco 13, Samuel de los Santos Gener 5, Barrionuevo 22 y Conde de Arenales 4, a los que hay que sumar también dos incorporaciones, la de los patios de Zamorano 10 y Maese Luis 3.

EL NIETO DE JULIA / Especialmente significativa es la presencia, a sus 23 años, de Santiago Hernández, que vuelve a presentar el patio de Zarco 13, con el que en las décadas de los 80 y 90 concursó durante 11 ediciones su abuela Julia Alonso Velarde. «Lo presento, precisamente, en recuerdo de mi abuela», afirma Hernández, que incluso ha recuperado macetas que fueron de Julia Alonso y hasta de su madre, la bisabuela del joven. También destaca por su juventud Esther Rubio, que por primera vez presenta al certamen su patio, el de la calle Zamorano 10.

Capítulo aparte, hay que contar con jóvenes que cada año ayudan más a sus familiares, como Ángel Araujo con su padre (en San Basilio 15), Leo con su tía Ana de Austria (San Basilio 22) o Carlos Peinado con Elisa Pérez (Pozanco 21), además de los que llegan a asumir la principal responsabilidad, como Rosa Collado, en Martín de Roa 7, precisamente el patio campeón del certamen en el 2017 en la modalidad de arquitectura antigua. Más aún, Rosa no duda, desde que nació su hija, de que ahora cuenta con cinco años, que será ésta la que «seguirá cuidando el patio», dijo en su día a CÓRDOBA.

«Juan es el que gatea colgando macetas y Fátima va sabiendo mucho. Yo les estoy metiendo el gusanillo de los Patios», afirma riendo María Prieto, de Alvar Rodríguez 11, particularmente satisfecha de la implicación de sus hijos.

Un caso similar de vivir intensamente el patio y comenzar a colaborar en este trabajo sería el de los jóvenes Víctor y Selene, en Frailes 6 (el Patio Vesubio), además de poder citarse al respecto una incorporación tan reciente como la del patio de Juan Rufo 19, con José Luis Arenas y Miguel Ángel Palomares, en el 2017.

SATISFACCIÓN Y UNESCO / «Los cordobeses estamos de enhorabuena. Que la gente joven se implique en los Patios y en todo ese enorme trabajo que supone es una buena noticia», reconocía ayer la concejala de Promoción de la Ciudad, Carmen González. La edil recordaba que en esa línea se está trabajando desde el Ayuntamiento, en correspondencia con una de las características que la Unesco fija para el título de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, la de proteger un saber identitario de una comunidad que se transmite «de generación en generación».