El cordobés Juan José Aguilar Gavilán, experto en Virología, doctor en Ciencias Biológicas, exdirector del departamento de Microbiología de la Universidad de Córdoba y actual director de la Cátedra Intergeneracional de la UCO, analiza la evolución del nuevo coronavirus y cómo está y seguirá afectando a todas las esferas de la vida, mientras no exista una vacuna.

-¿En qué ha cambiado la percepción que se tenía en febrero del coronavirus a la actual?

-De los coronavirus humanos, caracterizados por primera vez a mediados de los años 60, se sabía que cuatro de ellos circulaban ampliamente entre nosotros y que eran los responsables de hasta una tercera parte de los resfriados comunes. En noviembre del 2012 surge un nuevo coronavirus, el coronavirus del síndrome respiratorio agudo grave, SARS-CoV, que desaparece en julio del 2003, tras provocar entre el 29 de febrero (momento en el que oficialmente se comenzaron a notificar los primeros casos) y el 9 de julio una epidemia que afectó a más de 30 países de Asia, Europa y América del Norte, aunque China tuvo el 83% de todos los casos, con 8.437 personas infectadas, de las que 813 fallecieron (la tasa de letalidad promedio del SARS fue del 9,6%, alcanzando el 43% en pacientes de 60 años o más en el país asiático). En septiembre del 2012 se conoció la aparición de un brote en Arabia Saudí, causado por un nuevo coronavirus humano. Se trataba del sexto tipo, responsable del síndrome respiratorio de Oriente Medio -MERS-, con un comportamiento similar al SARS-CoV, pero genéticamente diferente. Era una variante nueva de un betacoronavirus del murciélago (BatCoV), que no se había detectado antes en humanos. Desde el 2012 se han notificado casos de MERS en 27 países de Asia, África y América del Norte, aunque alrededor de un 80% de los casos humanos se han dado en Arabia Saudí. Los casos identificados fuera de Oriente Medio corresponden generalmente a viajeros infectados en esta región. El MERS-CoV se mantiene aún activo, pero contenido en la Península Arábiga y ha afectado hasta la fecha a unas 2.500 personas, con 850 casos letales. Esto supone una tasa de mortalidad del 35%. La OMS ni recomendó ni aconseja imponer restricciones a los viajes ni al comercio, ni cribados de entrada por el MERS-CoV.

-¿Y llegó el actual coronavirus?

-El 1 de diciembre del 2019 se diagnostica el primer caso, en Wuhan, capital de la provincia china de Hubei, de una afección bautizada inicialmente como neumonía de etiología desconocida, una definición de vigilancia establecida después del brote de SARS de 2002-2003. Muy pronto se reconoce formalmente que dicha enfermedad está causada por un nuevo coronavirus humano, hasta ahora desconocido, al que se considera incluido en la especie coronavirus, relacionado con el SARS-CoV y se le asigna el nombre de coronavirus 2 relacionado con el síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV-2). Para referirse a la enfermedad, y evitar cualquier tipo de estigma sobre China, el Comité Internacional de Taxonomía de Virus (ICTV) recomienda usar el término covid-19 para la nueva enfermedad. En febrero del 2020, aunque sabíamos muchas cosas sobre el agente de la covid-19 (filogenia, cómo se transmitía, cómo mutaba, su ciclo de vida o el curso de la enfermedad) ignorábamos lo principal, desde el punto de vista epidemiológico, que era cómo se iba a comportar el virus con el paso del tiempo. Muy pronto se descartó el escenario de que nos enfrentamos a un virus capaz de establecer una infección crónica o de permanecer de por vida en las personas infectadas. Se contemplaban los otros dos posibles escenarios que sí se dan en coronavirus, que se tratase de un virus que acabaría desapareciendo con el paso del tiempo, como ocurrió con el causante del SARS, o que se convirtiera en un virus de temporada, como los de los constipados comunes o el virus de la gripe.

-¿Qué características tiene este nuevo coronavirus?

-Aunque, por su parentesco filogenético con el virus causante del SARS, el SARS-CoV, los virólogos pensábamos que el comportamiento del SARS-CoV-2, el agente de la covid-19, sería similar, los descubrimientos científicos parecían desvanecer esa idea. Esta minúscula esfera, de unos 120 nm de diámetro, es un virus insólito, a la vez muy contagioso y potencialmente muy virulento (se multiplica en la garganta mil veces más rápido que el SARS-CoV-1 y puede provocar neumonías letales y afectar a otros órganos), todo ello vinculado a una secuencia extra de información genética de 12 nucleótidos, conocida como motivo de reconocimiento de la furina.

-Y al final el calor no está logrando reducir el virus.

-Desgraciadamente, el paso del tiempo ha confirmado que se trata de un virus que ha venido para quedarse, un virus de temporada que irrumpe con más facilidad en la población siempre que las condiciones le sean favorables (temperatura baja, concentración de personas en espacios poco ventilados o proximidad física). Aunque se pensaba que las temperaturas altas y la mayor radiación ultravioleta acabarían con el virus no ocurre así porque, aunque el virus ciertamente muere antes, al estar expuesto a dichas condiciones, la proximidad física permite su acceso a un nuevo hospedador antes de que los viriones presentes en los aerosoles o las gotitas de saliva expulsadas por un individuo infectado (sintomático o no) dejen de ser infecciosas.

-¿Qué se sabe ya de este virus que antes no se conocía?

-Hemos podido pasar de no saber cómo tratar la enfermedad, simplemente se trataba la sintomatología y no el virus, a conocer qué medidas profilácticas específicas son eficaces para evitar o dificultar su transmisión, saber cómo frenar su multiplicación y cómo atenuar los síntomas que causa. Sabemos que el virus es capaz de desencadenar una respuesta inmune completa, tanto de forma natural (infección) como cuando se introducen artificialmente antígenos víricos (vacunación). También conocemos la eficacia de la inmunoterapia (administración de anticuerpos neutralizantes específicos) para evitar su avance.

-¿La ciudadanía puede tener la percepción de que frente a esta pandemia se van tomando decisiones sobre la marcha por todo lo que queda por saber del virus?

-No es una percepción errónea. Pero eso ocurría, sobre todo, en los primeros meses de pandemia. Ahora, los virólogos y la población en general sabemos bastante más acerca del virus, aunque muchas personas no actúan de modo correcto para combatirlo.

-El ministro de Sanidad dijo esta semana que se baraja un posible escenario para contar en España con una o varias vacunas en el primer semestre del próximo año.

-Si los ensayos de fase clínica avanzados (ensayos de fase III) en curso se completan con éxito, confirmando su seguridad y eficacia, como parecen indicar los primeros resultados con varias vacunas (en especial la del Instituto Jenner de la Universidad de Oxford, con millones de dosis producida por la multinacional farmacéutica AstraZeneca, y la vacuna producida por la empresa biotecnológica Moderna), dicha posibilidad sería factible. Pero una cosa es que la vacuna haya completado con éxito sus ensayos, y otra es que tenga el visto bueno de las autoridades sanitarias, algo que no parece vaya a ser un obstáculo, pues se aplicará la vía rápida de autorización y, sobre todo, que comercialmente estén disponibles las dosis necesarias para inmunizar en los países y grupos de riesgo más afectados.

-¿El coronavirus que circula ahora en verano será distinto al del invierno? ¿Ha mutado respecto al que inició la pandemia?

-Nos enfrentamos al mismo coronavirus, aunque es verdad que existen estirpes o cepas diferentes a la cepa original de Wuhan. Se habla de la cepa de Pekin o de la cepa de España, Pero que sean unas más contagiosas o incluso más peligrosas debido a la o las mutaciones acumuladas es algo que aún necesita ser contrastado científicamente. Algo similar ocurre sobre la afirmación de que en los rebrotes nos enfrentamos a un virus más atenuado.

«Aunque se pensaba que las temperaturas altas acabarían con el virus, no ocurre así»

-¿Este virus ya nunca dejará de existir?

-Parece ser que sí. A no ser que la vacuna logre erradicarlo, como ha ocurrido con otras virosis a lo largo de la historia, aunque la existencia de reservorios animales dificultaría tal erradicación.

-¿Las personas inmunes se pueden volver a contagiar?

-No tienen por qué hacerlo. En animales de experimentación las defensas corporales movilizadas protegen al animal frente a las reinfecciones. Aunque el paso del tiempo será el que confirme si esto es cierto en humanos. Los casos de reinfección de los que hablan los medios deben ser contrastados científicamente y podrían deberse a falsos diagnósticos.

-¿Coincide con el ministro de Sanidad en que ahora mismo en España no hay segunda ola, sino brotes que se van controlando? ¿Qué diferencia hay entre segunda ola y los brotes?

-Estoy de acuerdo. Pienso que esa segunda oleada aún no se ha producido. En enfermedades que irrumpen de forma espontánea en un momento dado, para desaparecer durante unos meses, y luego reaparecer de forma importante una o más veces, se dice que se desarrollan en oleadas. Un ejemplo fue la famosa gripe española de 1918. Esta pandemia, que se desarrolló en tres oleadas (marzo a septiembre de 1918; otoño de 1918, y, enero de 1919) afectó, sobre todo, a adolescentes y a adultos jóvenes. En la segunda oleada, el virus infectó a un tercio de la población mundial (cifrada en 1.500 millones de habitantes). Murieron entre 30 y 50 millones de personas (estimaciones recientes hablan de 100 millones), lo que representó entre el 10% y el 20% de los infectados. El número mayor de afectados es, sobre todo, lo que lleva a distinguir un brote de una oleada epidémica.

-En Córdoba la incidencia ha subido mucho en julio respecto a junio. ¿Qué explicación tiene?

-Hemos bajado la guardia, sobre todo determinados colectivos. No hemos respetado la distancia social y hemos interaccionado con más personas y de forma más estrecha. Además, adoptando menos precauciones para no infectarnos. Muchos de los pacientes cero, nombre dado al foco de contagio, proceden de otras regiones con más alta prevalencia del virus.

-¿Se debería adelantar la vacunación frente a la gripe este año?

-Las vacunas se han de administrar cuando existan garantías de frenar el avance de un virus. Una vacuna activa las defensas específicas frente al invasor y es mejor tener las armas a punto y recién cargadas justo antes de enfrentarte a este y no con muchas semanas de antelación.

-¿Cree que con tanta dedicación al coronavirus se está dejando de invertir en la investigación de otras enfermedades sin cura?

-Lo ignoro. Pero esta pandemia nos ha recordado la necesidad de destinar un más alto porcentaje de fondos a investigación y ha reflejado las debilidades de un sistema sociosanitario que se nos quería vender como perfecto.

-¿Estaba preparada la sociedad para una pandemia así?

-Obviamente no lo estábamos. Ni el país, ni la sociedad ni las personas a nivel individual. Y toca ir en la misma dirección, con independencia de condición social e ideologías. Suministrar a nuestro personal sanitario los medios necesarios existentes en el siglo XXI para que se enfrenten en igualdad de condiciones a cualquier enemigo, como el covid-19. El virus usa una estrategia sofisticada para derrotarnos y en esta guerra, para derrotar al virus, hemos utilizado tirachinas y flechas.

-¿Qué está aportando su departamento al abordaje de la pandemia en Córdoba?

-La Universidad de Córdoba ha puesto a disposición de los sanitarios de la provincia todo el aparataje y material de utilidad para luchar contra el nuevo coronavirus y el departamento de Microbiología ha contribuido a ello. También a los profesionales docentes e investigadores para que asesoremos y aconsejemos a quienes nos lo piden, de forma altruista y con la satisfacción de hacer que nuestros conocimientos traspasen las aulas y lleguen a la sociedad.

«Muchos de los pacientes cero proceden de otras regiones con más alta prevalencia»

-¿Se ha conseguido delimitar el origen exacto del virus o nunca lo sabremos por los conflictos entre China y Estados Unidos?

-Creo que el origen exacto del virus tardará en saberse. «No hay secreto que el tiempo no revele», decía el ilustre pensador francés Jean-Baptiste Racine. Pero tendremos que aprender a convivir con intoxicaciones en las redes acerca del SARS-CoV-2, y a una guerra mediática entre estos dos países que es a todas luces insana ¡Y no me refiero al virus! Aunque yo no creo que sea un virus creado en un laboratorio.

-¿Piensa que el carnet de inmunidad que propone la Comunidad de Madrid puede tener alguna utilidad, porque Andalucía y el Gobierno central han descartado su implantación?

-Puede tener utilidad, pero puede atacar los derechos de las personas y llegar a convertirse en algo discriminatorio, tanto para bien (si se utiliza como un registro de covid-19) como para mal (si se exige en un currículo, por ejemplo).

-¿Estima que se está destinando suficiente esfuerzo investigador en España y en Andalucía en conocer esta pandemia?

-Pienso que son muchos los grupos de investigación que están trabajando en ello y con recursos que son, dada la actual situación económica, más cuantiosos que los que se han ofrecido tradicionalmente a esos investigadores. Lo que sería un error es cortar esos recursos si la situación sanitaria mejora. Pues si no es este virus, será otro en el que en un momento dado ponga todo patas arriba de nuevo. En 1928, el premio nobel británico Sir Peter Lederberg decía: «La mayor amenaza concreta del dominio humano permanente en el Planeta es un virus».

-Usted que está vinculado a la Universidad, ¿se podrá volver a las clases presenciales en todos los niveles educativos?

-Volver a la normalidad lo veo difícil, sobre todo en el primer cuatrimestre. Pero me consta que la Universidad va a hacer todo los posible para que los alumnos de primer curso de todos los estudios que se ofertan tengan el 100% de sus clases presenciales. Respetando el aforo no superior al 50% de la capacidad de las aulas y de los laboratorios.

-¿Los cordobeses se han relajado tras el confinamiento?

-Efectivamente, al igual que el resto de las provincias andaluzas, creo que los cordobeses hicimos bien el confinamiento. Luego nos hemos relajado. Y me parece alucinante el rebrote de coronavirus relacionado con la fiesta en la discoteca de la capital, con más de un centenar de contagiados, directa o indirectamente, a causa de la celebración de una graduación de Bachillerato de alumnos de un centro educativo privado, primero con una cena y después con la fiesta. Sobre todo, por la participación de padres y profesores, que tendrían que haber evitado tal evento.