La Asociación Provincial Cordobesa de Operadores de Máquinas Recreativas (Aprocomar), que preside Mariano Lambert y que tiene más de 70 socios, está convencida de que se está «demonizando» al sector. «No somos como nos están pintando», asegura, «en nuestros salones no entran menores» y somos los primeros interesados, y luchamos más que nadie, para que no se nos cuelen, porque a veces te la intentan colar con carnés falsos y tienes que estar muy pendiente». Tampoco quieren que en sus salones entren «personas diagnosticadas de ludopatía». «Somos un sitio de ocio y de recreo, para que la gente se tome su cerveza, vea un partido de fútbol, juegue a la maquinita y, si quiere echar una apuesta, que la eche», señala, pero «el control de menores en las apuestas es absoluto».

Lambert quiere dejar claro que «somos salas de recreo, no de juego puro y duro», y «no somos casas de apuestas», ya que «solo hay seis en Andalucía y ninguna en Córdoba». «Por la normativa de la Junta», explica, «tiene que ser Codere la que pone las casas de apuestas y no pueden tener barra ni otra clase de máquina, ni ruleta ni nada, que no sea de apuesta deportiva».

A la asociación no le preocupa que se fije una distancia mínima de 500 metros entre las salas de juego y los colegios. «Nos da igual porque de las salas que hay», más de 76 a nivel provincial, «en dos años la mitad desaparecerán porque no son rentables», asevera. «Las que están cerca de los colegios, están ya, e, incluso, nos viene bien» que impongan esa distancia ya que, añade, «con la debilidad que tenemos en Córdoba, puede venir un gigante de Europa a poner un salón espectacular y nos machaca a todos». Eso sí, tiene claro que si se fijan 500 metros como mínimo no tendrán espacio para instalarse. «No te vas ni siquiera a La Torrecilla ni a Las Quemadas», señala. No obstante, ve «absurda» la medida, ya que desde junio habrá más control de «los prohibidos -los que tienen diagnosticada ludopatía o se inscriben en el registro de la Junta-, que no podrán entrar ni a tomar un café». Las empresas buscan las máquinas de control de acceso que instalarán para ello.

La asociación sí ve un problema la suspensión de las licencias, ya que «a la gente que ha hecho su inversión y tiene un local comprado y está pagando hipoteca, ahora se le queda todo parado». Es más, afirma que de las doce licencias paralizadas, «la mitad ya se han echado para atrás y no siguen». Lambert lamenta que «nos tienen como mafiosos», cuando detrás de las salas de juego lo que hay son «familias, empresas muy chiquitas, y alguna vive de un salón y de cuatro máquinas más que tenga por ahí», y la «mayoría son de técnicos de electrónica». Advierte además de que las únicas quejas vecinales se han producido en el Sector Sur.

La asociación señala que «todas las empresas están de acuerdo en que se elimine la publicidad». En este sentido, señala que les «perjudica la publicidad de las apuestas en televisión, ya que no tenemos que ver nada con eso, es el Estado, y el Estado no la quita».

Lambert, que explica que en Córdoba hay 330 ludópatas censados, asegura que son los «primeros que no queremos ese problema con el juego, que ha existido siempre y va a existir». Además, añade, «un juego controlado por el Estado no es igual que el clandestino».

Montar un salón de juegos cuesta «un mínimo de medio millón de euros entre las máquinas, arreglar el local y la insonorización, y hay pocos que monte una persona sola», indica. En cuanto a ingresos, afirma que «muchos de los abiertos en los últimos dos años están en perdidas».