España lleva sumida en los últimos tiempos en una etapa política, motivo de estudio continuo por los expertos y por la sociedad, análisis en el que se repiten varias palabras, entre ellas la transparencia. Entre los especialistas en analizar esta situación política nacional se encuentra el politólogo Rafael Camacho Muñoz (Córdoba, 1976), que recientemente ha sido galardonado por la Diputación de Valencia con un premio Govern Obert (Gobierno Abierto), por su proyecto Transparencia en España, web que ya ha recibido anteriormente otras distinciones en Iberoamérica y que ha sido reconocida en la categoría Difusión del gobierno abierto en medios y redes sociales. Rafael Camacho creció en el barrio de Levante. Fue al colegio Juan de Mena y al IES Fidiana. En el instituto se decantó por estudiar Ciencias Políticas, carrera que hizo en la Universidad de Granada. Residente en la capital nazarí, Rafael ejerce actualmente como consultor y formador y en NovaGob es gestor de proyectos y comunicación e investigador del NovagobLab, el primer laboratorio de gobierno en España.

-¿Era de esos niños que prefería ver en la televisión los debates del Estado de la Nación antes que los dibujos animados?

-(Se ríe). De chico veía en la tele lo que otros niños, pero me atraía el telediario más que a la media. De joven sí veía los debates del Estado de la Nación como si fuera un partido del mundial de fútbol. Eran de los grandes momentos televisivos para mí.

-¿Sus primeros trabajos fueron como becario o técnico para las universidades de Granada y Almería?

-Efectivamente. En el Centro de Análisis y Documentación Política y Electoral de Andalucía (Universidad de Granada) aprendí mucho sobre encuestas y sobre coordinación de equipos de trabajo, además de lo valioso de conocer diversas áreas de conocimiento, más allá de lo electoral. En la segunda etapa, la de las élites políticas, tuve la suerte de formar parte de un equipo de reputado prestigio nacional e internacional y de unos proyectos que han recibido fantásticas valoraciones a nivel mundial, como la base de datos de carreras políticas de los diputados al Congreso.

-Hasta que en el 2015 decidió iniciar su carrera como consultor.

-Sí, después de una etapa en el Instituto Nacional de Estadística (INE) pasé a dedicarme a un área apasionante, necesaria para la mejora de la Administración: la transparencia y el gobierno abierto. El gobierno abierto es un paradigma de la gestión pública que se popularizó en el 2009 gracias al memorando de Obama, a la primera medida de su Administración, clave de su gestión, basada en tres pilares (transparencia, participación y colaboración). Poco después se creó la Open Government Partnership (OGP) o Alianza para el Gobierno Abierto con 8 países fundadores, que reúne ya a más de 70 naciones, que se dotan de unos planes de acción para ir mejorando en esas áreas. Además de al gobierno abierto estoy centrado en la innovación pública y en la comunicación 2.0, que vinieron derivadas de mi actividad en las redes sociales.

-¿En esta línea colabora con la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP)?

-Sí. Empecé en el 2017 en la Red de Entidades Locales por la Transparencia y la Participación Ciudadana que impulsó la FEMP. Soy colaborador externo y me dedico a gestionar el Canal RED FEMP por la Transparencia y Participación, un espacio de curación de contenidos (traducción del inglés content curation) y difusión de contenidos en redes sociales sobre las materias en las que trabaja esta red. En casi dos años he tenido oportunidad de conocer a grandes profesionales de las administraciones públicas locales y ver el gran trabajo colaborativo que realizan para aportar herramientas de valor a las entidades locales.

-¿Cuál es la labor de Novagob, espacio virtual al que está vinculado laboralmente?

-NovaGob nació como una red social destinada a empleados públicos en Iberoamérica, conocida como el Linkedin de los funcionarios, aunque es mucho más. Es una red para todas las personas que trabajan en la mejora de las administraciones públicas, lo que incluye a profesionales del sector privado, como es mi caso. Por otra parte, ha trascendido de ser una red social a un ecosistema de innovación pública, compuesto por la propia red social, el citado NovagobLab, el Congreso NovaGob, que en octubre del 2019 celebrará su sexta edición en Sevilla, y los Premios NovaGob, que reconocen iniciativas innovadoras en las administraciones públicas de Iberoamérica.

-Existen muchas iniciativas similares al proyecto Transparencia en España?

-Sí existen, pero no son muchas. Transparencia en España arrancó en julio del 2015, muy centrado como espacio de curación de contenidos, que trata de buscar, filtrar, seleccionar, ordenar, publicar y distribuir en redes sociales contenidos sobre una determinada temática. En el caso de Transparencia en España, por la herramienta web 2.0 que utilizo, también es un repositorio que ya supera los 10.000 contenidos relacionados no solo con la transparencia, sino que lo he ampliado a todo lo referente al gobierno abierto y áreas relacionadas, como gestión documental, datos abiertos, innovación pública o comunicación. Además, realizo también una labor de etiquetado de cada uno de los contenidos para que puedan ser seleccionados por temáticas o sujetos por cualquier visitante de Transparencia en España, pues son de acceso libre.

-¿Cómo se financia Transparencia en España?

-Nació como una plataforma de conocimiento y aprendizaje personal, no como una fuente de ingresos directa. La compartí en abierto pensando que podría ser útil para otras personas, en la lógica del conocimiento abierto y compartido (Wikipedia, por ejemplo). A las pocas semanas comencé a publicar unos diez contenidos diarios y entendí que podría ser una buena forma de crear mi marca personal. En efecto, en pocos meses recibía mucho reconocimiento por esta labor y me situó en el ecosistema de la transparencia y en las redes sociales de personas que trabajaban en administraciones públicas.

-¿La transparencia es un mito o puede convertirse en realidad?

-No creo que sea un mito, pues se están logrando avances en los últimos años y en los distintos niveles administrativos, pero aún queda mucho para que la transparencia sea una realidad asentada en nuestras administraciones. La promulgación de una ley, como la 19/2013 de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno, por su sola existencia no va a traer la transparencia a nuestras instituciones, ya que requiere un cambio cultural de las organizaciones y sociedad en su conjunto y una ciudadanía que juegue un papel activo de exigencia a los poderes públicos para que rindan cuentas de su actividad. Hasta ahora, ni nuestras instituciones se han caracterizado por su apertura, ni la sociedad por su participación y exigencia de rendición de cuentas. En las elecciones no se han castigado de forma contundente los casos de corrupción política. El coste ha sido menor de lo esperable respecto a otros países.

-¿En qué situación política se encuentra ahora mismo España?

-Es una situación realmente apasionante desde la perspectiva politológica ante las próximas elecciones generales. Según los últimos sondeos, parece que los dos grandes partidos son los que se encuentran en disposición de gobernar con el apoyo de sus bloques respectivos. Es cierto que la aritmética parlamentaria puede dificultar que cualquiera de los dos bloques alcance los escaños necesarios para investir a un presidente y se dé una situación de bloqueo. Existen varios escenarios, uno en el que sería necesario entenderse con varias formaciones para alcanzar acuerdos, especialmente si es el bloque de izquierdas el que pretende formar gobierno, que deberá entenderse con nacionalistas además de con Unidas Podemos (UP). En el caso más optimista según los sondeos se alcanzaría un gobierno socialista sustentado por UP y PNV. En el bloque de derechas esto es menos complicado si se reedita la llamada fórmula andaluza. Y a la vista de la precampaña y campaña electoral no caben muchas dudas respecto a que se volvería a producir un pacto entre PP, Cs y Vox. Después nos queda otro escenario, la suma de PSOE con Cs, que, a pesar de lo que se ha dicho repetidamente desde las filas naranjas, no hay que descartar si es la única opción posible para formar gobierno.

-¿Sigue siendo España un país en el que muchos votantes optan por votar una cosa en las municipales, regionales o generales?

-Además del tradicional comportamiento electoral cambiante según el tipo de elección, debemos tener en cuenta varios factores en este ciclo electoral que pueden reforzar este proceder de los electores. De una parte, la fragmentación del espectro electoral, con más fuerzas en competencia y con opciones reales de obtener escaño en el Congreso. Además de la irrupción de Vox, que podemos dar por segura ya, hay sondeos que pronostican incluso la entrada en el Congreso, aunque testimonial, de fuerzas como Pacma, que en comicios municipales o regionales ha tenido una presencia residual, sin ocupar asientos. Además, las elecciones municipales del 2019 traen una fractura en los dos bloques, la de la derecha en tres marcas y la atomización en muchos municipios de las coaliciones de izquierda, donde puede haber boletos a la izquierda del PSOE, como es el caso de la propia Córdoba, con tres candidaturas (Izquierda Unida, Podemos y Ganemos), que en el caso de las generales van en una única candidatura de Unidas Podemos (IU+Podemos) que cuenta con el apoyo de Ganemos. De otra parte, está la escasa fidelidad de voto que han mostrado tener los partidos de la llamada nueva política, esto es, Ciudadanos (los que más indecisos tienen de cara a las generales del 28-A entre sus votantes del 2016) y Podemos y sus confluencias.

-En 40 años de democracia en España no ha habido ninguna mujer presidenta del Gobierno. ¿Cree que no les dejan dar el paso o no se atreven ellas a darlo?

-Las mujeres no se resisten, se resiste la sociedad o el sistema, aunque se va avanzando. La existencia de techos de cristal es un hecho comprobado. En el ámbito de la gestión pública tenemos el ejemplo de la Administración catalana, con aproximadamente un 30% de mujeres en puestos directivos, mientras que son más del 55% las empleadas públicas. Se están realizando estudios a nivel estatal actualmente, pero este dato puede servir de referencia. En el sector privado la situación es mucho peor, encontrándonos en un 11% o 12% de empresas con más de un 40% de mujeres en sus consejos de administración, como requiere la Ley de Igualdad del 2007, que se eleva a algo más del 22% en el caso de las cotizadas del Ibex, aún lejos tanto de ese objetivo como de las recomendaciones de la CNMV (30%) o la Comisión Europea (40%). En política hemos observado avances, como el hecho de que en las próximas elecciones generales en los cuatro grandes partidos tengan una cabeza de lista mujer en torno al 40% de candidaturas. Pero en estos mismos comicios generales todos los candidatos a ocupar la presidencia del Gobierno de los principales partidos son hombres. Bien es cierto que la mujer ha ido adquiriendo un rol cada vez mayor en la política, por ejemplo, en el Gobierno actual, con más ministras que ministros, pero es una situación tan excepcional que fue noticia incluso a nivel mundial. Cuando logremos que esto no sea noticia se habrá dado el paso.

-¿En estos tiempos funcionan los mítines electorales o mejor las campañas en redes sociales?

-Los mítines, desde hace tiempo, sirven para movilizar a los ya convencidos, para reforzar a tu propio electorado sin atraer a votantes nuevos. Las formas de comunicar han cambiado y las campañas que se mueven por redes se han mostrado especialmente efectivas, con ejemplos como la elección de Trump en Estados Unidos, la de Bolsonaro en Brasil o el referéndum del brexit en Gran Bretaña. En España, Vox logró un buen resultado en las elecciones andaluzas haciendo uso de mensajes segmentados en redes sociales y de cadenas por whatsapp. Estas formas de comunicación, dirigidas de una forma más efectiva a un target o público objetivo, tienen otras ventajas añadidas, como, por ejemplo, que los propios receptores de la información se convierten a su vez en difusores del mensaje en sus grupos de influencia cercanos, de manera que puede viralizarse el mensaje.

-¿Cuántas falsas noticias (‘fake news’) están incluyendo las campañas electorales?

-Demasiadas. El peligro de las falsas noticias es que el receptor de los mensajes tiende a creerlas sin contrastarlas. En primer lugar, las cree porque en muchos casos les viene de una fuente de confianza, como un amigo o un familiar por vía whatsapp, o bien aparecen en medios de comunicación, que en principio gozan de credibilidad para un receptor poco crítico, y que les llegan a través de redes sociales como Facebook, por ejemplo. Y en segundo lugar y más importante, las cree porque las quiere creer, es decir, vienen a reforzar lo que ya piensa antes de leerla. Si alguien tiene opiniones o comportamientos de carácter racista o xenófobo y recibe una noticia, que dice que tantos miles de inmigrantes se benefician de ayudas sociales que no llegan a los españoles, tiende a creerlo porque refuerza su pensamiento.

Rafael Camacho, esta semana en Córdoba.