-Recientemente se ha celebrado la asamblea constituyente del nuevo Colegio de Economistas de Córdoba, culminando así el proceso de unificación con el Colegio de Titulares Mercantiles de Córdoba. ¿En qué beneficia dicho proceso?

-El nuevo Colegio de Economistas de Córdoba es fruto de la unificación de la profesión económica, es decir, economistas y titulados mercantiles que en la actualidad conforman un colectivo de más de 500 colegiados. El proceso de unión ha clarificado y definido con transparencia una profesión de la que ambos colectivos formamos parte. El transcurso y la transformación consiguiente ha sido muy apacible y extraordinariamente positivo.

-Desde su atalaya, como decano-presidente de dicho colegio, ¿cree que hemos aprendido de los errores que desataron la crisis económica? ¿Hemos tomado nota de las lecciones que la crisis nos ha ofrecido?

-Córdoba se mantiene en pautas de atonía y languidez económica y, aunque la crisis fue sentida aquí, en general, con menor intensidad que en otros puntos de Andalucía y España, la impresión que se tiene es que poco han cambiado las posiciones por los avisos recibidos. No obstante, las lecciones deben aprovecharse para tratar, primero, de lograr una economía más equilibrada, diversificada y menos dependiente; segundo, para fortalecer aquellos sectores y actividades en los que tenemos una ventaja comparativa y competitiva y, finalmente, para integrar el conjunto provincial como un todo, que hoy se encuentra desarticulado.

-¿En qué situación de fortaleza o debilidad se encuentra la economía cordobesa? ¿Cuáles son los principales puntos fuertes o lagunas?

-La economía cordobesa presenta fortalezas y debilidades, así como oportunidades y amenazas. Entre las fortalezas se encuentra una envidiable renta de situación (nudo de comunicaciones), siendo sus debilidades una estructura productiva escasamente integrada (monocultivos agrícolas, industriales y de servicios). Entre las amenazas se encuentran los efectos de succión por otros centros regionales alternativos (Sevilla y Málaga) o nacionales (Madrid, principalmente), que apenas irradian efectos centrífugos hacia Córdoba y sí recogen efectos centrípetos desde Córdoba, por su mayor entidad económica y atractivo (especialmente en los sectores de servicios cualificados). Por ejemplo, el AVE en Córdoba constituye, en parte, una vía centrífuga (de Córdoba hacia los centros referidos), aunque, ni mucho menos denostamos su existencia, porque favorece bastante en otros aspectos económicos y sociales.

-Le he escuchado decir que la economía cordobesa no tiene personalidad. ¿A qué se refiere?

-Debo insistir en que la economía cordobesa es muy vulnerable y dependiente de otras. Ello apunta a su escasa personalidad y autonomía y siempre sujeta a vaivenes externos. Una economía es sólida cuando tiene capacidad autóctona de respuesta o es menos sensible a dolencias coyunturales foráneas. La integración espacial y el equilibrio sectorial son el mejor bálsamo para afrontar dichas dolencias de fuera, y ello pasa por contrapesar actividades y buscar complementariedades in situ.

-¿Existe conexión entre la capital y la provincia?

-El municipio capitalino y el resto de la provincia (mitad y mitad, en términos generales) viven secular y claramente de espaldas. Se trata de tres partes diferentes y diferenciadas (capital, norte y sur), entre las que hay que encontrar una armonía y agregación. Las ventajas son evidentes, máxime si se tiene en cuenta que la parte norte no cuenta con otra opción, desaprovechada hasta ahora. Sería conveniente para ello fortalecer algunas infraestructuras entre las que la N-432 me parece insoslayable.

-La apuesta por los sectores tradicionales, como la agroalimentación, el turismo o la joyería, está ahí, pero, ¿debería Córdoba abrir la mirada hacia otros ámbitos que le permitan crecer?

-Ambas estrategias (tradición y renovación) serían recomendables en este panorama de atonía. Por un lado, es evidente que los sectores tradicionales de la provincia presentan una gran capacidad de arrastre, si se procede a su modernización y diversificación, y, por otra parte, no podemos quedar ajenos a las nuevas tecnologías, cuyas posibilidades están favorecidas tanto por la apacible calidad de vida, de la que disfrutamos, como por la propia renta de situación con la que contamos en el contexto regional y nacional.

-Respecto a las ciudades del entorno, ¿cómo ha sabido beneficiarse Córdoba del crecimiento general?

-De manera similar a como se encuentra la economía cordobesa en cuanto a su propia integración productiva, podemos afirmar respecto a su participación en el contexto andaluz, si exceptuamos al sector administrativo y de servicios respecto a Sevilla, a los flujos turísticos y actividades como la madera y la construcción, respecto a Málaga, y a los transportes, enseñanza y mercado laboral, respecto a la capital del reino. De alguna forma puede decirse que nuestra economía se encuentra algo aislada y retraída. Los mercados exteriores son escasos y se refieren a los sectores tradicionales como el agroalimentario, la joyería, la madera y la construcción. Se aprecian intentos difusos, que podrían ser ordenados y más emprendedores en un próximo futuro.

-¿Cómo incide el nuevo escenario político en la economía?

-El nuevo escenario político andaluz abre puertas a mayor ilusión. El resultado está, obviamente, por ver, pero pueden acabar con ciertas prácticas y rémoras que siguen situando a Córdoba y Andalucía a la cola de España (exceptuando Extremadura). No cabe duda que la economía se desarrolla coligada a un panorama político determinado que la favorece o la frena.