El doctor Francisco Pérez Jiménez nació en 1947 en Atarfe (Granada) y, tras estudiar Medicina en la capital granadina, llegó a Córdoba hace 40 años, procedente del hospital de la Paz de Madrid donde había hecho la especialidad de Medicina Interna y se había doctorado. Pérez Jiménez se sumó por aquel entonces a una creciente familia que fue formándose con profesores que se vincularon a la Facultad de Medicina de Córdoba como docentes; al hospital Reina Sofía, como especialistas, y a la investigación médica, con una ilusión que suplía la carencia inicial de recursos e instalaciones.

La valía de Francisco Pérez Jiménez se ha ido traduciendo con el paso de los años en numerosos trabajos científicos y académicos. Estudios, la mayoría de ellos con impacto internacional, sobre los beneficios para la salud del aceite de oliva virgen extra y de la dieta mediterránea, entre otros muchos aspectos, que le han hecho merecedor de más de 40 premios. Su destacado perfil investigador le llevó a ser uno de los impulsores del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (Imibic), centro del que fue su primer director científico y del que aún forma parte como investigador. A Francisco Pérez Jiménez le acaba de llegar la hora de la jubilación, pero seguirá como catedrático emérito de la Universidad de Córdoba, para poder continuar investigando y demostrando lo útil que es la ciencia para mejorar la salud de la población, principal objetivo de la razón de ser del Imibic y de toda su vasta trayectoria. El próximo viernes el servicio de Medicina Interna del Reina Sofía, del que ha sido parte fundamental, rendirá un merecido homenaje a este médico de corazón ya cordobés.

-¿Qué recuerdos guarda de sus inicios en la Facultad de Medicina y en el hospital Reina Sofía?

-Lo recuerdo como una época en la que un grupo de profesionales, sin ser del todo conscientes, estábamos poniendo en marcha un proyecto que habría de cambiar la forma de tener en cuenta a Córdoba en el mapa universitario y médico de España. Y es que la facultad y el hospital eran dos instituciones, que aun teniendo intereses comunes, apenas tenían relación entre ellas y con nuestro trabajo las hicimos confluir para consolidarse como instituciones modernas e innovadoras.

-¿Cómo ha estructurado su día a día desde sus inicios en la profesión para poder asumir estas tres facetas (asistencia clínica, docencia e investigación)?

-Entendiendo que son una misma actividad y que, cuando un médico ejerce con plenitud su labor, pensando en buscar lo mejor para la persona enferma, está simultáneamente cumpliendo las tres facetas que definen la buena práctica clínica.

-¿Cómo definiría la investigación médica en Córdoba de hace tres o cuatro décadas y cómo ha ido creciendo año a año hasta gestarse un centro como el Imibic?

-La investigación, esencialmente, tenía el mismo objetivo que ahora, desentrañar los motivos que favorecen el desarrollo de la enfermedad para poder luchar contra ellos. Ahora bien, entonces teníamos mucho menos conocimiento metodológico, menos recursos y, sobre todo, faltaba un proyecto organizativo que permitiera sacar el rendimiento a nuestras posibilidades. Ese fue el gran salto del Imibic, no solo tener un edificio o unos equipos modernos, sino contar con un centro que nos permitió sustituir el modelo de trabajo de los investigadores aislados, compitiendo entre nosotros mismos, para agruparnos y colaborar en torno a un mismo proyecto. El Imibic nos ha permitido profundizar más en la investigación, darle más calidad y conseguir mejores logros.

-¿Se siente orgulloso de haber sido uno de los ‘padres’ del Imibic y de comprobar cómo crece cada año en número de investigadores y de trabajos científicos?

-Me siento contento de haber liderado el proyecto del Imibic, agrupando a los investigadores que entendieron que la unión hace la fuerza y que los que dicen que el español es individualista se equivocan y están buscando excusas para no comprometerse con un proyecto colectivo que nos permite avanzar.

-Como exdecano de Medicina, ¿cómo valora estos estudios en Córdoba y a los profesionales que en esta facultad se forman?

-Medicina en Córdoba tiene hoy un espíritu de facultad moderna, que por su esfuerzo innovador es respetada en España y está en condiciones de afrontar la revolución docente que se avecina. Sin embargo, tiene un grave problema con el relevo generacional, ya que acceder a la carrera académica es tan difícil para los médicos jóvenes que pierden interés por la docencia. Esto motiva que la Facultad de Medicina se está descapitalizando y, si no se pone en marcha una estrategia urgente, su capacidad para mantener la competitividad y su propia supervivencia está en serio peligro.

-Usted ha sido un gran defensor del aceite de oliva, sobre todo del virgen extra. ¿Los cordobeses son conscientes de lo privilegiados que son por tener en su tierra un aceite de tanta calidad?

-Llevamos muchos años insistiendo acerca de lo importante que es el estilo de vida saludable para mantener la salud física y mental. Sin embargo, sorprendentemente los resultados cada vez son peores, ya que cada día van creciendo ante nuestros ojos las enfermedades producidas por el sedentarismo y la mala alimentación. Las razones son muy complejas, porque influyen aspectos tan diferentes como el propio hedonismo y deseo de placer de la sociedad moderna y los intereses comerciales del sector de la alimentación. Eso podría contrarrestarse no solo con medicamentos para la obesidad y la diabetes, sino con una labor educativa sólida y bien planificada, lo que no parece entenderse a pesar de que la inversión para mejorar el estilo de vida evita más enfermedades que la inversión en el propio sistema de salud.

-De forma muy resumida, ¿por qué es tan beneficioso el aceite de oliva virgen extra para el organismo y cuántas investigaciones sobre este asunto ha llevado a cabo hasta la actualidad?

-Es beneficioso si se considera que debe integrarse dentro de una vida sana, con una dieta mediterránea, con ejercicio físico y otros hábitos saludables. La bondad del aceite de oliva deriva de que esta grasa y sus antioxidantes frenan las enfermedades de la sociedad moderna como el cáncer, las patologías cardiovasculares, la diabetes, el deterioro intelectual de los mayores o el colesterol. Nuestro grupo ha colaborado en múltiples estudios sobre estos temas y continúa profundizando cada vez más en los beneficios de un consumo adecuado de aceite de oliva virgen extra, que oscila entre los 40 y 60 gramos diarios.

-¿Se está produciendo últimamente un cerco contra el aceite de palma y otras grasas menos saludables, gracias a que estudios como los suyos y de otros científicos han revelado los efectos negativos de esta grasa para la salud y esto ha llevado a que algunas empresas se están planteando o hayan dejado de usarlo para fabricar sus productos?

-No creo que exista esa reducción, pues cada vez se consume más el aceite de palma y es un negocio lucrativo, a pesar de que es un producto insano. Hay que considerar que Europa consume cuatro veces más aceite de palma que aceite de oliva virgen extra, con lo que más que sufrir un cerco la grasa de palma es una fuente de negocio económico que le permite crecer cada día más.

-¿Es consciente la sociedad de la cantidad de sustancias negativas que consume, como por ejemplo el glutamato, que está presente en muchos aperitivos que toman niños y adolescentes?

-Ciertos aditivos como el glutamato no son perjudiciales en sí, sino que aumentan el sabor de las comidas y generan dependencia. Ello favorece el consumo de alimentos, como las patatas chips, que contienen grasas perjudiciales, exceso de sal y de calorías y además sustituyen a alimentos saludables ricos en vitaminas, fibra y antioxidantes.

-¿Y qué opina de la creciente moda de emplear en la nueva cocina aceites como el de coco, con un uso antes exclusivamente cosmético y que ahora se puede comprar en supermercados junto al aceite de oliva o girasol?

-Estas iniciativas son simples modelos comerciales que buscan atraer clientes y generar negocio, buscando lo diferente y lo exótico, pero sin pensar que, sin respaldo científico, no se está vendiendo salud, sino generando malos hábitos. En el fondo se basan en la credulidad del cliente que acepta sin crítica y sin argumentos lo que se le cuenta, sea cierto o no.

-Otra campaña es la existente contra el azúcar. ¿Hay motivos para eliminarla de la dieta o más bien esa lucha se debe a que el azúcar está oculta en demasiados alimentos provocando que se tome más de lo aconsejable?

-Hay productos ocultos que son perjudiciales para la salud y que se conocen de antiguo, aunque periódicamente saltan a la actualidad de nuevo. Tres ejemplos son la sal, el azúcar y la grasa trans añadida a los alimentos. De forma especial, el azúcar está encubierta en productos variados, que van desde las bebidas refrescantes a la bollería y tomate frito industrial, los yogures desnatados o bajos en grasas y otros muchos e insospechados productos, con frecuencia etiquetados de forma confusa. Hoy se considera que este azúcar es en gran parte responsable de la epidemia de obesidad y diabetes de la sociedad moderna.

-Por otro lado, ha sido un gran defensor de la dieta mediterránea. ¿Qué importancia tiene para haber conseguido ser declarada Patrimonio de la Humanidad?

-La dieta mediterránea es una forma de vivir saludable e incluye la vida activa y la alimentación variada, basada en productos frescos y elaborados gastronómicamente de forma tradicional. A pesar de sus virtudes, cada día está convirtiéndose más en una dieta en vías de desaparición, bajo la presión de hábitos importados y de la dificultad que tiene para conservarse en una sociedad, como la nuestra, cada día más occidentalizada, en la que la familia pierde influencia en la educación de sus hijos. Ejemplos de ello sonque la marca más vendida en España es la Coca Cola, que los niños cada vez comen menos fruta y que el pan, alimento emblemático de nuestra dieta, se consume en su forma refinada, con lo que es un producto que de ser sano cuando es integral pasa a ser un producto que ha perdido todas sus virtudes saludables.

-Ha sido merecedor de más de 40 premios a lo largo de su carrera. ¿Ha echado en falta algún reconocimiento o se siente un privilegiado por lo ya recibido?

-Los premios son circunstancias puntuales que se agradecen, pero que no han marcado ni influenciado mi trabajo, aunque sean siempre bienvenidos como muestra de cariño de quien o quienes los dan.

-Uno de sus cuatro hijos (Pablo) se ha dedicado también a la Medicina y en concreto a su misma especialidad. ¿Le agrada que haya seguido sus pasos?

-Por supuesto que es una satisfacción y un orgullo personal, ya que como padre me satisface que haya escogido una profesión en la que sé que podrá ser feliz, a la vez que crecerá como persona colaborando en el bien de las personas y de la sociedad.

-¿Su reciente jubilación la va a llevar a efecto o seguirá vinculado al hospital, al Imibic o a la UCO como profesor emérito?

-Continuaré como profesor emérito, para entre otras cosas poder seguir en contacto con la investigación y completar un proyecto que aún tengo vigente durante tres años. Con esta investigación queremos demostrar que la dieta y los probióticos pueden proteger nuestro cerebro para mantener la capacidad intelectual, que se pierde con el paso de los años. Además, me permitirá ser testigo del progreso de nuestras instituciones y en especial de mis compañeros del hospital, de la facultad y del Imibic.

-¿Qué palabras tendría para resumir todo lo vivido en estos 40 años de vínculo con Córdoba?

-Que mi mujer y yo elegimos Córdoba para vivir y que acertamos al encontrar una ciudad de las más bellas del mundo, que entonces intentaba modernizarse y de cuyo progreso hemos sido testigos. Córdoba aún tiene mucho camino que recorrer, pero yo no dudaría en recomendarla como un espacio único para que una familia como la nuestra haya crecido, se haya desarrollado y haya podido ser feliz.

-¿Si pudiera dar marcha atrás, cambiaría alguna cosa?

-Desearía que nuestros gobernantes tuvieran clarividencia para corregir lo que se está haciendo mal y evitar que Andalucía y Córdoba estén en los peores indicadores sociales y laborales, tras muchos años de democracia.

¿En todos estos años nunca le han ofrecido entrar en política?

-Nunca, porque mi forma de ver la vida implicaría tomar decisiones basadas en la lógica de los hechos demostrados y no en razones coyunturales que con frecuencia buscan reforzar una ideología concreta y no conseguir lo mejor para las personas.

-Es muy aficionado al Córdoba CF. ¿Cómo lleva el comienzo del equipo esta temporada?

-El Córdoba CF está mal gestionado y el resultado es desastroso. Pero como les digo a mis nietos cada domingo, nosotros vamos al campo a vivir nuestros colores y esos son siempre los mismos, ganemos o perdamos. Y este año también toca perder.