Esperanza Guardado tuvo claro desde niña que su futuro pasaba por ser actriz, pero no se decidió a dar el paso hasta que cumplió los 21 años, cuando se dio cuenta de que no podía dejar pasar su sueño. Esta cordobesa, criada entre los barrios de Levante y el Sector Sur, comenzó a ser conocida gracias a su webserie Bridget Jones de Triana, un personaje tremendamente divertido y lleno de contradicciones con el que conquistó al gran público. A partir de ahí las productoras y directores de castings comenzaron a llamarla y en su último año ha participado en películas como Dolor y gloria, de Almodóvar, o La Trinchera infinita, pendiente de estreno, de los directores Jon Garaño, Aitor Arregi y José Mari Goenaga. Han sido papeles pequeños, pero de los que se siente muy orgullosa. Ahora forma parte del elenco de actores de El secreto de Puente Viejo y tiene varios proyectos a la vista.

-Lleva un año fino. La hemos visto codeándose con actores, actrices y directores de primer nivel. Para empezar, en Dolor y gloria

-(Risas) ¡Solo salgo diciendo una frase! Hice un casting para un personaje que al final no salió pero hice gracia, por lo que sea, y me dieron una escenita. Fue maravilloso, imagínate. Es que disfruto mucho con todo lo que me regala esta profesión, porque es muy complicada. Hay muchas cosas que no están en nuestra mano y las que lo están también son complicadas porque ser buen actor es telita marinera. Es dejar tus vivencias, tu voz, tu pelo, tu carne, todo, a una persona que no eres tú para contar una historia que llegue al público y yo lo vivo todo mucho. Disfruté muchísimo en el rodaje y coincidí con Antonio Banderas. ¡Ya ves tú, que no hice nada, una cosita muy pequeña!, pero se portó súper bien conmigo. Todo el mundo fue adorable, con un buen ambiente y nada de superioridades. Un sueño.

-Y mientras estamos pendientes del estreno de La trinchera infinita

-La trinchera infinita es una coproducción con La Claqueta y un amigo mío, Joaquín Villalonga, que es director y con quien he trabajo en cortos, Laura Alvea y Hugo Baena estaban con el equipo de dirección de la película y no encontraban actriz para un personaje. Pensaron en mí, pasé el casting y a partir de entonces me han llamado muchísimo. Después empecé con mi representante, Mayte Ortega. La adoro porque es muy buena persona, tiene muy buena energía y creo que de verdad quiere mucho a sus representados, que son grandes actores a los que admiro como profesionales y como personas. Me siento privilegiada.

- ¿Qué me puede contar de ese largometraje?

-Disfruté muchísimo, fue genial. Creo que las interpretaciones de los actores van a dar mucho que hablar. Lo que yo hice está muy alejado lo que suelo hacer, por eso tengo muchas ganas de ver el resultado.

-Entiendo que su papel tiene en esta ocasión una vis más dramática.

-Sí. No salgo mucho pero, vaya, estoy muy orgullosa, de verdad.

-Mientras llega el estreno sus seguidores pueden verla en El secreto de Puente Viejo

-Para mí Brunilda ha sido un regalo porque me parece un personaje precioso, honesto y sincero. Lo he disfrutado muchísimo. El equipo de Puente Viejo es increíble, hay una gran calidad humana y profesional ahí. Cada una de las personas con las que me crucé me acogió enseguida y todo fue muy fácil. José Gabriel (Onésimo, mi compi de escena) es un actor con un talento increíble, me ayudaba muchísimo y me lo puso todo súper fácil. Creo que ha sido el rodaje en el que más me he divertido y aprendido porque, al ser una serie diaria, se trabaja mucho y con mucha eficiencia, hay que estar preparado.

-Desde hace algún tiempo vive en Madrid, pero usted se formó en Córdoba, su lugar de nacimiento.

-Sí. Me he criado en el barrio de Levante, junto a El Cairo. Cuando mis padres se separaron me mudé al Sector Sur, que es donde vive mi madre actualmente y el barrio al que voy cuando vuelvo a Córdoba. Vengo de una familia humilde, bastante humilde, y yo creo que eso me ha marcado muchísimo porque he tenido que trabajar mucho de muchas cosas. De telepizzera, de friegaplatos, de niñera, de animadora en hoteles, bodas y comuniones varias...

-¿Y de dónde le viene la vena de actriz, cuándo se le ocurre, cómo y por qué?

-Creo que es algo que me vino desde que nací, era una cosa con la que soñaba. Ese pensamiento lo recuerdo desde siempre, pero, es verdad, empecé el camino para ser actriz bastante tarde porque, como he dicho, vengo de una familia bastante humilde y eso de ser actriz era imposible. Ya casi se veía imposible estudiar una carrera superior, pues imagínate ser actriz. Por eso, al presentarme con una edad y decir que quería ser actriz me decían «pero, chiquilla, si eso es imposible, ¿cómo vas a ser actriz?» Pero con 21 años, cuando vi que me saqué un ciclo medio de Farmacia, de ciencias (con un par de ovarios porque para mí eso era ciencia ficción), me dije, pues mira, ya que estoy, voy a estudiar arte dramático que es lo que de verdad quiero en esta vida. Y empecé en la Escuela de Arte Dramático de Córdoba. A partir de ahí fui muy poquito a poco y hasta ahora, que también va todo muy poquito a poco, pero con mucha ilusión.

-Al terminar decidió dar el salto a Sevilla.

-Me fui a Sevilla porque seguía a David Sainz, de la productora Diffferent Entertainment. Me gustaba mucho lo que hacían. Me sentía muy identificada porque eran personas muy humildes que se veían en esta vorágine de «no hay nada», algo que puede llegar a ser un buque tóxico, e hicieron su proyecto Malviviendo, que me gustó mucho. Para la serie Flaman hicieron un casting abierto y parece que hubo buen feeling con ellos porque me llamaron para la tercera temporada de Malviviendo. Yo estaba en Córdoba sin saber qué hacer porque siempre me he agobiado mucho por el tema económico, ya que no tengo a nadie que me respalde. Hombre, tengo una madre y un padre que, cuando los he necesitado, me han pagado todo lo que ha hecho falta, pero, si mi padre fuera abogado, estaría yo más tranquila. Pero claro, mi padre es pensionista y yo siempre he estado con ese agobio.

-Pero al final optó por cambiarse de ciudad.

-De primera hora no decidí irme a ningún sitio pero viendo que iba a empezar en Sevilla me dije: «como está cerquita y tampoco es una ciudad muy cara en comparación a Córdoba y a unas malas es ir y venir, pues me voy a Sevilla». Y al final me salió muy bien. Estuve trabajando con David Sainz mucho tiempo, en la webserie y en la película Fogueo.

-Y también hizo teatro en aquella época.

-Estuve en una compañía de sketchs cómicos (parodias) que se hacían semanalmente en Sevilla: Noche de repálagos. Fue muy buena experiencia y creo que crecí mucho como actriz porque en audiovisual con David lo aprendí todo, pero también lo hice con el teatro.

-Pero su trabajo empezó a ser más conocido a partir de la ‘webserie’ Bridgte Jones de Triana

-En Noche de repálagos teníamos espacio para hacer nuestras propias creaciones y monólogos y en ellos yo expresaba mis cosas, mi vida, de forma teatral. Mi compañero Adrián, que era el guionista, me propuso hacerlo en audiovisual y lo lleve a webserie, un poquito como Dios me dio a entender, pero me siento muy orgullosa.

-Eso fue el principio de todo, a partir de ahí empezaron a salirle más proyectos.

-Sí y empecé a hacer otros monólogos, como los de Que sí, Lucy, que sí y Que no, Lucy, que no, dos cortos que hice para Notodofilms. Ahí empezó todo.

-¿Pero de dónde surge la idea, el planteamiento, para elaborar un personaje con la personalidad de Bridget Jones de Triana

-Siempre he visto en Bridget Jones el personaje de una chica muy normal, de las que hay montones en el mundo. Tengo muy buen humor pero a veces noto que la vida no me va muy bien y me río de eso. Un día me dijeron que era como una Bridget Jones de Triana y me hizo mucha gracia y lo cogí, porque eso es lo bonito de la vida: coger las cosas feas y convertirlas en bonitas. Así que intenté crear un personaje normal, que no entra dentro de ningún canon de belleza o de comportamiento. Porque ella, sin quererlo, era un poco irreverente, como yo soy también, porque no me comporto como debería sino como siento que debo hacerlo. Quise hacer visible a una mujer normal y también todo lo honesta se puede ser en esta sociedad y con esta educación. Quise hacer a una mujer que intenta ser libre y feliz aunque la vida le pegue batacazos, lo que yo como persona intento hacer.

-¿Qué hay de realidad y qué de ficción en su personaje de Bridget Jones?

-En mis personajes hay mucha verdad mía. Siempre que trabajo como actriz procuro meter toda la verdad que pueda desde lo que yo he vivido. A Bridget Jones de Triana, creado por mí y para mí, intento filtrarle mi realidad, una realidad que es la de muchas mujeres. Personajes como el de Bridget están basados en mis vivencias, que son las de todas, pero también en mi manera de tomarme la vida, esa forma de pensar «qué malo es todo pero, en realidad, qué guay». Me tomo las cosas con humor y, aunque no llega a ser negro, sí que me río un poco de las injusticias y de las cosas que nos pasan a las mujeres como yo.

-¿Y qué me dice de algunas de las frases de su Bridget como «me gustas, pero estás gorda»?

-Eso me ha pasado miles de veces y, aunque es verdad que nadie va a venir a decírtelo claramente, me sigue pasando a día de hoy. Y me puedo pasar dos días llorando, pero luego me río muchísimo porque, cuando una persona te demuestra que no te quiere o no te acepta por algo tan superficial como el físico, demuestra qué tipo de persona es. Por eso, cuando la gente se acerca a mí es mucho más verdadero porque tengo un filtro que pasar. Los estereotipos no son la realidad y la química que hay entre las personas no tiene nada que ver con lo que se ve, sino con lo que se siente.

-Ha hecho cine, teatro, televisión, ‘webseries’... ¿en qué medio se siente más cómoda?

-El cine y la televisión son los que más me gustan porque puedo verlo y corregirme, pero también porque tengo la capacidad de ser mucho más natural. Me gusta la naturalidad, el realismo, y eso el teatro es más difícil porque tienes que estar pendiente de más cosas. El cine y la televisión se asemejan más a nuestra vida diaria y eso me gusta mucho más, aunque me parece complicado a nivel interpretativo.

-Hablando de complicaciones, últimamente varios artistas han sido acusados de diferentes delitos por hacer uso de su libertad de expresión. ¿Qué opina?

-Que una persona difiera de tu opinión significa que te quiera hacer daño personalmente, o a un colectivo. Simplemente existen diferentes opiniones y diferentes pensamientos. Se le están poniendo puertas al campo. El arte es un arma poderosa de creación, no de destrucción.