Jesús Tamayo nació en Córdoba en 1975 y preside Proyecto Hombre en la provincia desde 2017. Tiene una clara vocación docente y terapéutica, por eso se licenció en Ciencias de la Educación y posteriormente en Psicoterapia. Después cursó distintos másteres, entre ellos el de experto en adicciones. Durante los primeros años de su trayectoria profesional trabajó en exclusión, principalmente con menores y adolescentes. Llegó a Proyecto Hombre Córdoba en 2001. En esta institución ha sido formador y terapeuta, pero también ha trabajado con personas con adicciones en el centro penitenciario y coordinado los recursos de menores con vida judicial que han recalado en la organización que ahora preside.

-Su vida profesional ha estado siempre ligada al trabajo con personas con adicciones. ¿Qué le mueve a ello?

-Sí, ha estado siempre enfocada a personas que necesitaban ayuda porque por sí mismas no podían salir de su situación o necesitaban algún tipo de apoyo u orientación para redirigir sus vidas o para poder alcanzar metas diferentes con respecto a la realidad en la que habían nacido o vivido. Creo que en este mundo es importante y necesaria esa parte de nosotros en la que podemos aportar a la sociedad y al resto de la humanidad. Es importante que despertemos en los demás la inquietud de colaborar con las personas que tenemos a nuestro alrededor y que, poco a poco, vayamos sembrando para tener un mundo en el que contribuyamos unos con otros, que estemos en conexión y que vayamos construyendo una relación más humana.

-¿Y cómo se materializa eso en Proyecto Hombre?

-En Proyecto Hombre ofrecemos una experiencia en valores. Cuando una persona acaba en Proyecto Hombre tenemos claro que en su entorno más cercano va sembrando este tipo de actitud. Para nosotros el centro de trabajo es la persona, entender y que la persona entienda por qué ha desarrollado esta conducta adictiva para que, a partir de ahí, pueda hacer un trabajo personal y tener una vida autónoma, sin dependencias. La persona no es adicta de nacimiento, puede tener factores genéticos que le lleven a tener una adicción, pero no nace siendo adicta.

-¿Existe un perfil de persona con adicción?

-Es difícil de definir a primera vista. Sabemos que las personas con adicciones tienen baja tolerancia para gestionar ciertas emociones, que tienen situaciones que les han marcado a lo largo de su vida a la hora de mantener unos rasgos en el carácter que le permitan afrontar con madurez la toma de decisiones, sus relaciones interpersonales... pero no hay un perfil definido que sea común a todos. Una persona que mantiene unos valores, un entorno sano donde habitualmente no hay un consumo de alcohol o de otras drogas, que mantiene unos hábitos de tiempo libre sanos, unas relaciones laborales sanas y que tiene una estructura familiar con comunicación y actividades en común, normalmente no tiende a mostrar ninguna conducta adictiva.

-Este año se cumple el 25 aniversario de Proyecto Hombre en Córdoba.

-Empezamos en Córdoba hace 25 años con un solo recurso dedicado a la heroína y a día de hoy no abrimos más recursos porque buscamos financiación para poder hacerlo. Así que, según vamos avanzando, vamos abriendo recursos nuevos para atender los distintos perfiles.

-¿A cuántas personas han atendido en este tiempo y qué porcentaje de éxito han tenido?

-Hemos atendido a 4.240 personas más sus familias. Por procesos finales, quienes han acabado la terapia, el éxito está en torno al 83%. En cuanto a las personas que no han terminado el proceso (porque llegan a una reinserción o porque les prima el acceso a puestos de trabajo), no tenemos estudio hecho, pero sí conocimiento de que muchos de ellos se mantienen abstinentes.

-¿Qué tipo de adicciones tienen las personas que acuden a Proyecto Hombre en Córdoba?

-El mayor porcentaje de personas que acuden a nosotros son hombres de entre 27 y 41 años de edad que en su mayoría han desarrollado una adicción a la cocaína y al alcohol. En porcentaje algo inferior están las mujeres, que vienen por adicción a la cocaína, principalmente, y muchas de ellas por otro tipo de adicciones conductuales que no tienen que ver directamente con la droga, como las compras compulsivas, la dependencia afectiva de la pareja, dificultades laborales por mooving (un tipo de acoso), como le llaman ellas, por cómo empoderarse como mujeres a la hora de desenvolverse en el ambiente laboral.

-¿Se ha notado la crisis económica y social, ha habido un repunte de las adicciones en este tiempo?

-Se ha notado principalmente en el consumo de alcohol y en el entorno rural se ha incrementado no solamente el tráfico de drogas, sino el abuso de alcohol, principalmente, y el inicio de consumo de drogas en personas que con anterioridad solo consumían alcohol. En este momento nos encontramos ante un perfil de personas con adicción que están insertadas en el mundo laboral, no de una forma amable, aunque sí están manteniendo su puesto de trabajo. Están aumentando el consumo de drogas entre semana, porque antes solo lo hacían en fines de semana, y están adquiriendo el hábito de mantenerse abstinentes en horas de trabajo, pero, cuando salen del trabajo, consumen, con lo cual, donde más repercute eso es en el entorno familiar.

-Esto nos lleva a las personas jóvenes. ¿Qué casos de adicciones se dan entre menores?

-El 90% de los menores que acuden a nosotros vienen por problemas de conducta en el entorno doméstico, principalmente de violencia, cuyo origen está situado en el abuso o mal uso de las TIC, de las redes sociales, de las apuestas online y de algunos juegos, principalmente el Fornite, un videojuego de moda entre los adolescentes. Niños que agreden a sus padres por querer tener un móvil y que pierden horas de sueño, de estudio, y faltan a clase. Entre un 5 o 10% de ellos están teniendo experiencias de consumo, principalmente de marihuana y alcohol, pero la mayoría no consume ningún tipo de droga.

-Últimamente se habla mucho de ello.

-Es algo que está empezando a escucharse, pero algo que nosotros preveíamos hace un par de años y, tal como vamos en el ritmo de la sociedad, los adultos estamos acostumbrándonos a resolverles el problema en lugar de actuar para preverlo. Hace unos seis años hicimos una campaña nacional sobre el consumo de alcohol en menores y posteriormente saltó la noticia y se sensibilizó desde los medios por la muerte de una chica en Madrid por coma etílico. Y empezaron a surgir casos de abuso de alcohol. Esta noticia está dejando de ser sensacionalista, con lo cual no está apareciendo en los medios con la misma importancia que entonces aparecía ni con la misma actualidad. Ahora salen otro tipo de noticias y desde el Proyecto Hombre estamos viéndolo con anterioridad y diciendo que, cuando surge el problema, es cuando se le pone remedio. Lo que queremos es aprovechar nuestros conocimientos y experiencia para ponerlos a disposición de la sociedad y, cuanto antes lleguemos a las personas que van a padecer este problema, menos grave será y más preparados estaremos para acogerla.

-De hecho hace unos meses estrenaron un videoclip, un rap destinado a los más jóvenes, como campaña de prevención.

-El objetivo era sensibilizar tanto a las familias como a los profesionales que trabajan con adolescentes de la importancia de educar a los más pequeños en cuanto a su forma de vivir, no solamente en el plano cognitivo, como se suele hacer en los colegios, donde se están incorporando otro tipo de áreas, sino en relación a las relaciones personales, al mundo interior que vive cada adolescente. Hacerlo en forma de videoclip, con un rap, era para llamar la atención de los pequeños no solo desde el adulto que intenta rescatar al adolescente de su mundo interior para enseñarle las distintas posibilidades que tiene en esa etapa, que es en muchos momentos complicada. Queremos, por lo menos, sensibilizar y hacer algo habitual del hecho de que se esté hablando de la problemática normal de cualquier adolescente que se pueda sentir más o menos comprendido y recordarle que, en su búsqueda de su posición individual en el mundo, hay escapatoria, que, ante esas frustraciones y esas calles sin salida que hay en muchos momentos, hay salidas diferentes al consumo de drogas. Para poder hablar con ellos en un lenguaje que entiendan es importante que escuchen hablar de este tema.

-Por eso el vídeo repite continuamente «mejor pronto que tarde».

-Sí. Nosotros, a nivel nacional, estamos viendo dificultades que están empezando a aflorar en los más jóvenes. En algunos de ellos ya directamente tiene como consecuencia una problemática que hace que no solamente derive en nuestros centros, sino en otros recursos. En otros casos, desafortunadamente, permanecen estas dificultades y afloran cuando ya son adultos, cuando ya hay una degradación de la persona, tanto psíquica como físicamente, y también en hábitos. Nosotros confiamos en que la prevención es uno de los mejores medios para evitar que surja el problema. Y también colaboramos para que sean personas con valores y con unos principios íntegros, para que estos chicos, que son nuestro futuro, nos planteen una sociedad diferente a la que estamos abocados ahora mismo.

-¿Cómo se puede trabajar desde casa para prevenir este tipo de comportamientos?

-Es importante ser conscientes de los hábitos que se mantienen en las relaciones familiares. Hablamos de la comunicación entre los distintos miembros de la familia, de que los espacios de comunicación lo sean realmente; hay que ser conscientes de que, si los conflictos que suceden en el entorno familiar, se están resolviendo; de la actitud con la que nuestro familiar está afrontando las relaciones en su entorno social, y en los adolescentes ver si están teniendo capacidad para decidir qué hacen o no hacen, dónde se posicionan, cómo están resolviendo los conflictos con las amistades, los inicios de relaciones afectivas... Es importante educar en responsabilidad, no solamente en el uso, por ejemplo, de los teléfonos móviles, sino también en el uso de la paga o asignación que tengan los más pequeños. Hay que ver el criterio con el que valoran las cosas que están observando. A día de hoy tenemos una ventana abierta al mundo, más allá de lo que tenemos en nuestro barrio, que son las redes sociales, y cuando a los más pequeños les llega un mensaje de wasap en uno de los grupos que tengan podemos preguntar cuál es su opinión respecto al mensaje que les ha llegado, ver si se mantienen en silencio o dan algún tipo de respuesta, o si le siguen la corriente a quienes le han puesto el mensaje. Ese tipo de cosas no son tan habituales en los núcleos familiares y son importantes. Hay que conocer a nuestros menores y tener claro desde dónde nos estamos posicionando con ellos: si tienen claro cuáles son los roles que tienen cada uno, diferenciar explicaciones y aceptar las cosas, estar pendientes de cómo están viviendo la frustración y un largo etcétera. Yo recomiendo a cualquier persona que nos pida asesoramiento. Estamos abiertos a cualquiera que tenga dudas sobre cómo está educando a su hijos, sobre si las normas que tienen en casa son apropiadas o están cediendo, o siendo demasiado flexibles o autoritarios. Por tener una charla no se pierde nada y nos puede dar una idea de por dónde ir.