A nadie se le oculta que esta nueva carrera oficial tendrá un impacto no solo en las cofradías, también en la imagen de la ciudad, el comercio y el sector hostelero. Y respecto a estos dos últimos, en la mañana de ayer, a un mes del Domingo de Ramos y a cinco días de que empiece el montaje de palcos en la carrera oficial, muy pocos (por no decir ninguno) tenían claro en qué le va a afectar esta Semana Santa.

Temor y malos augurios

Haciendo una pequeña encuesta en la zona uno puede, por ejemplo, encontrarse con Lourdes Caballero en su tienda de Cardenal Herrero, preocupada sobre todo por la seguridad cuando se monten los palcos y queden pasillos para el tránsito peatonal tras ellos. O muy cerca de ella Laura, en la tienda Azahar, que manifestaba las mismas dudas y el temor a que pudieran colapsarse las vías. «Creo que al final no entrará nadie por la tarde», afirmaba ayer. Más claro lo expresaba Mariano Pérez de la Concha, presidente de la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico-Patrimonio de la Humanidad: «Hay molestias, primero, por falta de información, y nos llegan las previsiones de que el comercio en la zona se verá perjudicado, aunque beneficie a la hostelería»

Los más entusiasmados

No le faltaría razón a Pérez de la Concha, a tenor de las palabras de Rafael Moreno, el dueño de la emblemática taberna El Tablón, que aboga porque «se terminen las polémicas y se piense en que hay que mirar por el empleo». Él mismo reconoce que contratará a personal para la bulla que se esperan en Cardenal González.

En todo caso, se coincide totalmente en un punto: falta información. Laura, por ejemplo, era la primera en preguntar: «¿Y dónde dice usted que me van a poner un palco?» Su cara de cierto susto y preocupación al saber que una de estas estructuras se instalará en frente mismo de su negocio lo decía todo.