La incertidumbre sobre cómo aplicar los protocolos sanitarios del covid- en los centros educativos abrió durante el verano una discusión sobre la flexibilización curricular articulando un sistema mixto de presencialidad y formación a distancia. El objetivo de esta fórmula era reducir las ratios en las aulas y los contagios potenciales.

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A principios de septiembre, la Consejería de Educación emitió una circular a los centros donde les daba vía libre para elegir entre varias opciones la más adecuadas a las características de cada centro y a su alumnado. Esas opciones iban desde la presencialidad total a la modalidad mezcla de presencialidad y videoconferencia sincrónica o la semipresencialidad combinada con una serie de clases semanales tutorizadas. Así, una serie de institutos decidieron en sus consejos escolares aplicar la opción c, que preveía la «docencia en modalidad semipresencial con asistencia parcial del grupo en tramos horarios presenciales». Iniciado el curso y adaptadas las clases a este formato, la inspección educativa ha llamado la atención a los que eligieron esta opción al considerar que podrían estar incurriendo en una ilegalidad.

El problema radica en la interpretación de la forma de tutorizar a los alumnos, algo que según los centros afectados no ha sido expuesto con claridad por la Administración desde el primer momento. Llegados a este punto, centros como el IES Gran Capitán que optaron por esta vía de semipresencialidad a partir de 3º, han elevado una queja a Educación a través del AMPA. En ese escrito señalan que eligieron esta opción al considerar que si bien no era la ideal sí era «la menos lesiva para alumnos y docentes, ya que el centro cuenta con aulas pensadas para un máximo de 24 alumnos con pupitres unidos por parejas» que hacen inviable garantizar las distancias entre los alumnos.

La opción de educación sincrónica, que permite dividir al alumnado en dos grupos alternándose en clase y haciendo que el que está en casa siga la clase por videoconferencia, fue desechada ya que no les parecía factible, según detalla el AMPA, por las carencias técnicas que afectan a muchas familias del barrio, lo que haría imposible garantizar el seguimiento diario de las clases

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El malestar llevó hace unos días a un grupo de institutos a elaborar un escrito que iba a ser remitido a la Delegación de Educación de forma conjunta y que finalmente no prosperó. Desde hace una semana, «todos los que eligieron la opción c han sido forzados a cambiar a la presencialidad total o a aplicar la modalidad sincrónica». Sin embargo, las quejas continúan en la comunidad educativa, tanto entre los padres como entre el alumnado, que lo ha difundido en redes sociales, ya que la presencialidad total les obliga a asistir a clase sin distancias de seguridad. Reclaman a la administración educativa «que respete la implantación del modelo semipresencial propuesto al inicio de curso o que establezca por escrito la obligatoriedad de la presencialidad aunque de esta forma se incumplan los protocolos sanitarios del covid-19».

En otros centros, este problema no se ha dado. Es el caso del IES Averroes, que consideró desde el principio que la mejor opción para su alumnado era la presencialidad total y ha habilitado espacios extra o del IES Gongora, que ha implantado con éxito el modelo sincrónico, según fuentes de la dirección, que permite que todos asistan a clase a la vez, unos en clase y otros en casa, turnándose en días alternos valiéndose para ello de pizarras digitales, videoconferencia...

Por su parte, la Delegación de Educación, consultada al respecto de la situación, se remite de momento a la circular de principios de septiembre.