Tener un empleo hace tiempo que dejó de ser la panacea. Desde que empezó la crisis, la precariedad laboral se ha disparado de tal manera y los sueldos han caído a unos niveles que contar con un salario ni siquiera es suficiente para garantizar el acceso a algo tan básico como una vivienda. Esta es una de las conclusiones expuestas ayer en las 5ª Jornadas de Buenas Prácticas de Intervención con Personas sin Hogar, organizadas por el Ayuntamiento de Córdoba en Ciencias de la Educación. por Albert Sales, profesor de la Universidad Pompeu Fabra y asesor del Ayuntamiento de Barcelona. En Barcelona, el 16% de las personas que viven en la calle tienen un trabajo remunerado, una cifra que según las estimaciones de la Red Cohabita es extrapolable a Córdoba, donde se estima que al menos una de cada diez personas sin hogar (que duermen en la calle o en infraviviendas) tiene un empleo que no le da para un alquiler.

Y es que, según recordó Sales, «los pobres no contratamos hipotecas, vivimos de alquiler y en los últimos años los precios de los alquileres se han disparado, excluyendo a una parte importante de la población», que acaba entrando en un círculo que les expulsa del sistema, ya que no existe otra alternativa habitacional para estas personas. «¿Quién va a alquilar a una persona que ha estado en un albergue, aunque temporalmente tenga un empleo, cuando hay legiones de estudiantes y turistas?», se preguntó Sales, que aseveró que la raíz del problema es la falta de un parque de vivienda social. En este contexto, el empleo, «que es una herramienta clave para atender a una parte de las personas sin hogar», tampoco es útil si no se combate la precariedad laboral y se garantizan salarios dignos. No en vano, según la información facilitada, el 15% de las personas que tienen un empleo están en situación de pobreza o en riesgo de exclusión.

En opinión de Sales y en la de las organizaciones que componen la Red Cohabita en Córdoba, «no existe un perfil de persona sin hogar», lo que significa no solo que «cualquiera puede verse en esa situación» sino que «no estamos ante fracasos individuales, sino ante el fracaso de las instituciones a la hora de ofrecer una vivienda digna, ante el fracaso estructural del sistema de protección». Así, los expertos afirman que «las soluciones tradicionales no funcionan», por lo que «el problema del sinhogarismo no se arregla construyendo más albergues, ya que solo una parte de las personas en esa situación, ya esté en la calle o en infraviviendas, lo están porque no hay vivienda digna a un precio accesible para ellos y pasar por un albergue solo es una medida provisional».

EXPERIENCIA DE FEPAMIC // Las jornadas, centradas en el empleo como herramienta de inserción, incluyeron una presentación de la presidenta de la Federación de Asociaciones de Personas con Discapacidad Física de Córdoba (Fepamic), Sara Rodríguez, como experiencia de inclusión para personas sin hogar. Según Rodríguez, en el último proyecto desarrollado por la entidad sobre promoción de empleo entre personas discapacitadas han detectado que un 37% de los participantes tenía problemas graves de acceso a la vivienda. Fepamic ha desarrollado itinerarios de formación y empleo adaptado para estas personas, a las que, según Rodríguez, han dotado de las herramientas necesarias para mejorar su autonomía para salir de la situación de exclusión.