Tras la intensa jornada del día anterior, la Virgen de la Fuensanta lució ayer en su santuario en un elegante altar, arropada por terciopelo, nardos y, sobre todo, del calor popular de los miles de cordobeses que durante la jornada se dieron cita ante la secular imagen.

Con mucho calor dio comienzo la ceremonia religiosa presidida por el obispo de la diócesis, Demetrio Fernández, y concelebrada por el Cabildo Catedral. Entre las autoridades, un nutrido número de concejales con el alcalde de la ciudad, José María Bellido, a la cabeza, y la Agrupación de Cofradías,

El prelado en su homilía recalcó el «especial gozo» que representa la celebración del día de la Fuensanta en el año del 25 aniversario de su coronación canócica, recordando la historia de devoción que Córdoba ha escrito desde hace cinco siglos en torno a esta advocación mariana.

El obispo pidió la protección de la patrona de Córdoba para las autoridades «de una ciudad cosmopolita que acoge cada día a miles de personas». Asimismo, resaltó la labor de la Iglesia en los barrios más pobres y señaló la cultura «como medio de incorporación digna a la sociedad para niños y jóvenes».

Sin dejar de cesar la entrada y salida de fieles, concluyó la ceremonia mientras sonaba el himno a la Virgen de la Fuensanta entonado por la coral que lleva su nombre y que acompañó en la parte musical la eucaristía.

Una mañana de «gozo», como dijo el obispo, al poder un año estar junto a la patrona de la ciudad en su fiesta.