Unir dos orillas de un río entrelazando manos. Como si se quisiera demostrar que la esperanza, el tesón y los corazones humanos pueden conseguir lo imposible. Ese era el significado de la cadena humana que la Fundación Europea por las Personas Desaparecidas (QSD Global) celebró ayer sobre el Puente Romano, un acto para recordar que en España hay aún 10.000 personas desaparecidas, «según los datos oficiales que tanto nos ha costado que nos dieran», dijo el periodista Paco Lobatón, y que puso broche solidario de oro a la Conferencia Internacional de la Red Global de Niños Desaparecidos, celebrada durante esta semana en Córdoba.

Precisamente, Lobatón, presidente de QSD Global, recordó ayer que la ciudad ha sido esta semana «la capital de la solidaridad» con los desaparecidos, centrado en principio en los más pequeños por el propio fin de la conferencia que organizó la Centre for Missing & Exploited Children (Icmec), pero que se ha hecho extensiva al drama de todas las familias con desaparecidos de cualquier edad, de las que el año pasado hubo 25.000 denuncias, un 2% de las mismas sin resolver.

El congreso ha tenido hitos como la presentación, entre las 29 intervenciones de expertos de todo el mundo, de un embrión de proyecto de inteligencia artificial para buscar globalmente menores desaparecidos, o el concierto solidario celebrado el pasado jueves en el Rectorado de la UCO con una decena de solistas y grupos.

Cadena humana en el Puente Romano, ayer por la mañana. SÁNCHEZ MORENO

Respecto al acto de ayer, cada eslabón de la cadena humana era toda una historia con la que solidarizarse, con la que emocionarse. Como María Cuadrado, abuela de Olivia Encinas, desaparecida la Nochevieja del 2011 en Pollensa (Mallorca) y cuyo rastro se ha seguido hasta Polonia. Un eslabón más de la cadena en la que «faltan muchos, muchísimos más eslabones», recordaba Lobatón.