La parroquia Santas Margaritas, epicentro de dos barrios, Las Margaritas y Moreras, celebra estos días 70 años de existencia (1949-2019), en los que ha realizado una intensa labor social y ha movilizado a numerosos colectivos de toda Córdoba. El 19 de marzo fue el día que cumplió los 70 años y el próximo 30 de marzo habrá una eucaristía presidida por el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, para conmemorar esta efeméride. Y en estos días de recuerdo y de nostalgia, uno de sus proyectos más queridos toma también fuerza, después de casi 20 años de trayectoria. Se trata del centro de promoción de la mujer Nueva Aventura, situado en un lateral de la parroquia, en la calle Músico Salinas, que vio la luz en el 2002, aunque se proyectó en 1999.

Gaspar Rul-Lan, uno de sus promotores y miembro de la comisión de gestión y apoyo del centro junto al párroco Antonio Caballero, y Paqui Morales, explica que en el 50º aniversario de la iglesia se organizó una corrida de toros solidaria, una novillada mixta en la que participaron Paco Trujillo, Rey Vera, Santamarina, Riquelme y Manolo Martínez. Con el dinero recaudado reconvirtieron un salón abierto junto a la parroquia, que no se usaba, en un centro con una gran sala para actividades, cocina, biblioteca y sala de reuniones. «Se abrió una puerta cercana al barrio para que las mujeres de Moreras lo reconocieran como algo suyo», explica Gaspar Rul-Lan, que deja claro que «no quisimos abrir una escuela, es un centro de formación, pero, sobre todo, un centro de reunión de las mujeres, para que ellas vinieran aquí, hablaran de sus cosas y salieran de sus problemas, de sus casas».

Hablan ellas

Y así, en el 2002, bajo la presidencia de la entonces alcaldesa, Rosa Aguilar, y de numerosos concejales y políticos que acompañaron a los vecinos de Las Margaritas y Moreras, el centro de promoción de la mujer abrió sus puertas con la ilusión de favorecer la integración social y laboral de las vecinas de estos barrios, escasos de oportunidades. Desde el principio, la media de asistencia ha sido de entre 50 y 60 mujeres, generalmente mayores de 50 años, e incluso de 90 años algunas, pero ha habido momentos en los que se ha llegado a contar con 120. Unos diez monitores se emplean todas las tardes en los distintos talleres que se ofrecen, desde lectoescritura a taller de costura, expresión artística, sevillanas, teatro, cocina, danza oriental, mantenimiento o tai chi. Pero, además, la actividad extraordinaria es frenética, pues hacen excursiones, visitas culturales, asisten a charlas...

Para Ángela Ramos, que lleva más de 12 años asistiendo al centro, «esto es una liberación para nosotras». Cuenta que tiene 8 hijos y siempre estaba en la casa, «no salía para nada y, desde que me apunté al centro, estoy liberada, me encanta, vengo a todas las actividades, hasta a la danza oriental». Lo mismo piensa Ana Ferrer, que dice que aquí «dejamos los problemas en casa» y además ha descubierto un talento y una afición, el teatro, «que me encanta». Han puesto en escena obras como Mamma mía o La casa de Bernarda Alba, que han sido todo un éxito y una gran satisfacción para ellas.

Antonia Jiménez, otra de las asiduas de muchos años, cuenta que, para ella, acudir a los talleres y a las actividades «me supone una descarga para el cuerpo». Reconoce que «las profesoras son como psicólogas para nosotras» y, «lo que no hemos aprendido de jóvenes, lo estamos aprendiendo aquí». En un vídeo resumen del pasado curso, las propias mujeres cuentan su experiencia, cómo el centro les aporta «otra vida», «salimos como nuevas», y resaltan también el compañerismo y la convivencia. Remedios cuenta que acude al centro porque «no he tenido oportunidad de chica de ir al colegio y aquí mis maestras son estupendas, simpáticas y agradables».

Aparte de los talleres, la actividad continúa más allá del centro. Han hecho una visita nocturna a la Mezquita, al Gran Teatro, a la Diputación, e incluso en el Parlamento andaluz fueron atendidas por el entonces presidente, Juan Pablo Durán, «que estuvo con nosotras más de una hora». También han realizado excursiones a pueblos. Paqui Morales, una de las almas de este centro y profesora de tai chi, explica que en estas clases «cultivamos la salud y el espíritu, es un trabajo de salud integral» y a lo largo de los años «he visto en ellas una evolución increíble».

Atención a los niños

Los niños de Moreras son tan importantes como las mujeres, de ahí que otro proyecto esencial de la parroquia sea la sala de lectura para niños de 6 a 12 años, a la que acuden diariamente, entre las 16.00 y las 19.30 horas, entre 16 y 19 pequeños del barrio. Su monitora, Laura Camacho, explica que la primera hora y media es de apoyo escolar, para ayudarles en las tareas y trabajos de clase, para lo que cuenta con ayuda de un grupo de alumnas voluntarias del colegio Las Esclavas. Después, vienen las actividades, desde manualidades, teatro, sevillanas o excursiones. «Hay niños que no habían salido nunca del barrio, que no habían pisado ni Las Tendillas, y han podido hacerlo gracias a este programa», afirma Gaspar Rul-Lan. En un barrio donde la vida «es dura», mujeres y niños encuentran aquí un aliciente.