La evolución del covid supedita el inicio del curso político en el Ayuntamiento de Córdoba. En un panorama cambiante por días, los partidos reclaman al gobierno local capacidad de reacción y eficacia.

El escenario sanitario

El escenario sanitarioCórdoba, como el resto del país y del mundo, deberá estar pendiente de la evolución de la pandemia y del incremento exponencial de casos de coronavirus. El Ayuntamiento tendrá que estar preparado para cualquier escenario, aunque cuenta a su favor con la experiencia de la primavera. Entre sus puntos fuertes ahora está, paradójicamente, lo que el año pasado se apuntaba como el gran debe en Capitulares: la administración electrónica. El confinamiento ha obrado el milagro de modernizar una administración que hace apenas medio año era incapaz de atender a los ciudadanos por vía telemática. Por contra, entre sus puntos débiles sigue estando la gestión de los servicios sociales, sobrepasados durante el confinamiento por la demanda y con una escasísima dotación de personal. La portavoz de Vox, Paula Badanelli, cree que la clave está en la capacidad de respuesta del Ayuntamiento ante una nueva oleada y reclama «más capacidad de reacción y eficiencia» al gobierno.

Lo económico

Los ayuntamientos de España, incluido el de Córdoba, están pendientes de la negociación del acuerdo de la FEMP --de momento apoyado solo por el PSOE-- sobre los remanente municipales y que aún debe debatir y aprobar el Congreso de los Diputados. El alcalde, José María Bellido, junto a regidores de todos los signos políticos, han pedido al Gobierno poder destinar la integridad de sus ahorros, en el caso de Córdoba, 22,5 millones, y no solo una parte de esos remanentes y entienden como «un chantaje» que el Estado les pida la cesión por un tiempo de ese dinero. El cumplimiento en el mes de julio del periodo medio de pago a proveedores permite, de momento, al gobierno local destinar 7 millones a inversiones financieramente sostenibles de esos 22,5 millones, pero renunciar al acuerdo de la FEMP tal y como está ahora acarrearía, --sostienen la portavoz socialista, Isabel Ambrosio--, una pérdida de 11 millones para las arcas, 4 de ellos para enjugar la delicada situación de Aucorsa, quizá la empresa más afectada por la crisis del covid.

PP y Cs no solo tienen pendiente la puesta en carga de las IFS y de las inversiones previstas en los presupuestos municipales -de momento, denuncia la oposición, con una muy baja ejecución- financiadas con cargo a préstamos ya firmados, sino también «la ejecución de las políticas del plan de choque, tanto las sociales como las de impulso económico y empresarial, vitales en este momento», según apunta el portavoz municipal del PP, Miguel Ángel Torrico. Asociado al impulso económico y a la reactivación está la concesión de licencias por parte de Urbanismo, un tema que el portavoz de IU, Pedro García, sigue sin ver: «Hay parálisis total y se siguen dando menos licencias que en el mandato anterior», asegura.

El diálogo

Este incierto panorama económico, que no permite saber al Ayuntamiento el dinero con el que va a contar (el equipo de gobierno prevé una caída de ingresos propios y también de las aportaciones del resto de administraciones) se va a ir despejando el mismo mes que PP y Cs tienen que dejar listas las ordenanzas fiscales para el 2021, es decir, la base de lo que el Ayuntamiento recaudará el año próximo y por ende podrá invertir los meses siguientes.

El gobierno local anunció que congelaría las tasas e impuestos locales el año que viene, lo que ha hecho ya que Vox -el partido que permitió aprobar las del año pasado- reclame respeto al acuerdo y niegue que se haya producido en Córdoba, como aseguran PP y Cs, un «histórica rebaja fiscal». El gobierno local tendrá que reconducir sí o sí sus relaciones con Vox para salvar su falta de apoyos en el Pleno, ya que parece muy improbable cualquier otra ecuación. Detrás de la negociación de las ordenanzas fiscales vendrá, como cada año, la negociación de los presupuestos.

La estrategia

El confinamiento dejó en suspenso la elaboración de un plan estratégico para la ciudad, uno de los principales empeños de Bellido desde que llegó a la Alcaldía. En enero se constituyó una comisión delegada permanente que sería la encargada de recoger en un documento la estrategia de la ciudad con el horizonte del 2030. El documento tendría hitos medibles en el año 2025 y una coordinación con los retos de Naciones Europeos y los planes europeos como la Estrategia 2030. El coronavirus hizo volar toda esta planificación por los aires y más que nunca lo urgente --dar respuesta a las necesidades más imperiosas de los cordobeses-- se comió lo importante, léase, la estrategia a medio y largo plazo de la ciudad.

Para Juan Andrés de Gracia, presidente del Consejo del Movimiento Ciudadano, es vital retomar el plan estratégico porque «la ciudad debe replantearse de nuevo». Para el representante ciudadano, la pandemia ha condicionado todos los debates futuros y ya no son aplicables los parámetros de la vieja política. «El coronavirus ha acabado con el monocultivo del turismo, extensivo y depredador, que tenía Córdoba. Ya pasó antes con la construcción. Ahora la ciudad necesita otra perspectiva, un nuevo modelo basado en la Cultura y el Patrimonio, que es por el que se quiso apostar en el 2016, aunque quedó aparcado cuando perdimos la Capitalidad», asegura.

Los proyectos

Antes del coronavirus, uno de los termómetros de la gestión municipal eran los proyectos que un gobierno municipal era capaz de proyectar o ejecutar durante su mandato. Si bien la crisis ha orillado esta manera de medir, Córdoba tiene un buen puñado de proyectos pendientes: desde la Ronda Norte, hasta la reanudación del Centro de Exposiciones, Ferias y Convenciones, pasando por la expropiación anunciada de Caballerizas Reales.