¡Ojo a los gatos callejeros! Córdoba es una ciudad amante de los mininos y cuenta con una importante población felina callejera habitando en colonias dispersas por los rincones más diversos. Una realidad que hasta hace poco no había sido motivo de estudio y que ha centrado una investigación realizada por expertos de la Universidad de Córdoba a partir de un convenio con Sadeco. Según el director de la investigación, el catedrático de Salud Animal de la UCO, Antonio Arenas, «el diagnóstico realizado en una primera fase señala que en las calles de Córdoba habitan en torno a 500 gatos, establecidos en 36 colonias estables, con una media de una docena de animales cada una, a las que se suman otras de corta duración que se forman transitoriamente cuando algunos gatos son expulsados de su colonia madre».

Uno de los objetivos del estudio era conocer el estado de salud de esta población gatuna, por lo que los investigadores realizaron un muestreo de enfermedades tras recoger muestras de 110 gatos.

Los resultados son dignos de tener en cuenta. «Hay una serie de enfermedades propias de los gatos que no se pueden transmitir a los seres humanos y aunque en el 80% de los casos el estado general de los animales era bueno y solo en uno de cada cuatro se veía una enfermedad observable, lo cierto es que el 10% presentaba el llamado sida felino y un 90% leucemia felina (ambas dolencias solo se contagian entre gatos)». Por otro lado, se estudiaron las enfermedades que sí se pueden transmitir a las personas y el resultado fue, según Arenas, que «el 62% de los gatos estaban infectados por bartonelosis, una enfermedad que puede llegar a ser grave y que se conoce como la enfermedad del arañazo de gato». Al parecer, la bartonela se aloja en la cavidad oral del gato, por lo que la enfermedad se transmite al morder, y tras lamerse las uñas, al arañar. Asimismo, alrededor del 12% presenta leismaniosis y toxoplasmosis, dolencias que también afectan al ser humano. Por último, se observa en un 2% una enfermedad emergente que requiere la intervención de las garrapatas, por lo que sería menos contagiosa.

Para los expertos de la UCO, «es fundamental empezar a controlar a la población de gatos callejeros, no pueden estar sin supervisión porque suponen un riesgo importante», afirma Antonio Arenas. En próximas fases, los expertos deberán presentar recomendaciones al respecto a Sadeco. «Algo fundamental sería, por ejemplo, prohibir en una ordenanza la alimentación de estos gatos por personas no cualificadas», señaló, «por el riesgo de transmisión de enfermedades».