Leonor Lavado es la mujer de las mil voces y las mil caras. Esta actriz y licenciada en Historia nacida en Puente Genil es una de las pocas mujeres imitadoras que existen en nuestro país. Su trabajo le ha valido el reconocimiento de los grandes del género y el aplauso de los miles de seguidores que la siguen en televisión, radio y redes sociales. La fama le llegó por sorpresa en 2014, tras el éxito abrumador de un vídeo que colgó en Youtube y que en 24 horas logró 250.000 visitas. Decidió montarlo para dar a conocer su talento en un momento en el que se encontraba en paro y para ello se encerró durante meses en su casa para ensayar imitaciones. A partir de entonces cambió su vida. Se trasladó a Madrid y comenzó su periplo televisivo. Hoy trabaja en La Sexta con Alfonso Arús en Arusitys, en Onda Cero con el programa Surtido de ibéricos, dirigido por Carlos Latre, y hace pocos meses comenzó su periplo como presentadora en RTVE con el concurso Arranca en verde.

-¿Cuándo supo que lo suyo era ser actriz?

-A los cinco años ya le dije a mi madre que quería ser actriz y fíjate. En el colegio ya empecé con teatros escolares y luego estuve en Lucena en un grupo de teatro juvenil y después decidí hacer Arte Dramático e Historia del Arte. Durante un tiempo estuve llevando las dos carreras a la vez.

-Vaya ojo, eligió dos carreras con mucho futuro profesional.

-Desde luego. Las verdad es que ambas opciones asustan a cualquier padre cuando se lo dices, pero en eso he tenido suerte porque mis padres me han apoyado siempre. He tenido su apoyo económico y también moral para hacerlo.

-De hecho, cuando en 2014 subió su vídeo con imitaciones a Youtube, estaba en paro.

-Me fui un año a vivir a Oporto, a estudiar Erasmus y, cuando volví, no tenía trabajo y ese verano decidí irme a Londres y allí fui ama de llaves de una familia que era bastante adinerada. Cuando volví, sentí que me tenía que dedicar a otra cosa, que todo ese tiempo me había valido más a nivel personal que profesional, sobre todo por el inglés.

-¿Y qué le llevó a hacer imitaciones?

-Un compañero llevaba tres años diciéndome «tú eres imitadora, tú eres imitadora» y yo le respondía ¡anda ya!, ¿cómo voy a ser imitadora? Pero insistía y me decía que, cada vez que veíamos una película o una serie, yo le comentaba cómo hablaban los personajes. Y también me dijo que imitadores había bastantes, pero que imitadoras, ninguna. Decidí encerrarme en mi casa y, desde las nueve de la mañana hasta las siete de la tarde, me ponía a hacer voces. Cuando decidí que tenía las suficientes voces como para hacer un vídeo, porque quería venirme a Madrid y que esa fuese una de mis cartas de presentación de cara a las agencias de actores, lo grabé y lo subí.

-El vídeo se hizo viral.

-Mi sorpresa fue que a las doce horas empezó a subir de una manera… A las 24 horas tenía como 250.000 visitas y empezaron a llamarme radios y televisiones, primero locales y luego nacionales, hasta que ya Antena 3, Tele 5, La 1…, se pusieron en contacto conmigo para reunirnos y tener una conversación de cara a trabajar con ellos. Yo estaba en casa en bata porque mi vida era levantarme, estar en bata, ponerme a hacer voces, ir al gimnasio, acostarme y, al día siguiente, lo mismo. Empecé a recibir correos y mensajes y me dije me tengo que ir a Madrid, me tengo que quitar la bata. Así que a los días me fui a negociar.

-¿Y tenía experiencia en este sentido?

-Es algo que yo nunca había hecho. Se vino mi padre a intentar echarme una mano, pero ninguno de los dos sabíamos mucho, porque puedes llegar a negociar en ese ámbito pero, cuando te plantean trabajos de un volumen que yo no había hecho… Sobre todo, porque yo no me sentía imitadora, yo había puesto un vídeo de imitaciones, pero no me sentía imitadora. Ahora, por supuesto, me reconozco en eso, pero al principio me venía un poco grande.

-¿Y cómo llevó esa transición?

-Después de eso hubo un proceso de digestión donde te das cuenta de cómo funciona el mundo, tanto de la televisión como de la radio, y poco a poco lo vas asimilando y vas encontrando tu sitio. Pero el salto fue muy repentino. Me costó al principio porque, claro, llegas con muchas ilusiones, con muchas ideas preconcebidas y luego te vas dando cuenta de que no es así. Después de haber tenido la suerte de que un vídeo pegase el pelotazo vienes con una idea a Madrid y lo difícil viene después, lo difícil es hacerte un hueco y reconocerte en un papel en el que al principio ni siquiera te ves.

-¿Cómo es el proceso de creación de un personaje y en qué se fija cuando lo imita?

-Cuando me fijo en un personaje es porque algo me llama la atención, ya sea su voz, la forma en la que camina, en la que mueve la boca o las manos… Siempre es por algo que no me es familiar y que me resulta un poco exótico. Hay muchas veces que la voz te lleva a hacer el resto del personaje y otras que un gesto te lleva a la voz. Normalmente, cuando cojo a un personaje, me veo vídeos y las cosas van saliendo, se me van quedando, y de repente empiezo a ser el personaje, es como una cadena. Cuando se imita un personaje hasta su respiración es importante. Pero es verdad que son muchas horas de trabajo y a veces son horas frustrantes, porque hay personajes que se cogen muy fácilmente y otros que cuestan muchísimo.

-¿Propone usted los personajes o se los proponen?

-Por ejemplo, en La Sexta, en Arusitys, hay veces que propongo yo, otras proponen ellos a personajes que a lo mejor en un principio he rechazado por lo que sea: porque me da pereza, porque no me gusta como habla... y después de todo el proceso de trabajo muchas veces se les coge cariño porque descubres muchas cosas del personaje. Me pasó con Alaska, a la que conocía, pero sobre la que no había profundizado. Hasta que la estudié no me di cuenta de que era una persona que tiene una cultura increíble, que es muy inteligente. Y me ha pasado con muchos porque te das cuenta que detrás de todos ellos hay personas, hay sentimientos, hay un mundo. Es interesante porque te cuelas en su vida.

-Usted se mete tanto en sus personajes que a veces se parece físicamente a ellos, su cara se transforma.

-(Risas). Sí, eso me dicen, que me parezco a personajes con los que a lo mejor no tengo nada que ver físicamente, como a Belén Esteban. Creo que intentas copiar tanto, que te metes tanto en el personaje, que hasta las pausas, la respiración, el cómo subes las cejas… te va saliendo de manera natural, es como que si te tragaras al personaje.

-¿Cuáles son sus favoritos?

-Normalmente, los más extremos. Por ejemplo, Tamara Falcó es un personaje que ya de por sí como persona parece mentira que pueda existir porque tiene algunos gestos, algunas caídas, algunas cadencias, algunos tonos o, bueno, las expresiones que utiliza, que dices madre mía, si eso parece sacado de un guion. Luego hay otros personajes que, bueno, que la voz la sabes hacer, pero con los que tampoco puedes liarla tanto. Es muy divertido imitar a personajes con los que puedes jugar.

-Es de las pocas imitadoras que hay en España. ¿Es éste un mundo de hombres?

-Absolutamente, pero eso no ocurre solo con las imitadoras, sino con las cómicas, porque son muy pocas las mujeres que se dedican a la comedia, a pesar de que hay mucha gente con mucho talento. Es verdad que se sigue beneficiando al hombre en muchos trabajos, sobre todo, relacionados con la comedia. Pero bueno, cada vez somos más mujeres dentro de este mundo. Se está consiguiendo, aunque todavía cuesta verlas.

-¿Y a qué cree que se debe esta escasa presencia de mujeres?

-No sé si es un hecho cultural. A lo mejor que una mujer se salga un poco de su actitud, digamos, de señorita, y tenga que hacer un poco más el payaso, quizá todavía nos pesa desde generaciones anteriores. Por ejemplo, veíamos a Lina Morgan, que era una cómica que hacía lo que le daba la gana, pero solo estaba ella, cuando en América había un montón de mujeres que llevaban haciéndolo mucho tiempo. A día de hoy en la comedia americana tenemos mujeres como Amy Schumer que son chicas que se atreven a todo. Yo creo que esa cara también tenemos que mostrarla porque un hombre empatiza más con los temas que le ocurren a los hombres y las mujeres con las mujeres. En eso todavía nosotros no hemos despuntado y América está muchos pasos por delante de nosotros.

-¿Qué tiene la comedia frente a otros géneros que tanto le seduce?

-Creo que la comedia me sale de manera más innata. Soy una persona a la que le gusta reírse diariamente. Me gusta estar con personas que me hacen reír y me gusta hacer reír a los demás. En la escuela siempre me decían que, aunque intentara no hacerlo, siempre hacía reír, aunque fuera drama. Valoro muchísimo la comedia y creo que es más fácil hacer llorar que hacer reír. En una película puedes tocar distintos temas sentimentales y provocar una lágrima, pero una risa o una carcajada está menos valorada y, sin embargo, cuesta más sacarla. Soy admiradora de Jim Carrey porque creo que muy pocos pueden hacer lo que él hace. Ha hecho películas de Oscar y, sin embargo, la comedia no se lleva el Oscar, lo hacen el dramazo y la lágrima.

-Hoy hay muchos actores en paro. ¿Qué les recomienda?

-Que sigan el camino que yo he seguido: intentar no depender de nadie. Estamos acostumbrados a buscar trabajo para que alguien nos contrate y creo que están funcionando mucho los actores que se ponen un canal de Youtube, que toman las riendas de lo que quieren hacer. Si tienes una buena idea, hay productoras que están al acecho intentando cazar talentos y, cuanto más muestres tú, más posibilidades tienes.