«Deberíamos estar haciendo los turnos de la barra y mira», lamenta Carmen León, de la Asociación de Vecinos Cañero Nuevo, que este año romperá una tradición histórica y no pondrá su siempre premiada cruz de mayo. Las hermandades y asociaciones que montan cruces en Córdoba no escatiman calificativos para describir la situación de suspensión provocada por el coronavirus: «palo muy gordo», «mazazo», «quiebra» y «descalabro» son solo algunos de ellos.

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Curro Ruiz, de la Hermandad del Resucitado, explica que muchas entidades viven de las cruces y que suponen su fuente más importante de ingresos, junto con las cuotas. «La mayoría de hermandades vivimos los años de junio a junio. Hay gastos de Semana Santa, como las bandas o la cera, que posponemos a después de la feria porque es cuando podemos pagar», explica. Además con los beneficios se sufragan muchas actividades asociadas a la obra social de las hermandades: «De la caja limpia, porque una cruz tiene también muchos gastos, todos los años destinamos el 20% para obras de caridad, a través de Caritas Parroquiales. Son unas 60 familias de Santa Marina a las que se le ayuda todo el año».

En situación similar está la Hermandad de la Merced, que monta cruz junto al Alpargate. Su hermano mayor, Antonio Ruf, explica que lo encaran «con resignación», aunque reconoce que va a suponer una perdida económica importante para ellos. Ruf informa también de que por parte de la Agrupación de Hermandades y Cofradías se han mantenido contactos con la Delegación de Promoción de la Ciudad para estudiar la situación. Aunque en un principio se barajaba la posibilidad de hacer una fiesta similar a la de las cruces en otra fecha, de momento la concejala Marián Aguilar explica que eso no está entre los planes del Ayuntamiento. «Las cruces tienen, por cultura y religión, un sentido en esta fecha», comenta a CÓRDOBA. Además la edil popular añade al cóctel de la incertidumbre el hecho de desconocer qué actos públicos se permitirán y cuáles no después del confinamiento. «Ahora mismo somos conscientes de que no es tiempo de hablar de fiesta, pero no perdemos la ilusión de trabajar para cuando se pueda realizar algún evento», añade la concejala.

Así las cosas, entidades como la Hermandad de la Merced se replantearán el presupuesto del 2020 para mantener el día a día del colectivo y atender las Cáritas Parroquiales. «Es un pellizco importante, pero hay que rezar mucho y seguro que saldremos adelante», apunta Antonio Ruf.

En la Hermandad del Huerto tampoco están dispuestos a que se pierdan las obras solidarias que hacen gracias, entre otros, a los ingresos de la cruz de San Francisco. «Hemos preparado un plato especial solidario a 12 euros para que los hermanos aporten directamente a Cáritas y se pueda ayudar a los más necesitados del barrio», indica Rafael Salido, que calcula que la suspensión supondrá una pérdida del 14% en los ingresos, «además de la falta de convivencia entre los hermanos, los vecinos del barrio y el resto de hermandades con las que compartimos sede».

Es evidente que tendrán que dejar de hacer proyectos o posponerlos. «Hay que tener en cuenta que tampoco se va a celebrar la Feria y la Noche Blanca, y es previsible la caída de la subvención de la Agrupación», añade Salido, que aclara que habrá que hacer frente a gastos de ensayos, montaje, cera, banda y agrupaciones musicales pese a no haber salido el Domingo de Ramos. «A los hermanos les hemos comunicado que cuando el confinamiento termine les devolveremos el importe de las papeletas de sitio». En cualquier caso están negociando una rebaja con los proveedores y han pedido a los que económicamente puedan la donación de su papeleta para paliar el impacto.

Las asociaciones de vecinos, como la de Cañero, están en una situación idéntica. «Teníamos mucho trabajo adelantado», explica su presidenta, Mercedes López, quien también reconoce que la suspensión «va a suponer un descalabro importante». En el caso de este colectivo, además de los gastos propios de la cruz, deben sufragar el alquiler de un local donde guardan las manualidades y la decoración. «El motivo de la cruz de Cañero, obra cada año de José Vivas, es prácticamente un secreto de estado que solo conocemos algunos hasta que se descubre cada año. Estaba ya casi hecho y lo más seguro es que lo dejemos para el año próximo», cuenta. «De chiripa no compramos las flores», recuerda Mercedes, ya que fueron a hacerlo el jueves antes del confinamiento. «Ya habíamos hablado con la floristería, aunque afortunadamente pudimos pararlo», añade. En todo caso, reconocen que la suspensión será «un buen descalabro», pero la presidenta asegura que «algo habrá que inventar porque no podremos subsistir el resto del año».

Las flores del patio de la calle Escañuela, que con mimo cuidan las manos de las mujeres de la Asociación Cordobesa de Amistad con los Niños Saharauis, están pese a todo hermosas. «Hace unas semanas instalamos el riego por goteo para que no les pasara nada, no las íbamos a dejar morir», explica la presidenta de este colectivo Ana Isabel Ramos. Esta es solo una de las inversiones que ya habían hecho para montar su cruz y, en previsión de lo que se avecina, han hablado ya con la dueña de la casa, donde también tienen la oficina, para que les aplace el alquiler. «Ahora mismo estamos en un limbo. No sabemos nada», lamenta la presidenta, que también ha echado en falta una mayor interlocución con el Ayuntamiento.