Cristina González es médico de familia y presidenta de Feafes Andalucía Salud Mental, una entidad que recordaba recientemente, con motivo del Día de la Prevención del Suicidio, que la primera causa externa de muerte en España es el suicidio y que todo parece indicar que la pandemia, que ha acentuado trastornos mentales como ansiedad y depresión, no ha venido a ayudar sino todo lo contrario.

-Durante años, ha habido una especie de pacto de silencio en los medios sobre el suicidio. ¿Es cierto que tratar este tema provoca un efecto mimético?

Eso se ha desmontado hace tiempo. Hablar del suicidio es importante porque puede tener una función preventiva, aunque hay que hacerlo con responsabilidad. Los expertos recomiendan incluso hablar de ello en consulta médica a los pacientes de riesgo porque pueden liberar esos sentimientos y eso les lleva a pedir apoyo. Convertirlo en un tabú del que nunca se habla hace que la persona reprima esas ideas y no busque auxilio.

-Obtener datos de suicidios en España es una tarea difícil. La fuente oficial es el INE y los publica con dos años de retraso. ¿Saben ustedes qué está pasando durante la pandemia?

Yo no dispongo de esos datos y los que hay no son reales porque no todos los casos se contabilizan como tal. Sin embargo, todos los expertos e incluso la OMS alertan ya de que se está produciendo un repunte importante. El problema con los datos es que hay muertes en las que se sospecha esta causa, pero las familias, por miedo al estigma social o porque los seguros no asumen ciertas coberturas en caso de suicidio, acaban encubriendo la causa. También hay supuestos accidentes que, en realidad, son suicidios, pero no se puede certificar que lo sean. Se estima que un 20% de los suicidios no constan y hay otro 20% que son intentos no consumados, que tampoco se contabilizan. Si según el INE, en 2018, hubo en España 3.600 suicidios, a eso habría que sumarle un 40% más. Por eso, nosotros queremos promover un registro oficial, porque si queremos invertir en la prevención necesitamos datos actualizados. Se pueden registrar a través del 061, los médicos de cabecera, los equipos de salud mental, la Policía... Hay que recopilar esa información y crear un circuito para valorar en cada momento la magnitud del problema e invertir en consecuencia.

¿Qué porcentaje de suicidios están relacionados con una enfermedad mental?

Estará en un 50%. Muchos casos tienen causas externas ligadas a la personalidad, a la frustración, el estilo de vida, la cultura, las relaciones afectivas, el fracaso laboral... Hay situaciones adversas que pueden impulsar a un acto de este tipo. El problema es que muchas veces no percibimos los cambios de conducta, ni siquiera en el entorno familiar. Hay que estar atentos y ofrecer una respuesta sensible y de escucha porque el estigma pesa mucho. Es importante que las personas con ideación suicida hablen de lo que les sucede, de cómo se sienten, que puedan abandonar ese sentimiento de soledad, tienen que saber que pueden contar con ayuda familiar y profesional porque no es algo que se supere solo, pero se puede superar. La respuesta inmediata es fundamental, de ahí la necesidad de poner en marcha un teléfono de prevención del suicidio con profesionales para ayudar a reconducir los casos. Hay que crear una red para que todo el mundo sepa adónde acudir.

¿Cuáles son los factores de riesgo?

Son múltiples, desde ciertas patologías graves a la soledad no querida en las personas mayores, una adicción, alcoholismo, la pérdida de un ser querido o problemas económicos que pueden producir en determinadas personas un fuerte sentimiento de frustración y depresión. Últimamente, nos llega además que en las redes sociales se están promoviendo grupos prosuicidio de los que hay que proteger especialmente a los jóvenes y adolescentes. Entran buscando ayuda en estos sitios y lo que encuentran es otra cosa. Hay que estar muy alerta, nos preocupa mucho.

La pandemia ha acentuado los miedos patológicos. ¿Cómo se puede prevenir que avancen de cara al futuro?

La incertidumbre es la que acrecienta esos miedos, provoca una situación de inquietud permanente que genera comportamientos autolesivos y trastornos. Si esto se prolonga en el tiempo, no sabemos adónde puede llegar. Por eso, Feafes pide medidas de prevención en todos los ámbitos, desde el educativo, implantando una asignatura de educación emocional, pero también formando en prevención del suicidio a los equipos de Atención Primaria para que hagan una búsqueda activa de personas de riesgo, formación de policía, guardia civil... o de los cuidadores a domicilio que atienden a los mayores que viven solas y son de riesgo.