A principios de 2016, y tras pasar un periodo de 5 años trabajando como autónomo y emprendedor, Juan Ignacio Rojano Jorge -natural de Baena, de 43 años, e ingeniero industrial con dos másteres universitarios- decidió buscar trabajo fuera de España, ya que, a medida que pasaba el tiempo, «veía cómo mi carrera profesional se estancaba y no vislumbraba una mejora». Desde Córdoba, encontró la oferta de una constructora española que estaba buscando un responsable de instalaciones para la construcción de una gran infraestructura hospitalaria en Guayaquil (Ecuador). Optó al puesto y le contrataron, ofreciéndole posteriormente ocupar el mismo puesto para otra obra similar en la ciudad de Quito, donde coordina y gestiona a un equipo de ingenieros y técnicos. Al estar contratado por una empresa española, afirma que «no existe gran diferencia respecto a otras empresas en las que he trabajado», aunque sí ha notado en las empresas ecuatorianas o en las distintas entidades con las que tiene que interactuar una «relativa falta de rigor y formalidad, comparado con empresas cordobesas y españolas». No obstante, y aunque afirma sentirse bien en su empresa, «creo que la situación laboral en Córdoba y en España ha mejorado, por lo que he decidido intentar la vuelta a casa, siempre y cuando encuentre una oportunidad de trabajo que me proporcione cierta estabilidad y se ajuste a mi perfil». Casado con una mujer que sí trabaja en Córdoba y con un hijo, señala que «lo que más difícil de ser emigrante es estar lejos de la familia y del día a día con los amigos de toda la vida». Para regresar, está contando con el apoyo de Volvemos a Córdoba, proyecto que conoció a través de su hermano, que había oído hablar de esta iniciativa, y a través de la cual está consiguiendo orientación en cuanto a la forma de buscar una oportunidad laboral en Córdoba, además de mejorar la forma de mostrar su experiencia vía currículum. Actualmente, las ofertas de empleo a las que está acudiendo se ciñen a Córdoba y alrededores.