Un día del Corpus en Córdoba para la historia. Este domingo se ha celebrado la primera procesión en la ciudad tras decretarse el estado de alarma, una procesión del Corpus distinta a lo que hemos conocido años atrás, pero no por ello carente de solemnidad.

A las 12 de la mañana, las campanas de la Catedral anunciaban que la misa estaba a punto de empezar. Una eucaristía marcada por las medidas de seguridad, con un aforo limitado a 400 personas, todas ellas cumpliendo las distancias establecidas por las autoridades sanitarias.

Con este ambiente, el obispo de la diócesis, Demetrio Fernández, dio comienzo a la solemnne eucaristía. El prelado, al inicio de su homilía, recordó que «la fiesta de hoy arranca del Jueves Santo» y en ella, «es Jesús mismo el que viene a estar hoy con nosotros». El obispo incidió en la cercanía de Dios en todo momento, «especialmente cuando sufrimos».

Un momento del traslado del Santísimo a la custodia. / SÁNCHEZ MORENO

Para concluir, recordó a los presentes que celebramos el día de la caridad, en donde «Cáritas tiende su mano para que la caridad de Cristo, que brota de la eucaristía, llegue a todos». Asismismo, animó a los asistentes a no dar solo de lo que les sobra, sino incluso de lo que les hace falta. En este sentido, aludió a la iniciativa de los sacerdotes de la diócesis, que «han donado un mes de su sueldo para los pobres».

Alrededor de las 13.15 horas, salió en procesión el Santísimo en la Custodia de Arfe por la Puerta de las Palmas, tras su paso por el interior de la Catedral. Una vez el paso enmarcado en la Puerta de las Palmas, la banda del Cristo del Amor interpretó el himno nacional, para seguidamente tocar la conocida marcha triunfal, con la que el santísimo sacramento se encontró con los fieles cordobeses que esperaban esta inédita procesión en el Patio de los Naranjos. Un patio que estaba decorado para la ocasión mejor que nunca.

Autoridades con mascarilla en el transcurso de la eucaristía. / SÁNCHEZ MORENO

Así, en el muro norte del mismo, se pudieron ver, además de varios reposteros con ornamentación alusiva a la eucaristía, parte de la magnífica colección de tapices que atesora el primer templo de la diócesis y que recientemente se han restaurado. Es de esperar que esta acertada decoración no sea de carácter extraordinario y se puedan ver de nuevo en años sucesivos en el recorrido del Corpus, dándole la solemnidad que este acto requiere.

En cuanto al acompañamiento de la procesión, además del clero diocesano, estuvieron presentes distintas autoridades civiles como el alcalde de Córdoba, José María Bellido, la primera teniente de alcalde, Isabel Albás, y varios concejales.

Por su parte, las cofradías en esta ocasión, además de su asistencia a la misa actuaron de escolta, cada una con dos representantes y sin estandartes excepto la Agrupación de Cofradías, cuya representación caminó tras la custodia.

Así, el dorado paso fue cruzando el perímetro del Patio de las Naranjos dejando a los asistentes al acto la estampa de una inédita procesión eucarística que, si ninguna duda, ya ha pasado a la historia.