En Córdoba ya no hay noches de reguetón, ni de rock, ni de electrónica, ni de jazz, ni de funky, ni de flamenco. La pandemia de coronavirus, que ahora se agrava en este comienzo de año con la tercera ola, deja sin un ápice de esperanza a los propietarios de las salas de conciertos, discotecas y cafés de la ciudad. «La cultura ha muerto, la noche con ella y los artistas estamos al borde del precipicio», sentencia Fernando Vacas, dueño del Automático.

[Sigue aquí en directo las últimas noticias sobre el coronavirus en Córdoba]

En locales como el Automático, el Jazz Café, la Sala M100, el Góngora Gran Café, el Long Rock o el Café Málaga, los cordobeses se reunían, bailaban, bebían, disfrutaban del arte, se divertían y compartían momentos que, ante las nuevas circunstancias, tendrán que esperar quizás más tiempo del esperado para repetirse. No obstante, el golpe más duro se lo han llevado los propietarios que ven cómo la ilusión de volver a abrir este año se esfuma y cómo el paso de los meses solo acrecienta las pérdidas y acumula recibos a pesar de que la noche esté en modo mute.

Así, Vacas también ha querido señalar que, en su caso, las pérdidas ascienden a entre 15.000 y 20.000 euros y, aunque dice estar centrado en su música, reflexiona constantemente sobre qué le depara a la ciudad. «No puede haber plan para este 2021, es muy triste, pero no hay que edulcorar la situación. No se puede salvar ocio nocturno si no se ha hecho nada desde las instituciones para revertir el problema antes. ¿Qué se va a hacer ahora? Estamos ahogados».

Alejandro Montoro, director del Grupo Montoro Caballero y propietario de la Sala M100. Foto: MANUEL MURILLO

Fachada del Góngora Gran Café. Foto: A.J. GONZÁLEZ

Fernando Vacas, propietario del Automático. Foto: A.J. GONZÁLEZ

En esta línea, Alejandro Montoro, director del Grupo Montoro Caballero y propietario de la Sala M100 -cerrada desde marzo a excepción de un concierto de Medina Azahara celebrado en junio- y del Banagher de Costa Sol, ha explicado que las empresas de ocio nocturno están a la espera de una única ayuda de 1.000 euros que podrán solicitar en estos días. «Esta cantidad es insignificante y llega cuando ya nos han arruinado y asfixiados», manifiesta. Con respecto a qué van a hacer a partir de ahora, Montoro considera que «no queda más remedio que aguantar el tirón, intentar mantenernos como podamos» La M100 es una de las pocas salas que ha anunciado conciertos este 2020, eso sí, dice Montoro, condicionados a la evolución de la pandemia y a las medidas. «Los espectáculos los estamos posponiendo constantemente con un mes de antelación», aclara.

La dirección de Góngora Gran Café, que se encuentra en la misma situación que la M100 por ser discoteca, describe la situación como «desastrosa» y sin ninguna expectativa de cara a 2021. «Este año se nos va a escapar y no hay atisbos de que vaya a cambiar la situación; lo único que nos ha aliviado algo han sido los ICO».

Por último, José Luis Cabello, propietario del Jazz Café, uno de los pocos locales que puede abrir por tener licencia como cafetería, manifiesta que la situación solo le ha permitido abrir los sábados tres o cuatro horas al medio día. «Esto es una completa ruina. Nadie nos ha ayudado. Nos siguen cobrando los gastos, los impuestos, el agua y la luz. Hasta le he devuelto los recibos a la SGAE».