En estos 15 días de aislamiento domiciliario por el coronavirus y de cierre de los centros educativos, la situación de los hijos de padres separados puede equivaler a como si estuvieran los alumnos de vacaciones, pues estos chicos y chicas deben estar en teoría todo el día bajo la responsabilidad de uno de sus progenitores. No hay legislación que recoja, al tratarse de una situación excepcional, si los hijos e hijas de parejas separadas se quedan los mismos días que una semana normal con su padre o madre o cambia algo la situación.

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Las posibles modificaciones en el régimen de visitas, atendiendo a velar por el bienestar de los hijos, no vienen precisadas en el decreto de alerta del Gobierno central, por lo que muchas parejas separadas, que guardan una relación amistosa, han decidido de mutuo acuerdo cómo deben repartirse el tiempo con sus hijos en estos días de enclaustramiento.

El letrado especializado en derecho de familia Miguel Calabrus señala que la recomendación que está haciendo a parejas separadas es que, con el objetivo de preservar al menor o menores y que salgan lo menos posible de los domicilios, y además en línea con los consejos generales de aislamiento que recoge el decreto de alerta, «lo ideal es que una semana estén con el padre y otra semana con la madre o viceversa». Ese es el caso de Antonia y Manuel, que se separaron hace unos años, y que han decidido que, aunque a él le toque tener a sus hijos los fines de semana alternos y además dos noches en semana, en la que sus hijos se quedan a dormir en su casa, ahora, con motivo del decreto de alerta, su exmujer y él han acordado que sus pequeños estarán una semana con la madre y otra con el padre.

Sin embargo, otras parejas separadas han preferido dejar el régimen de visitas como lo tenían. Pilar y Jaime han decidido que sus hijas estarán las tardes de los martes y de los jueves con el padre, además del fin de semana que le toque de estas dos semanas. Precisamente, ayer le tocaba a Pilar dejar a sus hijos en casa de su exmarido y no tenía temor a que algún agente la pueda parar por ir en el coche con sus dos hijas, porque es un desplazamiento justificado.

Otra situación es la de Raquel y Guillermo. Ella tiene la custodia de sus hijas, pero ha decidido, de acuerdo con su exmarido, que estos 15 días de reclusión se queden mejor con el padre, porque vive en una casa más amplia, y ella, en un piso pequeño.

El problema viene cuando uno de los dos progenitores no quiere llegar a un acuerdo. Según Miguel Calabrus, en ese caso el régimen de visitas tendría que mantenerse tal y como esté recogido en sentencia judicial. Aún así, se están dando casos de progenitores que ni quieren llegar a un nuevo acuerdo (porque a lo mejor uno de los dos en estos momentos está en casa a tiempo completo porque haya tenido que cerrar el negocio temporalmente), ni tampoco respetar el régimen de visitas establecido por sentencia.

En esta tesitura se encuentra Alfonso. Según su acuerdo de divorcio, a él le corresponde tener a su hija los fines de semana alternos y dos días laborables a la semana, en los que además su hija duerme en su casa. Su malestar viene por el hecho de que su exmujer ha decidido unilateralmente que la niña no esté con su padre ninguno de los 15 días del decreto de alerta, alegando que si la menor sale del domicilio se expone a riesgo de contagio, pese a que su expareja está confinada en casa. Ante una situación así, los expertos instan a llegar a un acuerdo civilizado para no tener que solicitar ninguna medida judicial por incumplimiento del régimen de visitas que fija una sentencia.