Canvax Biotech lleva en Córdoba desde septiembre del 2001. La empresa, que cuenta con 24 trabajadores y ocupa un edificio de Rabanales 21, se centra en tres líneas de actividad, el desarrollo de inmunoterapias CAR-T para el tratamiento del cáncer; el de pequeñas moléculas para cáncer y enfermedades autoinmunes; y la fabricación y venta de reactivos para investigación en biología molecular y celular. Durante la crisis sanitaria por el coronavirus, ha aparcado las dos primeras líneas para centrarse en la tercera, ámbito en el que está jugando un importante papel. Canvax fabrica los reactivos que se utilizan en los test para diagnosticar el Covid-19, que suministra desde hace tres semanas al hospital Reina Sofía y a la Fundación Jiménez Díaz de Madrid. Su director general, Elier Paz, asegura que Canvax es «o la única empresa de España en fabricar los reactivos o la más importante».

Canvax lleva vendiendo desde el año 2015 el kit de aislamiento de RNA viral a treinta países. Ese producto está siendo muy demandado ahora por Italia, Portugal, Grecia, Suiza y otros países de Asia y Latinoamérica. Canvax ha aumentado la producción «un 20% o 30%» sobre lo que necesitaba para cubrir la demanda que tenía antes de la crisis sanitaria, que se ha multiplicado por «diez o doce» en poco tiempo. La empresa se está encontrando con que «un solo cliente pide en cuatro semanas lo que consumía en todo el año», afirma Elier Paz.

El kit de aislamiento

¿Qué es un kit de aislamiento de RNA viral? Paz explica que «un virus contiene un material genético», un código «con instrucciones para producir una copia de sí mismo» y ese kit de aislamiento de RNA «permite purificar estas moléculas con las instrucciones para producir copias a partir de una muestra del paciente». Paz describe de manera gráfica en qué parte del proceso interviene Canvax, que fabrica los «reactivos que se necesitan para el paso intermedio», el aislamiento del RNA del coronavirus. Paz aclara que «hay diferentes tecnologías para saber que una persona está potencialmente contagiada» y una es la PCR. La muestra tomada de la nariz o de la garganta de un paciente se envía al laboratorio para, una vez allí, aislar el RNA del coronavirus. Para ese proceso, además de máquinas, hacen falta «consumibles». «Nosotros fabricamos esos materiales, los consumibles, para aislar el RNA del coronavirus y podemos fabricar consumibles para aislar 10.000 muestras diarias», indica. Una vez aislado el material genético, se realiza el proceso de PCR, que consiste en producir copias masivas.

El proceso del diagnóstico en este tipo de test es «complejo», de ahí que son kit «costosos» y tienen «baja capacidad de procesamiento», señala. El suministro de materias primas es una de las dificultades que está encontrando Canvax. Paz indica que para fabricar un kit «necesitas varios reactivos químicos, al menos diez o doce, que se compran en la industria química» y «escasean».

¿Test rápidos o PCR?

¿Qué diferencia hay entre los test rápidos y los basados en la PCR? El director general de Canvax explica que «los rápidos son una especie de kit de embarazo que miden anticuerpos frente al virus», son «muy fáciles de usar pero tienen menor sensibilidad», por lo que detectan menor porcentaje de los positivos reales. En cambio, «los kits de qPCR necesitan equipos costosos y tienen menor capacidad de procesamiento, pero son considerados la prueba de referencia», la genética. A su juicio, «cada uno tiene su papel», son «tecnologías complementarias» y ambos son «útiles» porque «a todos no les puedes hacer la PCR porque necesitas mucha capacidad de muestreo».

Paz tiene claro que personal sanitario, fuerzas de Seguridad, empleados de residencias, mayores alojados en ellas y trabajadores de supermercados deberían hacerse «el mejor de los test posibles», es decir, el genético, por la interacción que tienen con otras personas y para cortar los puntos de propagación. En cambio, aunque en los test rápidos se pueden escapar personas contagiadas, opina que «pueden servir para hacer un cribado en grupos grandes de población». Su problema, añade, es que «empiezan a funcionar a partir del séptimo día de contagio y del primero al sexto es cuando más posibilidad hay de contagiar a otros». Por ello, indica, son «muy interesantes para saber si una persona ha pasado la enfermedad pero no son recomendados para buscar personas asintomáticas que pueden estar contagiando a otras». En cambio, la PCR «es útil» desde el primer día al último y «cuando se convierte en negativa puedes asegurar que el paciente es negativo».

Elier Paz es partidario de realizar test masivos. «La OMS ha sido clara en este aspecto, con el confinamiento solo no basta», señala. Sin embargo, aclara que masivo no significa llegar a toda la población, sino a las personas con síntomas y a todas con las que estuvieron en contacto, cosa que no se está haciendo, por lo que «se trata de muestrear a una población mucho mayor que la que se está examinando ahora».