Dentro de una década en Córdoba habrá el doble de personas con párkinson que en la actualidad, debido a factores como el mayor envejecimiento de la población y al incremento de la esperanza de la vida, señaló el jefe de Neurología del hospital Reina Sofía, Juan José Ochoa, ante la conmemoración hoy del día mundial del párkinson, el segundo trastorno neurológico más frecuente después del alzhéimer. La Sociedad Española de Neurología calcula que en Córdoba existen en estos momentos unos 3.000 enfermos de párkinson, alrededor de 22.000 en Andalucía y de 150.000 en España. Los síntomas visibles de esta enfermedad neurodegenerativa crónica e incurable son temblor o lentitud de movimientos, pero también existen otros como la depresión, dolor, cambios mentales, ansiedad, pérdida de olfato, que pueden ser previos a la patología.

Ochoa apuntó que «en las consultas del Reina Sofía cada vez atendemos más casos de párkinson, enfermedad que se diagnostica con más frecuencia a partir de los 50 años, que es la franja de población que más ha crecido en número debido al mayor envejecimiento de la población. El párkinson puede afectar a hasta al 1% de la población a partir de esa edad».

Juan José Ochoa precisó que «aunque existen casos de inicio del párkinson entre los 20 y los 40 años, lo normal es que la enfermedad se detecte con mucha más frecuencia en mayores de 50 años». El Reina Sofía cuenta con una consulta específica para esta enfermedad, en la que trabajan 3 neurólogos (los doctores Ochoa, Molina y Cáceres) pero lo habitual es que desde los centros de salud se deriven a los pacientes con párkinson a las consultas de Neurología, donde después de una valoración y diagnóstico se les indica un tratamiento inicial. «En la consulta de párkinson se evalúan los casos más complejos y se emplean tratamientos avanzados cuando es necesario. También disponemos de pruebas complementarias específicas de neuroimagen, incluidas las de medicina nuclear», expuso.

TRATAMIENTOS / «Aunque la enfermedad es crónica tenemos a nuestra disposición tratamientos médicos y quirúrgicos, que mejoran la sintomatología y la calidad de vida de forma muy significativa. Por otro lado, se están estudiando tratamientos neuroprotectores o modificadores de la evolución de la enfermedad. Los más prometedores son los que tienen como diana la alfa-sinucleína, proteína íntimamente relacionada con el desarrollo de la enfermedad», añadió el jefe de Neurología del Reina Sofía.