Una semana después de que el vendaval del 2-D pasara por Andalucía, seguimos sin certezas de quiénes formarán gobierno, pero convencidos de que las derechas, que suman apoyos suficientes, tratarán de hacerlo por todos los medios. La incógnita, el debate y el desvelo de la semana han girado en torno a Vox, cuya irrupción poderosa con 12 escaños en el Parlamento andaluz --uno de ellos por Córdoba-- ha dejado descolocados a los representantes políticos, y a buena parte de la sociedad, que en la capital se manifestó, con los resultados democráticos ya encima de la mesa, «en contra del fascismo».

En Córdoba, ni PSOE ni Adelante Andalucía han dado señales de vida esta semana, apurados, entendemos, en digerir los malos resultados, que para los socialistas suponen el desalojo de la Junta de Andalucía después de 36 años. El PP, por el contrario, reseñó el mismo lunes que «Córdoba había votado cambio diciendo no a las políticas de la alcaldesa», y augurando el mismo vuelco electoral en Capitulares. Luego, la verdad sea dicha, todos (unos y otros) se fueron de puente.

El único ‘sondeo’ que vale

En Córdoba capital votaron 157.659 personas, el 61% del censo. La abstención se situó en el 38,9% frente al 34,76% del 2015. Además, 2.495 personas votaron nulo y 2.820 lo hicieron en blanco. El PP fue la fuerza más votada con 35.862 votos, el 23,11%; seguido de Ciudadanos, con 32.006 escrutinios, el 20,63%; PSOE, con 30.717 y un 19,8%; Adelante Andalucía, con 27.851 votos y el 17,95%, y Vox, con 19.186 y el 12,36%. Los votos de la derecha suman 87.054, un 56,1%, frente a los 58.568 de la izquierda, un 37,75%.

Se constituyeron 353 mesas, y pese a que, como decimos el PP resultó el partido ganador en la capital, fueron los socialistas los que vencieron en más mesas, en concreto en 128, frente a las 123 de los populares; más 58 en las que venció Adelante Andalucía y las 42 de Ciudadanos (en dos se produjo un empate entre Cs y PSOE y entre Cs y PP). Vox experimenta un incremento de crecimiento brutal (obtuvo solo 836 votos en 2015) y se aúpa en varios distritos de la ciudad como la segunda fuerza más votada. Respecto a los últimos comicios autonómicos, el partido naranja es, después de la formación de ultraderecha, el que más sube, en concreto un 66% (con 12.749 votos más). Por contra, bajan Adelante Andalucía, que pierde 15.156 votos pese a unirse Podemos e IU (un 35%); seguidos por el PP, que cae un 34,3% (con 18.790 votos menos), y por el PSOE, un 22% (con 8.838 votos).

El voto va por barrios

La distribución de los diez distritos electorales en los que se divide Córdoba complica el análisis postelectoral, ya que poco parecen tener en común barrios que se incluyen en el mismo departamento, como las Moreras y el Brillante. A vuela pluma y muy simplificado, diremos que el centro y el norte votaron al PP; Cs venció en Poniente norte y avanzó en barrios de nueva construcción y Levante; mientras que el sur y el este de la ciudad votaron a PSOE y a Adelante Andalucía.

Empecemos, por qué no, por los barrios más desfavorecidos. En Palmeras, Moreras y Guadalquivir la nota dominante fue la alta abstención, que superó el 81% en algunas mesas. A grandes rasgos puede decirse que la izquierda gana en estos barrios, si bien en Moreras y Margaritas el PP consigue vencer en algunos colegios. En Palmeras, ganó el PSOE pero la participación apenas superó el 28,5%; mientras que en el barrio del Guadalquivir, donde también ganaron los socialistas, la participación cayó hasta el 30%.

Precisamente, la abstención en el distrito sur, un bastión del PSOE en la capital, es uno de los factores claves para entender la pérdida de apoyos de esta formación, que no acusa tanto el trasvase de votos como la falta de motivación para ir a votar. Otro enclave de la izquierda, el distrito integrado por la Fuensanta y Cañero, cayó en manos de los socialistas, seguidos muy de cerca por Adelante Andalucía. En tercer y cuarto puesto se situaron Cs, PP y de manera residual, Vox. Por contra, en Ciudad Jardín y Poniente Sur suele ganar y volvió a hacerlo el PP, pero seguido cada vez más de cerca por Cs y algo más lejos por el PSOE.

En el distrito uno, que va desde Santa Rosa y Valdeolleros a Santa Marina y coge parte del Brillante, también ganó el PP, pero apenas por un millar de votos de diferencia con Cs. Es muy destacable en esta zona la fuerza de Vox, que se aúpa a la segunda posición en barrios de alto poder adquisitivo como el Patriarca, el Tablero, La Arruzafa o Ronda de los Tejares.

Los barrios de San Andrés y San Pablo votaron al PP; mientras que en San Lorenzo lo hicieron también a los populares, pero situaron en segundo lugar a Adelante Andalucía. En el distrito que ocupa una inmensa zona del oeste (desde el centro, hasta la carretera de Palma, incluyendo Arroyo del Moro) venció el PP, seguido de Cs. En el distrito siete, es decir el centro centro, ganó el PP, seguido por Vox y Cs; mientras que en la Corredera venció Adelante Andalucía, seguido del PP y Cs. En Levante (un distrito amplio que abarca desde Fátima a la Viñuela) ganó el PSOE, pero con Cs pisándole los talones (con menos de 60 votos de distancia) y Adelante Andalucía.

Extrapolación a lo local

No es lo mismo y no aconsejan extrapolarlo, pero todos han hecho sus cálculos de cara a las municipales con los resultados cosechados el domingo pasado. El candidato del PP, José María Bellido, hizo una lectura muy positiva convencido de que el bloque de la derecha sumará apoyos suficientes para gobernar en Córdoba arrebatándole el gobierno a PSOE e IU. Los socialistas no han hecho públicamente ninguna traslación a lo municipal, pero entienden que entre las tres fuerzas más votadas, PP, Cs y PSOE, hay una horquilla de solo 5.000 votos de diferencia; que las cifras están muy ajustadas, y que la clave será movilizar a los suyos porque creen que el problema ha radicado en la abstención. La formación naranja, por su parte, está muy satisfecha con los resultados, sobre todo los que han obtenido en barrios de clase media y gente joven, y entienden que el incremento se repetirá en el ámbito local. Adelante Andalucía, por su parte, deberá reflexionar sobre si la confluencia les dará réditos o les restará apoyos, como ha ocurrido en Andalucía. La incógnita será si Vox entrará en Capitulares, y las claves, la participación y los pactos postelectorales.