Córdoba tiene solo un trabajador afiliado a la Seguridad Social por cada pensionista o desempleado que percibe una prestación pública. De este modo, los números del pasado mes de agosto indican que la provincia cuenta con 280.292 cotizantes frente a los 66.596 parados beneficiarios de ayudas (en este caso, el dato es relativo al mes de julio) y las 169.242 pensiones contributivas que se encuentran en vigor, lo que arroja una proporción de 1,2 personas dadas de alta por cada individuo de los citados grupos que no contribuyen al sistema.

A nivel nacional, la proporción es más elevada, aunque sigue siendo baja y solo existen 1,6 cotizantes por cada pensionista o desempleado con subsidio, ya que hay 18,3 millones de afiliados, 1,8 millones de beneficiarios de prestación por desempleo y 9,5 millones de pensiones.

El decano presidente del Colegio de Economistas de Córdoba, José María Casado Raigón, explica que «la cuenta pública a nivel provincial es deficitaria», ya que si bien existen un 13% más de afiliados a la Seguridad Social que desempleados (la provincia tiene 78.128 personas) y pensionistas (con el número ofrecido más arriba), «esa mayoría de cotizantes son contribuyentes con salarios muy bajos, por tanto, con contribuciones muy bajas», detalla.

Casado Raigón precisa que «aquí hay mucho sector público, mucho funcionario, mucha universidad, mucha sanidad, pero no hay empresas generadoras de empleo de calidad». En su opinión, «la precariedad del empleo es muy alta y la estacionalidad, también», por lo que «eso son contribuyentes no suficientes como para compensar lo que reciben otros».

Desde el Colegio de Economistas entienden que la economía cordobesa «no responde» y «no hay un plan estratégico que permita vislumbrar un futuro en mejores condiciones». Su decano manifiesta que la importancia de la actividad sumergida -que es «ya tradicional» en sectores como la agricultura o la joyería, según indica- puede ser uno de los factores que están detrás del desequilibrio, y recuerda que hace algún tiempo se estimó que suponía entre un 20% y un 25%, lo que «es una barbaridad». Este economista apunta que la contribución a la Seguridad Social y a las pensiones «es muy escasa, porque no hay incremento de la masa laboral y tampoco hay aumento de salarios. El nivel de salarios está estancado y tiende a la apatía». Junto a esto, comenta que la economía provincial «es plana y esta sufre menos las crisis, porque las crisis surgen donde hay actividad, pero aquí, como no hay, hasta las crisis son más llevaderas, ya estamos acostumbrados a esta situación».

En este sentido, José María Casado Raigón critica que «no hay movimiento ni la economía tiene ninguna dinamicidad. Las cosas que ocurren seguirán ocurriendo, porque no hay nada que lo transforme». Así, continúa afirmando que «aquí no hay instituciones que tiren del carro, no hay empresas innovadoras, no hay turismo. La agricultura sigue siendo la misma, la industria es inexistente y, evidentemente, la situación del paro continuará en los mismos términos».

En cuanto a las soluciones que plantea para salir de esta situación, precisa que sería necesario crear innovación, emprendimiento y responder a los retos sociales, aunque «mientras tanto, nuestros jóvenes y más capacitados tienen que emigrar y contribuir a otras regiones o incluso a otros países. Porque aquí la gente está emigrando a mansalva, los que pueden».