La Diputación de Córdoba acoge desde ayer un encuentro internacional sobre el exilio republicano que en su primera jornada puso el foco en la amplia aportación literaria y cultural de los exiliados republicanos desde los países donde se refugiaron. Y lo hizo de la mano de grandes entendidos en la materia como el catedrático de Literatura de la Autónoma de Barcelona Manuel Aznar Soler, que dio a conocer el resultado de la investigación de su grupo de estudios sobre el exilio literario y rescatando del olvido el compromiso de figuras como la de Margarita Xirgú, actriz que huyó al estallar la Guerra Civil a Sudamérica donde popularizó los grandes personajes de la obra de Lorca. O de María Teresa León, que también cultivó la dramaturgia y que hoy centrará una de las ponencias del congreso.

APORTACIÓN CORDOBESA // En ese afán por rescatar del olvido la aportación cultural de grandes literatos condenados al exilio, los historiadores Francisco Durán, Antonio Barragán y el periodista Francisco Expósito centraron la mirada en los que se fueron de Córdoba a través del prieguense Niceto Alcalá-Zamora, Francisco Azorín Izquierdo, cordobés de adopción que vio a la mayoría de sus correligionarios políticos acabar en campos de concentración, en pelotones de fusilamiento o consejos de guerra, según Barragán; o el baenense Fernando Vázquez Ocaña, que no pudo regresar a España y murió en el destierro. Otros como Antonio Verdú Suárez, Manuel Piedrahita Ruiz, Pablo Troyano Moraga o Joaquín García Hidalgo no corrieron la misma suerte y fueron asesinados. Barragán valoró «el importante peso que tuvo el núcleo de la élite política, científica y cultural cordobesa en el mundo hispanoamericano, sobre todo, en el México de Lázaro Cárdenas». También destacó la influencia de los que se fueron al norte de África, a Orán, Argel y a las ciudades del Protectorado Español.

Según expuso Francisco Expósito, Fernando Vázquez Ocaña, uno de los hombres más próximos a Juan Negrín como jefe de prensa del Consejo de Ministros, se exilió en París como «los casi medio millón de españoles que se estima que se fueron a Francia durante la Guerra Civil», donde escribió Pasión y muerte de la Segunda República española, para instalarse después en México DF viudo y con ocho hijos. «No tenía más armas que su pluma para alimentar, vestir y pagar estudios a su prole y no paró de escribir hasta que murió», explicó Expósito empleando palabras de su hija. Nunca dejó de ser fiel a Negrín, aunque aquello le costara ser expulsado del PSOE por mostrar sus diferencias con el también socialista y exiliado Indalecio Prieto, y falleció soñando con regresar a su tierra aunque «sus restos permanecen aún olvidados en el Panteón Español de México DF».

En el encuentro, Antonio Barragán y miembros de asociaciones de memoria histórica plantearon la necesidad de profundizar en la realidad de los republicanos exiliados que no pertenecían a la élite cultural ni política española, ya que según Barragán, «ni siquiera existen a día de hoy cifras oficiales de los cordobeses que se fueron». Según el historiador, hubo una élite cultural y política que emigró, pero también hubo «muchos trabajadores del campo, artesanos, profesionales liberales que se exiliaron y que conformaron una emigración interclasista» de la que no se conoce tanto y no es por falta de documentación. «La prefectura francesa controlaba la procedencia de los republicanos exiliados, se puede estudiar la historia real del exilio español porque hay registros», destacó, «falta que los historiadores nos dediquemos a eso». De momento, su grupo de investigación, liderado por el ex director general de Memoria Histórica del Gobierno de España, Fernando Martínez, está en ello.

IAN GIBSON // La jornada de ayer continuó con una conferencia en torno a Antonio Machado, cuyos restos reposan en Collioure (Francia) como ejemplo de poeta del exilio que corrió a cargo del periodista y escritor Víctor Fernández. Estaba previsto que fuera el hispanista británico Ian Gibson, autor de Los últimos caminos de Antonio Machado, pero una desafortunada caída le impidió acudir a la cita anunciada con Córdoba, según informaron fuentes de la organización.

La aportación cordobesa da para mucho y aún hubo tiempo ayer para rescatar la memoria del canónigo de la Catedral de Córdoba José Manuel Gallegos Rocaful, firme defensor de la República; del pintor montoreño Antonio Rodríguez Luna, del escritor pozoalbense exiliado en Hendaya, Antonio Porras; y del conocido historiador y prolífico escritor Antonio Jaén Morente, exiliado en Sudamérica hasta su muerte que ejerció en distintas cátedras en países hispanoamericanos y paseó la ciudad de Córdoba por multitud de seminarios y encuentros científicos.

La sesión concluyó con una intervención de Carmen Negrín, nieta del último presidente de la Segunda República y presidenta de honor de la Fundación Negrín, y la presentación del libro Caja 128: poesía/política/rejano, que recopila artículos e intervenciones inéditas de Juan Rejano.