La provincia de Córdoba cuenta con 44.329 licencias de armas de tipo E, que son las que se utilizan para el tiro deportivo y la caza menor (escopetas), y este número obtenido al cierre de septiembre representa un descenso próximo al 6% respecto al registrado en el pasado 2012, cuando alcanzó la cifra más alta con 46.950 permisos. En los últimos tres años, por tanto, han desaparecido 2.621 licencias y el responsable de la Federación Andaluza de Caza en Córdoba, Francisco Javier Cano, relaciona esta tendencia tanto con la crisis económica como con el descenso de animales para la caza menor, que hace que "la gente se desencante de la actividad".

Desde la Subdelegación del Gobierno en Córdoba aclaran que es el delegado del Gobierno quien tiene la competencia para la concesión y la denegación o revocación de estas licencias, pero la obtención se encuentra delegada en los jefes de comandancias de la Guardia Civil y la retirada, en los subdelegados del Gobierno. La información que ha facilitado a este periódico indica que, a partir del año 2010, "empezaron a incrementarse notablemente los expedientes de denegación y revocación", y, de hecho, si se observa la evolución de las cifras desde el año 2007 se puede comprobar la diferencia entre los 58 casos contabilizados en ese ejercicio y los 274 expedientes de revocación o denegación registrados durante el 2013, casi cinco veces más.

Al cierre del pasado septiembre, se habían denegado o revocado 191 licencias de armas y desde la Subdelegación señalan que este incremento responde a un endurecimiento de los criterios "para considerar que la tenencia del arma en manos del solicitante pueda implicar un riesgo para las personas o los bienes". Entre otros supuestos, se tienen en cuenta las infracciones de caza, el consumo de drogas o la conducción de vehículos bajo efectos del alcohol, y "cuando se detecta un caso de violencia de género en el que el agresor dispone de licencia de armas, se propone automáticamente la revocación". También especifican que el solicitante del permiso debe carecer de antecedentes penales, reunir determinadas condiciones físicas y psíquicas, tener una conducta "adecuada a las exigencias del orden público y la seguridad ciudadana", y respetar la legislación de caza.

MALA TEMPORADA De otra parte, Francisco Javier Cano avanzó ayer que la actual temporada de caza menor "está yendo bastante mal" y si los zorzales "parece que han entrado en buenas densidades", la perdiz se encuentra "casi igual que el año pasado, que fue bastante malo". Cano comentó que la liebre "se mantiene con densidades aceptables", pero el conejo "ha bajado muchísimo con la nueva cepa de la hemorragia vírica", por lo que a nivel general "no estamos contentos en absoluto". En la federación sostienen que "o se hace algo, o nos quedamos sin caza menor en especies autóctonas" y señalan como ámbitos en los que se podría actuar la agricultura (con algunas prácticas se eliminan los lugares donde los animales nidifican o se mata su alimento) y la "abundancia" de depredadores.