Córdoba tiene en marcha dos proyectos de aeródromos privados, que se sumarán a la oferta que brinda el aeropuerto. Por un lado, está el aeródromo de Aerodel en Villarrubia, que promueve Aeronáutica Delgado en la finca Hoja del Cortijo Rubio (kilómetro 5,6 de la carretera CH-2), y que acaba de pasar el trámite del informe de impacto ambiental. Por otro, está el aeródromo de El Judío, impulsado por Trabajos Aéreos Espejo a 9 kilómetros de Córdoba, junto a la carretera CP-272 (Córdoba-Santa Cruz) y la N-432, que pasó el mismo trámite hace siete años. Los dos proyectos siguen adelante, según han confirmado sus promotores.

Rafael Delgado, de Aeronáutica Delgado, explica que la idea del aeródromo de Villarrubia nace para fomentar actividades deportivas desde un punto de vista empresarial. «Los aeródromos privados nacen porque en las instalaciones que gestiona AENA hay mucha burocracia y las actividades deportivas encuentran muchas trabas». Además, añade, si en el aeropuerto algún día «hubiese movimiento de líneas, no permitiría la actividad deportiva». Sus planes son que en las nuevas instalaciones, que ya llevan tiempo funcionando pero que se van a mejorar, y que utiliza el club de vuelo Pegasus, haya «una escuela deportiva y de pilotos privados no profesionales, así como mantenimiento y un hangar para aviones deportivos privados». Sus previsiones son tener antes de final de año el permiso de Urbanismo para construir los hangares y asfaltar la pista. El presupuesto que baraja oscila entre los 1,5 y los 2 millones.

El aeródromo es, según indica, desde el 2006 un centro de «mantenimiento de motores de aviación general privada y deportiva, reparamos motores para escuelas nacionales y somos taller autorizado para Marruecos y para toda Europa». Aunque tienen sus propias instalaciones, «somos usuarios del aeropuerto, tenemos aviones de alquiler y lo usamos, damos entrenamiento y los socios lo mismo vuelan en el aeropuerto que en otros campos». Además, tienen alquilado espacio en el hangar «y hacemos mantenimiento porque hay aviones de turbina que no quieren entrar en este campo».

Por su parte, Javier Ortiz, de Trabajos Aéreos Espejo, asegura que el aeródromo de El Judío «sigue adelante pero estamos parados por temas administrativos». Ortiz recuerda que son ya más de diez años los que llevan esperando este proyecto, «que se está eternizando». De momento, se encuentran a la espera de tener respuesta a la ampliación de plazo pedida para la autorización ambiental unificada. La idea es utilizar el aeródromo para hacer el traslado de la empresa como base de mantenimiento.

AENA no ve competencia en este tipo de instalaciones. Fuentes del ente señalan que «las instalaciones y las prestaciones que se ofrecen en un aeropuerto son muy diferentes a las que los usuarios podrían encontrar en un aeródromo de ese tipo», por lo que «el mercado objetivo también es distinto». AENA subraya que «las mejoras acometidas en los últimos años en el aeropuerto lo han colocado en una posición óptima para atender la operativa tanto de vuelos de aviación general, como comerciales, sanitarios, de escuela o de actividades deportivas».