Córdoba ha alcanzado su mayor saldo negativo en materia de movilidad geográfica laboral de la última década, ya que desde el 2010 la diferencia entre las personas residentes en Córdoba que firman un contrato que les implica desplazarse a otras provincias y los trabajadores residentes en otras provincias que entran en el mercado laboral cordobés es cada año mayor, alcanzándose en el ejercicio que ahora acaba de terminar su mayor diferencia, según los últimos datos oficiales correspondientes al tercer trimestre del 2019. Unos datos que consolidan a Córdoba como una provincia emisora, y no receptora, de mano de obra, situación que va agudizándose cada año, según estos datos.

Así lo pone de manifiesto el último informe sobre Movilidad de los Trabajadores elaborado por el Observatorio de las Ocupaciones del Servicio Público de Empleo Estatal (Sepe), que señalan que en el tercer trimestre del pasado año se registraron 11.175 contratos de residentes en otras provincias que recalaron en Córdoba para trabajar, frente a los 25.407 contratos de cordobeses que se registraron en otras provincias. Un saldo negativo de -14.232 contratos, la brecha más grande en la última década en relación al mismo trimestre de cada año, según se señala en el gráfico adjunto.

Respecto al año anterior, el saldo se ha incrementado en negativo en 1.643 contratos, ya que si bien en el tercer trimestre del pasado año entraron 305 contratos más de residentes en otras provincias que en el mismo periodo del 2018, salieron 1.948 contratos más a otras zonas.

Todo ello para dejar actualmente una tasa de entrada del 9,8% (porcentaje de los contratos que entran de fuera sobre el total de contratos registrados) y un índice de salida del 19,8% (porcentaje de los que salen sobre la suma de los que permanecen y salen); para una tasa de movilidad interprovincial en la contratación (en la que el Sepe tiene en cuenta tanto los contratos que entran y una ponderación sobre el total) de un 15,1%. Esta tasa de movilidad es casi un punto superior al índice español, que se sitúa en el 14,26%, y la tercera más alta del conjunto de provincias andaluzas tras Granada y Almería, que tiene la mayor tasa de movilidad interprovincial con un 15,87%. Salvo Málaga y Almería -en este último caso entre el 2010 y el 2014-, todas las provincias andaluzas presentan un saldo negativo en la última década.

Respecto a las principales provincias de residencia de los trabajadores que suscriben contratos que entran en Córdoba, Sevilla sigue siendo con diferencia la principal provincia de origen, con casi 4.500 contratos registrados en el tercer trimestre del 2019; seguida de Jaén, Málaga, Cádiz y Granada. Por contra, el listado de provincias de destino de contratos suscritos por residentes en Córdoba también lo encabeza Sevilla, seguida de Málaga, Madrid, Jaén y Albacete. Y por sectores, y como se refleja en el gráfico, agricultura y servicios son los que más ocupan a los cordobeses que marchan fuera.