El maestro cordobés de la moda Elio Berhanyer se encontró ayer con su familia, sus hermanos, amigos de muchos lugares, entre ellos los de Asturias, compañeros de profesión, con su musa durante muchos años, Mónica de Tomás, y con el abrazo de varios centenares de cordobeses que acudieron al Círculo de la Amistad con la intención de regalarle un «grato recuerdo de su ciudad y de su gente».

El diseñador de la alta sociedad española, de las princesas --casa Windsor incluida--, de la reina Sofía y de Ava Gardner, confesó ayer, a sus 88 años, sentirse «muy emocionado» ante este homenaje de su ciudad, al que asistía «con mucha ilusión», porque iba a compartir un tiempo con amigos, compañeros y familia y eso le emocionaba mucho.

Este «cálido y cercano homenaje» --como lo definió el gerente de Centro Córdoba, Ricardo Castilla, entidad organizadora de la gala con la colaboración de la asociación Creadores de Moda-- se ha hecho con la intención de «darle las gracias por haber llevado el nombre de Córdoba por todo el mundo».

Ese agradecimiento de Córdoba para Elio Berhayen empezó con la presencia de Mónica de Tomás, modelo, periodista y una prestigiosa blogera española, pero sobre todo musa del genial modisto durante muchos años, así como por Agustín Bravo, periodista de televisión y en estos momentos en las ondas de la radio. Ambos fueron los responsables de conducir el acto y los primeros en darle el abrazo de Córdoba.

El abrazo de Córdoba estuvo acompañado de regalos como el reportaje de la escritora e historiadora Matilde Cabello La fuerza de una profecía, realizado para este acto, con el que ilustró los siete años que el modisto tuvo una tienda en Córdoba en la calle Cruz Conde junto a Manuel de Sandoval. También recibió el regalo de un lienzo de Pepe Amate, titulado 7, de los promotores del homenaje, que igualmente rememora esos años en Córdoba. El Ayuntamiento de Córdoba, Cámara de Comercio, Fundación Cajasur, BMW San Rafael Motor, Hotel Hospes Bailio, Grupo Papiro y El Corte Inglés dieron también las gracias al modisto con esta gala. Y el último abrazo y el último regalo fue el del violín de Paco Montalvo, que interpretó piezas de Corazón flamenco.