Lola tiene dos meses y Gabriela, año y medio. Sus pequeños corazones ya han tenido que pasar por el quirófano de ese gran taller de ingeniería médica que existe en el hospital Reina Sofíahospital Reina Sofía para el abordaje de las cardiopatías congénitas. En el hospital cordobés son tratados, por un amplio equipo de profesionales de varias especialidades, pacientes con este tipo de patología de toda Andalucía y también de otros puntos de España o del extranjero, porque es el centro de referencia nacional y andaluz para el abordaje de estas dolencias. Bien saben de la labor del centro el centenar de niños de países con menos recursos que han sido derivados durante la última década al Reina Sofía, gracias a las oenegés Infancia Solidaria y Tierra de Hombres, para tratar de curar sus cardiopatías.

Pero, ¿qué caracteriza a este grupo de enfermedades de las que se acaba de conmemorar su día internacional? La cardiopatía congénita es una lesión anatómica en el corazón, de una o varias de las cuatro cavidades cardiacas, de los tabiques de separación del mismo o de las válvulas o tractos de entrada o salida. Y son congénitas porque la malformación se inicia durante la gestación.

Según la asociación andaluza Corazón y Vida, que presta apoyo a pacientes con cardiopatías congénitas en el hospital Reina Sofía, en Andalucía se registran cada año unos 600 casos nuevos, y entre el 2018 y 2019, en el Reina Sofía fueron atendidos en consultas externas de cardiología pediátrica del hospital 5.230 pacientes, la mayoría con cardiopatías congénitas.

Esta misma asociación destaca que en ese mismo periodo se llevaron a cabo en el Reina Sofía seis trasplantes de corazón a niños y fueron intervenidos quirúrgicamente, por parte del servicio cardiovascular infantil, 176 pacientes y fueron efectuados 302 cateterismos cardiacos infantiles diagnósticos y terapéuticos en pacientes con cardiopatías congénitas.

Por su parte, la asociación andaluza de trasplantados de corazón Ciudad de los Califas, con sede en Córdoba, está desde hace décadas al lado de los pacientes con cardiopatías congénitas y sus familias, en el caso de que vayan a recibir un trasplante, para apoyarles antes y después de la intervención. Su presidenta, Gema Barrera, resalta que el trasplante casi siempre se plantea como última opción, pero en caso de ser necesario «ahí está la asociación para respaldar al paciente beneficiario».

Tanto la familia de Lola como la de Gabriela han recibido la atención de Corazón y Vida desde que a sus hijas les diagnosticaron sendas cardiopatías congénitas. Lola es la primera hija de Loli Pozo y Andrés León. El primero de los dos meses de vida de su hija se lo ha pasado en el Reina Sofía, la mayor parte en la UCI, que es el lugar donde coinciden pacientes de toda Andalucía y en el que el dolor por ver a tu bebé rodeado de cables se supera con el cariño de esa gran familia, formada por profesionales sanitarios y por padres y madres que tienen en común a unos hijos, que son tratados con mimo para intentar que remonte su delicada salud.

Desde la semana 20 de gestación, a esta joven de Villafranca, la doctora Mónica Miño, de la consulta de Medicina Fetal, le controló el embarazo, porque a su niña le detectaron un problema cardiaco prenatal. «Nunca piensas que te va a tocar algo así, pero pasa», cuenta.

Su pequeña sufría una coartación de la aorta, un estrechamiento muy severo. Fue operada a los tres días de nacer por el cirujano cardioavascular Jaime Casares y, aunque la recuperación fue muy dura, por ahora va todo bien, esperando a ver cómo va evolucionando su corazón conforme vaya creciendo, pues si todo sigue correcto no tendría por qué necesitar más operaciones, resalta esta madre. Para esta adecuada evolución es muy importante que la niña vaya haciendo peso, por lo que Loli está contenta de que su niña haya hecho en el último mes un kilo y 200 gramos.

La cuarta hija

Gabriela es la cuarta hija de Carmen María Espinosa y de Javier Ripado, de La Carlota, y hermana de Christian, Oliver y Abril. A Gabriela no le detectaron la estenosis aórtica con hipoplasia en el ventrículo izquierdo que padece hasta pasado un mes de nacer, cuando esta familia imaginaba que a su hija le pasaba algo porque vomitaba todo lo que comía, le salieron como pintas en la piel y la pediatra le notó como un soplo, por lo que fue derivada de forma urgente a la unidad de cardiología pediátrica del Reina Sofía.

En el Reina Sofía las cardiólogas pediátricas confirmaron la gravedad de la patología de Gabriela y establecieron los pasos a seguir. Javier Ripado demanda que debería hacerse a todos los recién nacidos un ecocardiograma u otro tipo de examen profundo para descartar que sufren algún problema de corazón, con el objetivo de que sean tratados a tiempo y evitar así casos como el de su hija, que llegó delicada al hospital por no saber que sufría esta cardiopatía.

A Gabriela la operaron en el Reina Sofía con 40 días de vida y pasó luego casi mes y medio en la UCI. De nuevo entró en quirófano con casi nueve meses y, cuando tenga 4 años, si logra pesar 15 kilos, tendrá que ser operada de nuevo seguramente para ir adaptando su corazón. Mientras tanto, esta pequeña crece y evoluciona como otra niña de su edad, recibiendo mucho cariño de su familia y, en especial de sus hermanos, amor que también es una gran medicina para el corazón.