«Es el continente más frío, más ventoso y más inhóspito del planeta». Con estas palabras presentó ayer la Antártida uno de los tres científicos que se encuentra en la base española Gabriel de Castilla del Polo Sur y que participó ayer en la vídeoconferencia que unió durante cerca de una hora la isla Decepción y el Rectorado de la Universidad de Córdoba (UCO) para que alumnos del Centro Intergeneracional conocieran de primera mano las investigaciones científicas que se están realizando allí y la dureza de la vida diaria en la base. Tres científicos conversaron con varias decenas de alumnos, gracias a la colaboración entre el Ministerio de Defensa del Gobierno de España y la UCO, siendo esta la séptima vez que se lleva a cabo esta actividad.

Un total de 280 personas en la expedición con el apoyo logístico de 13 militares del Ejército de Tierra español llevan desde el pasado 26 de diciembre en la base para aprovechar el verano austral, que termina a finales de este mes de marzo, y avanzar en proyectos científicos relacionados con la fauna y la flora de la zona como focas, leones, musgos y líquenes, así como la actividad sísmica o el calentamiento global. En relación a esta última investigación, el subdelegado de Defensa en Córdoba, Iñigo Laquidáin Hergueta, informó de que «existe el problema de que 152 kilómetros cúbicos de hielo al año se están deshaciendo en la Antártida debido al calentamiento global y esto supone que se está convirtiendo en el lugar más seco de la Tierra». La misión científica española que se lleva a cabo durante el verano austral supone -según el subdelegado de Defensa- «aprovechar el tiempo del que se dispone a tope».

Para el coronel jefe del Regimiento La Reina 2, Antonio Ramón Bernal Martín, la misión que realiza el ejército español en la Antártida es «muy importante, aunque muy poco conocida» y, además, es «más longeva, ya que comenzó en 1988, y la más lejana». También en su opinión es de las más duras, ya que allí se registran las temperaturas extremas más bajas de la Tierra. «¿Cómo se puede llevar una vida a menos bastantes grados bajo cero?», preguntó.

Las respuestas las dieron desde la Antártida en la vídeoconferencia. Por ejemplo, el agua potable la tienen que llevar desde aquí, duermen en un dormitorio muy pequeño cuatro personas, «estamos muy juntitos todos», y más de una noche se distraen jugando a un futbolín internacional en la base. Otro tema que comentaron fue el cómo deshacerse de los residuos, ya que allí no puede quedar nada, y salvo la materia orgánica y la madera que son quemados, el resto de desperdicios se embarca en el buque Hespérides para sacar la basura del continente helado, un 98% de su superficie está congelada, y traerla a España. Por su parte, los asistentes les preguntaron sobre su preparación para ir a la Antártida y las condiciones en las que se encuentran la base al estar cerrada todo el invierno.

Concha Ramírez, una jubilada que fue acompañada de su nieto, comentó: «Me sorprende lo desconocido que es el trabajo que se realiza, cuando es una labor por la humanidad».