Lo que temía el decimotercer marqués de Villaseca, Eduardo Cabrera Muñoz, se ha hecho realidad. Las monjas del convento de Santa Isabel de los Ángeles, que fundó Marina de Villaseca en el siglo XV, ya han vendido el edificio situado en el barrio de Santa Marina para su transformación en un hotel. Según ha podido saber este periódico, el convento, que durante seis siglos ha estado ligado a los antepasados del marqués de Villaseca, es ahora propiedad de Arete 2016, sociedad limitada con sede en Barcelona. Fuentes consultadas por este periódico indican que la operación de venta se registró el 22 de diciembre, dos semanas después de que el marqués de Villaseca presentara una demanda a la congregación de hermanas clarisas reclamando al juez que reconozca el patronato ejercido por la familia durante ese tiempo y evitar así que el convento se destine a un fin distinto para el que fue fundado.

La sociedad Arete 2016 se constituyó el 17 de febrero del 2016 y se dedica a la compraventa y arrendamiento de terrenos y edificios, así como a la construcción y explotación de toda clase de hoteles. Según la información consultada, como administrador único aparece Hotelgest 10, que tiene vinculaciones con más de cuarenta empresas. Además, Arete 2016 tiene inscrito en el Boletín Oficial del Registro Mercantil (Borme) como socio único a la Corporación H10 Hotels, que posee 57 establecimientos hoteleros en 18 destinos de todo el país.

La operación se ha llevado a cabo con el máximo secreto, por lo que no han trascendido los detalles de la misma ni del proyecto.

El convento lleva cerrado desde mediados del año pasado, cuando las monjas clarisas se marcharon a otros destinos ante la falta de vocaciones. Desde entonces, cada miércoles el convento ha seguido abriendo sus puertas para recibir a los devotos a San Pancracio, que acuden cada semana a pedirle trabajo y salud. Aunque en un principio, la abadesa comisaria pontificia, la madre María Rosario Sánchez Muñoz, mostró su intención de mantener esa tradición en el convento, desde el jueves de la semana pasada San Pancracio se encuentra en la iglesia de Santa Marina, donde este miércoles han acudido centenares de personas.

Al enterarse de que el convento estaba en venta, el marqués de Villaseca se dirigió en octubre a la madre superiora para exigirle que no lo hiciera, ya que «podría implicar, además de incumplimientos civiles con graves consecuencias económicas, un posible ilícito penal de apropiación indebida o de usurpación», según consta en la demanda. El documento indica que la congregación de religiosas inscribió a su nombre en el Registro de la Propiedad el convento como casa en 1976, a pesar de que desde 1842 estaba inscrito en la Contaduría de Hipotecas de Córdoba el patronato acordado en 1585 entre el convento y el antecesor del actual marqués de Villaseca Luis Gómez de Figueroa.

Tras la demanda, la abadesa comisaria pontificia del convento dijo que la Santa Sede decretó la supresión del monasterio y otorgó la licencia de venta. La abadesa indicó que el patronato no tiene legitimación y que su petición es nula. El marqués de Villaseca quiere que siga siendo convento o tenga un fin social.