El antiguo colegio Rey Heredia estaba ayer de fiesta... Pero a su manera. Tras diez días de actividades para conmemorar el primer año desde su ocupación y el inicio de la Acampada Dignidad, y después del viernes, en el que una manifestación consiguió reunir a un millar de cordobeses y en el que se reclamó la cesión definitiva del edificio por parte municipal, ayer tocaba la hora más festiva, que no por ello menos reivindicativa.

Más aún, los voluntarios de la Acampada Dignidad llevaron por la mañana parte de su fiesta a los barrios, concretamente a Miralbaida, donde desarrollaron actividades de su Proyecto Educativo y Socioafectivo; al Sector Sur, con el programa de cocina abierta (recogida de alimentos para el comedor social), y a La Fuensanta, al huerto popular del barrio (en el antiguo cine), donde se hizo un intercambio de semillas locales y un curioso hermanamiento de espantapájaros , todo ello antes de empezar las actividades en el propio colegio.

De regreso al centro ocupado Rey Heredia, un joven Mario se mostraba encantado por la la convocatoria en Miralbaida, en la que se invitó a los pequeños a juegos, malabares, etcétera.

Pero ya en el mismo centro social había fiesta antes de la fiesta en sí. Al menos a tenor del buen ambiente que se vivía a las 11 de la mañana, por ejemplo, en la cocina, con dos grandes fuegos en donde Ana Rueda preparaba, en uno, el sofrito de un perol para 300 raciones, mientras que en la otra se guisaban 200 raciones de arroz cordobés para vegetarianos. Mientras, también se preparaban los detalles para el taller de circo (con monociclos, zancos, malabares y platillos) que se desarrollaría al mediodía a cargo de la Asociación de Circo de Córdoba, a la vez que se hacía la prueba de sonido para las actuaciones, por la tarde, de los cantautores Micky, Carlos Puya, Laura Gómez, Oscarboles, María Luisa Arenas y José Marín. Más tarde se celebraría la actuación del grupo musical Rey Heredia y la jornada terminó con una cena velada con música.

Como agua de mayo

Pero volviendo a la mañana, hay que insistir en que los preparativos eran tan significativos como la fiesta misma. Por ejemplo, cuando se acarreaba agua en garrafas, todo un símbolo si se recuerda la lucha de la Acampada Dignidad (y de la asociación que quiere obtener la cesión legal por parte del Ayuntamiento) para tener agua y electricidad para las decenas de actividades del centro, "el resto, lo ponemos nosotros", recuerda un cartel a la entrada. Por cierto, no todo era perfecto y también parecía un símbolo que una de las garrafas se volcara y cayera agua a la puerta de la cocina. No pasó nada, en unos segundos una voluntaria de guardia , Conchi, solucionaba el problema con una fregona. Una pequeña anécdota que, sin embargo, decía mucho de la organización y limpieza.

Cañita 'brava'

En ese momento llegaban voluntarios que traían paquetes de cerveza para la jornada, cuya venta servía para financiar las actividades del centro. Sin que nadie dijera nada, los presentes se pusieron a ayudar a descargar. "Es Bandolera ", informaba un joven refiriéndose a la marca de cerveza andaluza de producción solidaria y comercio justo. "¡Con el éxito que tuvo ayer!...", decía con una sonrisa de complicidad. Y es que en Rey Heredia seguían combativos hasta en la hora de la cervecita.