Aunque sea el mes de julio y haya gente de vacaciones, los equipos directivos de los centros educativos trabajan estos días a contrarreloj para dejar lo más perfilado posible el diseño de la vuelta al cole y los planes específicos exigidos por la Consejería de Educación con los que prever dos escenarios, uno de retorno presencial, y otro por si en septiembre la población estuviera de nuevo confinada. La Junta publicó el pasado 6 de julio la orden con las normas generales, que cada colegio e instituto debe ahora adaptar a sus necesidades, preferentemente antes de que acabe julio para irse de vacaciones y que el 1 de septiembre cuando regresen no haya que improvisar demasiado. El escenario es tan confuso que a cada paso surge una duda.

ACCESOS DIFERENCIADOS

HORARIO FLEXIBLE Uno de los puntos que debe concretar cada centro es cómo realizará la entrada y la salida del centro. La mayoría de los consultados están optando por dar uso a todas las puertas disponibles y establecer entradas y salidas escalonadas. La Junta permite flexibilizar el horario, pero exige a la vez que el horario lectivo semanal se cumpla escrupulosamente, lo que choca, según los equipos directivos con la falta de personal que existe. «Necesitamos disponer de conserjes suficientes para atender las puertas y controlar los accesos de forma que los docentes puedan centrarse en dar sus clases sin perder tiempo en otras tareas que no les corresponden», señalan varias directoras, tanto de CEIP e IES de Córdoba, «si tengo 700 alumnos y dos puertas de entrada, utilizaré ambas para separar a los grupos, pero se nos debe dotar de personal para atender estas necesidades».

GRUPOS DE CONVIVENCIA

CRITERIOS Uno de los asuntos que está generando más controversia es el diseño de los grupos de convivencia. La norma de la Consejería de Educación y Deporte establece la posibilidad de crear grupos de convivencia dentro de los cuales los niños puedan estar sin mascarilla ni distancia de seguridad. Así, el colegio Cervantes, por ejemplo, ha decidido establecer como criterio que los niños de Infantil y primer ciclo de Primaria se consideren grupos de convivencia, para lo cual tienen que garantizar que no contacten en ningún momento con el resto de alumnos. Criterio parecido han utilizado en otros centros públicos y concertados como el CEIP Antonio Gala, Turruñuelos o el colegio de la Compañía de María de Puente Genil. Además de distinguir espacios distintos para los recreos, serán los profesores, que ellos sí, nunca podrán quitarse la mascarilla, quienes entren y salgan de las clases en lugar de los alumnos. Los directores de los centros se preguntan qué fiabilidad tiene el diseño de grupos de convivencia dentro de un colegio cuando a la salida del aula y en las propias casas, entre hermanos, todos volverán a estar juntos. «Entendemos que la separación es por si hay un caso de contagio no hay que aislar a todo el colegio, sino al grupo de convivencia concreto, pero si se da un caso en un centro difícilmente los padres mandarán a los hijos a clase aunque el contagiado esté en otro grupo», señalan.

La presidenta de los directores de centros de Infantil y Primaria, Isabel Bernal, asegura que «los equipos directivos están trabajando a marchas forzadas para diseñar estos protocolos, pero hay muchas dudas y medidas que son difícilmente aplicables o que son más factibles en unos centros que otros en función de sus dimensiones, la población escolar o los recursos de que disponga». El uso de los baños es un ejemplo claro. El protocolo de la Junta señala que hay que tener un protocolo específico que prevea el uso de los servicios y aseos. En este punto, hay colegios que preven una limpieza y desinfección después de cada recreo y fijar turnos de uso durante el horario de clase. Otros no tienen claro que este patrón sea suficiente para evitar contagios. «Hay colegios que no disponen de un número de baños suficientes para separar al menos a los grupos de convivencia y no se puede desinfectar un baño cada vez que un niño lo utiliza», explica Bernal.

LIBROS Y MATERIAL ESCOLAR

NO SE COMPARTE NADA Con la idea de reducir los riesgos, todos los centros están optando por que no se comparta ningún material escolar. Para evitarlo, la mayoría prevé que los libros de texto se queden en casa y, en clase, utilicen los libros digitales. El material de clase, sobre todo entre los más pequeños, se separará «en cajas, en bandejas...» con los nombres de cada niño. La falta de recursos está muy presente también en el plan B, el establecido para su puesta en marcha en caso de confinamiento. «La brecha digital sigue existiendo, se ha dotado a muchas familias de tablets, pero hay otras que no disponen de ese material ni tampoco de formación». Para evitar esas lagunas, hay centros como algunos de Escuelas Católicas, que han optado por dar cursos a los padres. La patronal concertada señala además que «la brecha digital no se da solo en las familias sin recursos, también en las familias numerosas donde puede haber uno o dos ordenadores, pero no hay uno para cada niño y otro más o dos si los padres teletrabajan, por lo que el seguimiento de las clases es complicado».

TEMPERATURA

UNOS SÍ Y OTROS NO Las medidas de seguridad fijadas para prevenir contagios no serán estándares en todos los centros. Más allá del uso de hidrogel y mascarilla (que la Junta proporcionará a los docentes) y de intentar mantener las distancias de seguridad al máximo, hay cuestiones como tomar la temperatura a la entrada al centro que cada uno hará según su criterio. Mientras centros pequeños como el CEIP Antonio Gala han comprado termómetros para medir la temperatura a los alumnos, otros más grandes como el de la Compañía de María de Puente Genil no lo harán. «Necesitaríamos cámaras de infrarrojos como las de Barajas o una hora extra para medir la temperatura a 700 niños antes de entrar a clase, por eso vamos a hablar con las familias para que asuman su cuota de responsabilidad y que sean ellos quienes midan la temperatura de sus hijos antes de traerlos al colegio», señala su director, Antonio Guerra.

COMEDOR

POR GRUPOS Los centros consultados señalan que será «muy complicado». De momento, prevén mantener en el comedor los grupos de convivencia, lo que requerirá establecer turnos diferenciados que habrá que definir en septiembre.