Las organizaciones agrarias COAG y UPA han dado a conocer su balance del pasado año 2018, documentos en los que pintan un negro análisis de la actividad y unas muy pocas prometedoras expectativas para el año recién estrenado.

Así, COAG ha destacado que «la espiral alcista de los costes de producción impide que el aumento del 3,4% de la renta agraria llegue al bolsillo de los agricultores». Los datos de COAG son contundentes al señalar el fuerte incremento en energía y lubricantes (un 13,5%), fertilizantes (8,4%), servicios financieros (7,3%) semillas y plantones (6,3%) y gastos veterinarios, que fija en un 5%. De hecho, COAG cifra en 23.199 millones de euros en términos corrientes los consumos intermedios, la cifra más alta de la serie de los últimos años.

De esta manera, los costes se comen «la subida del dato de la renta agraria», que ha venido motivada por «una mayor producción de cereales (43%), plantas forrajeras (25%) y vino (18%)», aunque con el descenso de precios agrícolas y ganaderos en general, que deja el dato final en un 3,4%.

A 15 AÑOS / Sin embargo, es a 15 años vista cuando más se aprecia el desequilibrio entre el aumento de costes, que en general se han encarecido en un 56%, frente al leve incremento de la renta, que se ha limitado al 13%. UPA coincide en buena parte con el diagnóstico y ha destacado del 2018 sus «precios regresivos y costes progresivos». Más aún, «2018 será recordado por los agricultores y ganaderos como un mal año por su falta de equilibrio», ya que «las desproporciones entre los cuatro factores que componen la renta agraria (volumen de las producciones, precios de venta, costes de producción y ayudas) han tenido un impacto negativo en los pequeños y medianos productores. Una dramática realidad en el campo que, sin embargo, ha sido invisibilizada y maquillada por los positivos datos macroeconómicos».

Capítulo aparte, UPA ha destacado las incidencias meteorológicas, menores que las del 2017, con el mayor periodo anual de sequía de la historia de la Península, pero aun así sensibles aunque muchos cultivos hayan tenido un «nivel óptimo» que, sin embargo, se han visto acompañados por precios muy bajos.