La Asociación de Vecinos La Palabra ha sido la última en llegar al barrio, pero forman parte de ella personas que, como Ana Sánchez, su presidenta, llevan más de 30 años viviendo y trabajando por Moreras desde distintos colectivos.

Cuenta que en los últimos años el barrio ha cambiado considerablemente y que han quedado atrás los años duros en los que el consumo y el tráfico de estupefacientes estaban a la orden del día. Cree que la cosa, ahora, está más calmada, aunque la espada de Damocles sigue en alto. A pesar de todo, considera que la vida en Moreras es tranquila.

Ana destaca que aunque la calidad de vida de los vecinos mejoró considerablemente con la entrega de las viviendas sociales, hoy estos edificios necesitan mejoras porque se han ido deteriorando con el paso del tiempo. Y esto se ha convertido en una de las principales reivindicaciones del colectivo.

Coincide con otra asociación del barrio en la necesidad de aumentar la orientación laboral y la formación de los vecinos. Pero además pide una mayor atención al barrio porque «como sigan dejándolo como está acabará con un deterioro que no tendrá recuperación».