La Brigada de Infantería Guzmán el Bueno X celebró ayer el día de la unidad y la festividad de la Inmaculada Concepción, patrona de Infantería, con una parada militar en la base de Cerro Muriano, en la que participaron más de 2.000 militares. El solemne acto castrense fue presidido por el teniente general jefe del Mando de Personal del Ejército de Tierra, Teodoro Baños Alonso, y asistieron la alcaldesa de Córdoba, Isabel Ambrosio, y la subdelegada del Gobierno, Rafaela Valenzuela, entre otras autoridades civiles y militares.

Durante el acto se entregaron los premios y reconocimientos Guzmán el Bueno y las recompensas militares del 2018. El premio Guzmán el Bueno, que se concede al personal civil o militar ajeno a la BRI X que con su labor contribuya a engrandecer la imagen de la Brigada, ha sido en esta edición para la profesora de inglés Miriam Urbano Romero, «por su compromiso y esfuerzo en el campo de la cultura y la enseñanza, que han potenciado a nivel individual y colectivo el conocimiento del idioma inglés en la Brigada, aumentando de manera considerable la preparación de sus componentes».

Asimismo, se entregó el reconocimiento Guzmán el Bueno «por sus excelentes virtudes y valores militares que ha mostrado durante el 2018, siendo un ejemplo para todos los componentes de la institución militar y modelo para la sociedad por reflejar los valores castrenses» al brigada Manuel Cala Alcántara, del regimiento de infantería La Reina 2. El brigada Cala, según se explicó en la entrega de la distinción, «ha mostrado excelentes virtudes militares en colaboraciones y misiones internacionales».

ACCIONES MERITORIAS / También se distinguió al sargento Julio García García, que salvó la vida a un hombre que sufrió un infarto en un bar de Cerro Muriano, le practicó la reanimación cardiopulmonar a la víctima y consiguió estabilizarla y mantener sus constantes vitales hasta la llegada de los servicios sanitarios.

Otro de los reconocimientos ha sido para el soldado José Luis Carmona Pavón, que logró impedir un robo con violencia en una calle de Córdoba, y retuvo al infractor hasta la llegada de los cuerpos de seguridad del Estado.

El Premio Capitán distinguido de la orden de Guzmán el Bueno «por los méritos contraídos como miembro de la orden desde su creación, porque ha fomentado sus valores con un compromiso y esfuerzo ejemplares como jefe de compañía, ha demostrado una intachable conducta y ha contribuido a elevar el prestigio de la Brigada» ha sido para el capitán Francisco Jesús Hueso Quero, del regimiento de infantería La Reina número 2.

Entre las condecoraciones que han impuesto se incluyen las de la real orden de San Hermenegildo, la del mérito militar y las de la constancia en el servicio.

El general jefe de la Brigada X, Aroldo Lázaro Sáenz, felicitó a todos los premiados, haciendo énfasis en la labor realizada por Mirian Urbano, a quien mostró el agradecimiento de todos los miembros de la BRI X. También dio la enhorabuena a todos los galardonados con los premios Guzmán el Bueno y a quienes habían recibido las condecoraciones que, recordó, «son recompensa a vuestras virtudes militares, sacrificios, entrega diaria y larga trayectoria de servicio ejemplar. Sois un ejemplo para nosotros».

También destacó las tres corbatas que fueron impuestas ayer en el guión del regimiento de infantería La Reina 2, por su participación en tres conflictos bélicos ocurridos en el siglo XVIII, «engrosando así su gran bagaje histórico», destacó el general Lázaro, que también hizo mención a todos los efectivos que realizan misiones internacionales. Por último quiso dedicar una atención especial a las familias de los miliares, que integraban el público. «Con vuestra generosa comprensión, silencioso apoyo y resignada respuesta al acompañarnos en esta sacrificada profesión, hacéis gala de los mejores valores y por ello todo nuestro reconocimiento», destacó Aroldo Lázaro.

Tras su intervención se rindió un homenaje a los caídos y el acto terminó con un desfile militar en el que se escucharon los primeros aplausos, puesto que el acto fue seguido con un respetuoso silencio, apenas roto por las voces de los más pequeños.