El expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa comentó a Efe tras ser condenado por la Audiencia Nacional a seis años de prisión por el uso de las polémicas tarjetas black que estaba "sereno" y confiaba en la justicia.

Aunque el exbanquero no ocultaba su preocupación por los frentes judiciales que tenía abiertos, trasladó en una conversación informal con esta agencia, a finales de febrero, que confiaba en que el Tribunal Supremo viese "de otra forma" lo que habían sido las tarjetas para usos personales de la antigua cúpula de Caja Madrid.

Miguel Blesa, que ha aparecido muerto hoy de un disparo en el pecho con una escopeta de caza en una finca de Córdoba, consideraba que la pena de seis años de cárcel impuesta por la Audiencia Nacional era un "disparate".

De hecho, reconoció entonces que le costaba dar crédito a una condena de tal magnitud tras los argumentos expuestos durante el juicio y lamentaba que el tribunal, en su opinión, se limitara a reproducir las tesis del fiscal Anticorrupción Alejandro Luzón.

Poco después recibió "por fin una buena noticia", cuando la Audiencia Nacional decidió a principios de marzo que tanto él como Rato continuaran en libertad y sin medidas cautelares a la espera de que fuera firme la sentencia que les condenó a seis y cuatro años y medio de cárcel, respectivamente, por las black.

"Sin perder el ánimo", el exbanquero trasladó a Efe que estuvo dedicado durante toda la Semana Santa a ultimar el recurso de casación que presentaría unos días más tarde ante el Tribunal Supremo con la esperanza de que el alto tribunal revocase su condena.

En ese escrito, el que fuera presidente de Caja Madrid argumentaba que la Audiencia Nacional le había impuesto una pena en base a unas pruebas obtenidas de forma ilícita, con las que se vulneró su derecho a la intimidad económica, después de conocerse que gastó durante años 436.688 euros.

Junto a él fueron condenados los otros 64 usuarios de las visas, entre ellos su sucesor al frente de la entidad, Rodrigo Rato, que también recurrió el fallo.

En el documento presentado al Supremo a mediados de abril, Blesa alegaba que la obtención de los datos no contó con la pertinente autorización judicial, ya que se accedió sin su consentimiento a una información de Caja Madrid que fue posteriormente usada por los servicios de Bankia.

Esta información, lo que se conoció durante el juicio como la hoja Excel, recoge "supuestas disposiciones" de Blesa, a las que Bankia accedió antes de comunicarlo al FROB o a la Fiscalía.

Estos gastos, sostenía Blesa, no eran sino un medio de disponer de una retribución, y ni siquiera eran propiedad de Bankia, sino de Caja Madrid y posteriormente de la Fundación Montemadrid.

El banquero insistía en que no constaba una autorización legal a Bankia para obtener esta información sobre los titulares de las tarjetas o sobre los gastos efectuados con ellas y confiaba en que estos fueran motivos más que suficientes para que el Supremo revocara su condena.

Sin embargo, antes de que el alto tribunal haya dado su opinión y mientras seguía "por el momento, sin novedades", Blesa ha fallecido de un disparo en lo que parece un suicidio, a menos de tres semanas para que cumpliera 70 años.