El Black Friday, que inaugura la temporada de compras navideñas, ha puesto algo de luz a los comerciantes, uno de los sectores más afectados por las restricciones por el coronavirus, pero no la suficiente porque el día de lluvia no fue precisamente un reclamo para los clientes y porque los comercios siguen teniendo que cerrar a las 18.00 horas.

Manuel Blasco, presidente de Centro Córdoba, señalaba ayer que aunque hubo un ligero repunte de ventas respecto a días anteriores ha sido poco significativo. De hecho, las ventas cayeron alrededor de un 60% respecto del año anterior en este centro comercial abierto. Además del agua, que para Blasco fue «el remate», los comercios de la zona centro de Córdoba se han visto especialmente afectados por el cierre perimetral de todos los municipios, ya que, en estas fechas, solían recibir a muchos clientes de la provincia que este año no han podido acudir a su cita anual.

En la misma línea el presidente de Comercio Córdoba, Rafael Bados, indicaba que aunque «ha sido un viernes mejor que el de la semana pasada» tampoco se ha caracterizado por ser «especialmente bueno», ya que «el volumen de ventas no ha sido importante» y «por supuesto, no equiparable al de otros años».

Tanto Blasco como Bados coincidieron en señalar que el sector vive un momento de incertidumbre y que atraviesa una situación «delicada» y mostraron su confianza en que en breve el gobierno de la Junta de Andalucía flexibilice los horarios de los comercios.

Pero no todo fueron malas noticias. El Centro Comercial el Arcángel registró ayer un incremento de visitantes del 22% respecto del pasado viernes y recibió a más de 10.000 personas, la mayoría de ellas entre las 16:15 y las 17.15, según explicó su gerente, Rosario Salas. No obstante resaltaba que «necesitamos que la afluencia haya ido de la mano de las compras y que esa satisfacción en cuanto afluencia también la compartan nuestros comerciantes».