Los Jardines de la Agricultura, conocidos también como de los Patos, tenían ayer algo más actividad de lo habitual. El edificio de la biblioteca que el Ministerio de Cultura dejó parado a medio ejecutar en octubre del 2016 para tramitar la modificación del proyecto con el fin de adaptarlo a la nueva normativa de eficiencia energética volvía a tener camiones entrando y saliendo de la obra y trabajadores preparando el terreno en el que poco a poco se irá viendo más movimiento. Las previsiones de Cultura son que a lo largo del mes de abril los trabajos que empezaron ayer estén a pleno rendimiento.

Después de resolver el contrato con la adjudicataria, Banasa, el Ministerio de Cultura ha optado por encargar a la empresa pública Tragsa la reanudación de las obras que empezaron en diciembre del 2014 y que debían estar terminadas en mayo del 2018. Tragsa se encargará de terminar la biblioteca que ocupa el espacio que dejó libre la antigua rosaleda de los jardines por un presupuesto de 9,7 millones y en un plazo de año y medio, por lo que la obra debe estar acabada para finales del año que viene. Después, hará falta un año más para llenar este nuevo espacio de cultura de contenido.

Con la reactivación de esta obra, ya solo quedan dos proyectos paralizados, el del centro de convenciones del Parque Joyero y el de la antigua Normal de Magisterio, que dependen del Ayuntamiento. A la espera de reinicio continúan también las obras de un tramo de la ronda Norte, actuación que quedó parada en el 2008 y que era de iniciativa privada pero que ejecutará la Gerencia de Urbanismo con el dinero del aval. A la espera de reinicio se encuentra la urbanización de la antigua Azucarera de Villarrubia, paralizada también desde hace una década y que Urbanismo retomará con el dinero de otro aval.

En el tiempo durante el que estuvo activa la obra de la biblioteca, no dejó de deparar sorpresas, entre ellas un muro califal que quedará integrado en el edificio y que contribuirá a combinar pasado, presente y futuro.