La Batalla de las Flores será el domingo 30 de abril a las 12 de la mañana en el Paseo de la Victoria, si no llueve. Si las previsiones metereológicas siguen contemplando la posibilidad de que llueva por la mañana, los organizadores pasarán la cita que abre el Mayo Festivo a la tarde. La decisión, en cualquier caso, se tomará el viernes y se anunciará con tiempo para que los que quieran participar se organicen.

Así lo explicaron ayer la concejala de Promoción de la ciudad, Carmen González, y el presidente de la Federación de Peñas de Córdoba, Alfonso Morales, en la presentación de esta particular cita, que este año tampoco se celebrará el Primero de Mayo sino un día antes. De hecho, el año pasado, los organizadores de la fiesta ya acordaron desvincular la Batalla de las Flores de la jornada más reivindicativa por antonomasia para los sindicatos, ya que ambas citas han coincidido muchos años en el mismo espacio del Paseo de la Victoria.

Según informaron ayer sus organizadores, la Batalla de las Flores contará en esta edición con alrededor de 100.000 claveles, que serán la única munición que podrá utilizarse en esta particular contienda que enfrenta a los ciudadanos y permite tirar claveles también a los políticos locales que se presten a estar en la tribuna de autoridades. En esta edición habrá un total de 15 carrozas (una de ellas será para la miss de las peñas y su corte), que circularán en el Paseo de la Victoria entre las calles López de Hoces y Ronda de los Tejares. Como todos los años, dichas carrozas han sido montadas y decoradas por la Federación de Peñas, responsable de la batalla en colaboración con el Ayuntamiento de Córdoba. El acompañamiento musical correrá a cargo este año de la Banda de la Agrupación Musical del Cristo del Amor.

«Ésta es la única batalla que vamos a abogar por mantener, a clavelazo limpio», afirmó ayer Carmen González. El presidente de los peñistas, por su parte, recordó ayer que la primera vez que se celebró esta batalla fue en 1915, aunque no hay testimonios escritos que lo atestigüen, y que fue en el arranque de la década de los 30 cuando se consolidó como una de las citas más populares de la primavera. Tras el paréntesis de la guerra y la posguerra la cita regresó al calendario festivo a finales de los años 40 o principios de los 50, tiempo en el que el Regimiento de Lepanto se encargaba fundamentalmente de su organización y del montaje de las carrozas participantes. Con la llegada de la democracia fue la Federación de Peñas Cordobesas quien se encargó de retomar esta tradición «emblemática por antigüedad y significado», según indicó la concejala socialista Carmen González en la presentación de la cita.

TRABAJO Y CARIÑO // Alfonso Morales, por su parte, destacó también «el trabajo y el cariño» que los peñistas ponen en la elaboración cada año de sus carrozas, mientras que la concejala de Promoción las calificó de «espectaculares obras de arte efímeras». De hecho, desde el mes de octubre los peñistas de toda la ciudad se afanan en el montaje de estas carrozas, que se utilizan, además de en la Batalla de las Flores, en las romerías de Santo Domingo y Linares de la ciudad.