Los barrios de la Fuensanta y Santuario forman parte de las nuevas propuestas urbanísticas que se llevaron a cabo en Córdoba a partir de los años 60, una década en la que se produjo un importante flujo migratorio del campo a la ciudad.

Córdoba, como el resto de capitales españolas, estaba sumida en aquella época en un proceso de expansión urbanística, al calor del Plan General de Ordenación Urbana de 1958, que planeaba el crecimiento de la urbe por el sureste, en una zona repleta de huertas situada junto al Santuario de la Fuensanta. Este santuario se fundó en 1450 para conmemorar un milagro de la Virgen, que libró de la enfermedad a la mujer e hija de Gonzalo García con las aguas curativas de un pozo ubicado donde hoy se encuentra el templo, según relata Teodomiro Ramírez de Arellano en sus Paseos por Córdoba.

El 25 de agosto de 1964 Diario CÓRDOBA informaba con detalle de las tareas de allanamiento de los terrenos del Polígono de Fuensanta y Santuario, un total de 44,5 hectáreas. Junto a ello contaba el proceso de derrumbe de las viviendas ubicadas en aquella zona de huertas, «viejas carcasas carcomidas por el tiempo» que cederían el paso a «un nuevo concepto de la habitabilidad urbana». Se trataba de una «ambiciosa obra del Ministerio de la Vivienda que va a dar vida real a un grandioso proyecto en nuestra ciudad».

El plan era construir, en una primera fase, 1.700 viviendas subvencionadas, una tarea que el Ministerio confió a la Obra Sindical del Hogar y que contó con el respaldo económico de la Caja Provincial de Ahorros.

El Ministerio veló por la lucha contra la especulación del suelo en estos terrenos, como quiso dejar claro el delegado provincial del Ministerio de la Vivienda en 1968, Rueda Serrano, en una entrevista concedida a Diario CÓRDOBA. En ella subrayaba, además, que el Ministerio de Vivienda estaba pendiende en aquella fecha de la adjudicación de 16 parcelas en la Fuensanta para la construcción de casi 540 viviendas, «la mayor parte de las cuales se han de promover por cooperativas que las tienen solicitadas y que han desarrollado y van a desarrollar una labor social inestimable».

Las obras seguirían avanzando poco a poco y en diferentes fases. La tercera incluyó la urbanización de Santuario y la edificación de unos edificios levantados bajo una nueva fórmula de financiación que se adjudicó en Córdoba por primera vez. Esta fórmula facilitaba a todos los trabajadores encuadrados en los antiguos sindicatos verticales la adquisición de sus futuras viviendas con unas buenas ventajas de crédito.

Mientras, la Caja Provincial de Ahorros se anunciaba en las páginas de los periódicos en 1972 para dar a conocer una promoción de 1.190 viviendas en Santuario y Fuensanta acogidas en régimen de protección oficial subvencionadas.

Se trataba de seis tipos de pisos con una superficie de 70, 80 o 158 metros cuadrados, y cuyos precios se fijaron en 269.000 pesetas para los más pequeños, 335.000 para los medianos y 662.000 para los más grandes.

Las hipotecas se establecieron entre las 2.800 y las 6.000 pesetas mensuales, como máximo, y se ofrecía a los compradores una bonificación del 90% de la contribución territorial urbana durante veinte años.

Junto a las viviendas, las zonas verdes y espacios comunes se levantaron importantes equipamientos vecinales, como el Club Santuario, que se convirtió en uno de los lugares más concurridos de la época. Sus piscinas y pistas de tenis hicieron las delicias de los vecinos en los 70.

En total, se urbanizaron cerca de 10.000 metros cuadrados destinados a club social que incluía servicios varios, como restaurante, peluquería, salón de actos o biblioteca. Hoy esas instalaciones, ya modernizadas, forman parte del Instituto Municipal de Deportes de Córdoba y cuatro décadas después de que abriera sus puertas continúa siendo un espacio deportivo al que cada día acuden cientos de cordobeses.