La Axerquía, el antiguo arrabal de época musulmana y la zona residencial que se fundó fuera de la medina, es una gran extensión de terreno que hoy forma parte del casco histórico de Córdoba, uno de los más grandes de Europa. En esta zona se encuentran algunos de los barrios más castizos de la ciudad, barrios con solera en los que, desde hace más de mil años, fluye la vida con el continuo ir y venir de sus habitantes.

En la parte más oriental de la Axerquía, allí donde la ciudad cerraba sus puertas al enemigo y a las epidemias y las abría a la fertilidad de los campos y a los mensajeros de los distintos reinos del norte, se encuentra San Lorenzo, una de las collaciones que mandó crear el Fernando III el Santo tras arrebatar la ciudad a los musulmanes.

templos y colegios

San Lorenzo se estructuró en torno a la parroquia que dio nombre al barrio, una joya arquitectónica levantada entre los siglos XIII y XVI y un templo singular por su diseño, ya que cuenta con una entrada porticada con tres arcos, sobre la que destaca un hermoso rosetón.

La torre de la iglesia, construida sobre el alminar de una antigua mezquita, fue modificada en el siglo XVI por el arquitecto Fernán Ruiz II, quien le añadió otros tres cuerpos y que, según redactó Teodomiro Ramírez de Arellano en sus Paseos por Córdoba se convirtió en «una de las más gallardas de la ciudad».

Pero si de algo puede presumir este barrio es de tener entre sus calles un considerable número de templos, ya que en su ámbito geográfico, además de la parroquia que puso nombre a la collación, se encuentran otras tres: la iglesia de Cristo de Gracia, la iglesia de María Auxiliadora y la basílica menor del Juramento de San Rafael.

La primera de ellas, la del Cristo de Gracia, también conocida como El Rescatado, es la más antigua de las tres y custodia en su interior la imagen del Santísimo Cristo de Gracia, El Esparraguero, una de las más populares de la ciudad. Esta iglesia formó parte del antiguo convento de los Trinitarios, fundado a principios del siglo XVII, según Ramírez de Arellano, que se transformó en el Colegio de los Trinitarios en la década de los 70.

El centro se encuentra situado junto a la Muralla del Marrubial, erigida en los siglos XI y XII por los almorávides, y frente a la desaparecida Puerta de Plasencia, derribada en 1879.

No muy lejos de allí se encuentra la basílica menor del Juramento de San Rafael, construida, según el mismo autor, sobre la casa en la que vivió el Padre Roelas, a quien en el siglo XVI, según la tradición, se le apareció San Rafael para anunciarle que pondría fin a la epidemia de peste que azotaba la ciudad. Éste fue el origen del nombramiento del Arcángel como Custodio de Córdoba. El templo comenzó a construirse en el siglo XVIII pero se hizo pequeño ante la devoción que despertó el Arcángel, por lo que se transformó en iglesia a finales del siglo XVIII, cuando adquirió su fisonomía actual.

La última de las iglesias levantadas en el barrio fue la de María Auxiliadora, construida a principios del siglo XX, tras la fundación del colegio de los Salesianos de Córdoba, en 1901. El 2 de diciembre de aquel año, desde las páginas del Defensor de Córdoba, diario liberal-conservador, se informaba de la inauguración del centro educativo, un acto en el que una banda compuesta por «32 niños, pequeños todos ellos» ponía el punto de partida para «una escuela para niños pobres».

motín del pan

Los vecinos de San Lorenzo, protagonizaron en el siglo XVII un levantamiento provocado por la hambruna de la época, el llamado Motín del Pan. El 6 de mayo de 1652 fallecía de inanición un joven en San Lorenzo. Esto hizo que la ciudad se levantara en armas, capitaneada, entre otros por Juan Tocino, que da nombre a una de las calles del barrio. La revuelta fue un éxito y gracias al empuje de los vecinos aquel año cada cordobés tuvo un trozo de pan sobre su mesa.